La filóloga
Olivia Henson sigue siendo un enigma para la mayor parte de la sociedad inglesa. Desde que
Hugh Grosvenor, duque de Westminster y el hombre más rico del Reino Unido,
anunciara su compromiso con ella, esta ejecutiva de cuentas de una empresa de gastronomía sostenible sigue siendo bastante desconocida. Poco se conoce de quien será esposa del hombre que heredó de su padre una inmensa fortuna y que es, además
ahijado del rey Carlos III y padrino de George, hijo de los príncipes de Gales.
La pareja anunció su compromiso la pasada primavera, y la noticia sorprendió dada la condición del novio:
el hombre más rico del Reino Unido, hijo de Gearld y Natalia Grosvenor y, por tanto, soltero de oro –si no de platino–, durante muchos años. La boda, que se prevé todo un acontecimiento de cifras millonarias, se celebrará el próximo 7 de junio en Chester, una localidad que pertenece al condado de Cheshire y que está muy cerca de Eaton Hall, la enorme finca familiar de los Grosvenor donde es más que probable que se celebre el banquete posterior.
La prometida del duque de Westminster, Olivia Henson, tiene 30 años y estudió en el prestigioso Marlborough College, donde también fueron alumnas
Kate Middleton, actual princesa de Gales, y
Eugenia de York, con la que llegó a coincidir y tratar. Después, Henson estudió Filología Hispánica en Dublín.
En la actualidad trabaja como responsable de cuentas en Belazu, una empresa B-Corp –cuenta con certificación de sostenibilidad y responsabilidad social– de venta online de productos gastronómicos de origen sostenible y mediterráneo.
Olivia Henson: solidaria y una boda deslucida
Belazu, la empresa donde trabaja la futura duquesa de Westminster, cuenta además con la Fundación Belazu. Se trata de una
organización solidaria que, según describen desde la web de la propia institución, «apoya proyectos alimentarios y educativos para niños y familias en el Reino Unido y en todo el Mediterráneo para promover la educación y la alimentación saludable e inspirar a las generaciones futuras».
El duque de Westminster y su prometida, Olivia Henson. /
gtres
La empresaria, que vive en Londres aunque su prometido reparte su tiempo entre la capital y la propiedad familiar en Cheshire, dejará probablemente este trabajo tras su boda. Una vez sea duquesa de Westminster, tendrá que dedicarse a las actividades propias del ducado y, sobre todo, de la
Fundación Westminster, dedicada a ofrecer ayuda a largo plazo a jóvenes vulnerables y que trabaja en estrecha colaboración con organizaciones que apoyan a familias, escuelas y comunidades locales.
Sobre la boda de los futuros duques de Westminster mucho se comentó y especuló en su momento. Pero tras los recientes acontecimientos acaecidos en la Familia Real, con la que Hugh Grosvenor tienen una íntima relación –recordemos que es ahijado del rey Carlos III y padrino de George,
el mayor de los hijos de Guillermo y Kate de Inglaterra–, las dudas acerca de la posible ausencia de los actuales reyes Carlos y Camilla o de los príncipes de Gales son cada vez mayores. Lo que sí se sabe ya es que el príncipe Harry, amigo del novio, ha declinado su invitación a la boda en un acto, parece, de discreción. Las malas relaciones con su padre y hermano parecen ser la causa de esta decisión
Olivia Henson, futura duquesa de Westminster y una finca española para millonarios
Pero nada parece que pueda eclipsar la que será una de las bodas más bonitas, lujosas y recordadas del ámbito royal del Reino Unido. El novio es el séptimo duque de Westminster, y tras la inesperada muerte de su padre Gerald Grosvenor –falleció de un infarto en 2016–, y con apenas 25 años heredó una fortuna de
9.300 millones de libras esterlinas. Además Hughie, como se le conoce familiarmente, es el principal gestor de los negocios millonarios que creó su padre.
La fortuna familiar de los Grosvenor se divide en tres áreas: la inmobiliaria, la inversora (especialmente en empresas alimentarias y agrícolas) y el Family Office, que gestiona las fincas rurales de la familia Grosvenor en el Reino Unido y España. Además de la ya mencionada Fundación Westminster dedicada a labores filantrópicas y otras actividades centradas en la conservación y divulgación de su
importantísimo patrimonio.
Recientemente se ha sabido que el duque de Westminster quiere liquidar la mayor parte de sus
negocios en España, uno de sus principales lugares de inversión y donde es dueño de edificios donde se ubican empresas como Naturgy o Unicaja, además de haber creado edificios de viviendas de lujo en los barrios más caros y exclusivos de Madrid.
Pero la «joya de la corona», del ducado en este caso, es la famosa
finca La Garganta, adquirida en 2001 por el fallecido padre del duque y ubicada en la provincia de Ciudad Real. Se trata de una vasta extensión en la que existe, además, un importante y enorme coto privado de caza y que se ha convertido en todos estos años en punto de encuentro y diversión cinegética de empresarios millonarios, aristócratas de toda procedencia y reyes como Carlos III de Inglaterra o el emérito don Juan Carlos.
