Y no tienen visos de cambiar a corto plazo.
Los coches que circulan por España son cada vez más viejos, es algo que puede parecer baladí, pero en realidad es un problema a multitud de niveles: son más contaminantes, gastan más combustible y tienen niveles de seguridad inferiores a los más modernos.
Pero, ¿a qué se debe esto? También es una suma de causas, pero vamos a centrarnos en tres razones que están entrelazadas entre sí y que ayudan a ver el problema de una manera global.
Eso sí, antes de ello es necesario tener claro cómo están las cosas en nuestro país en este momento.
La situación del parque móvil en España
En pocas palabras: mala. Pero ahí no podemos quedarnos, así que vamos a ver lo que dicen los datos.
Según un informe publicado por ANFAC en febrero, la antigüedad del parque móvil español tiene una media de 14,2 años, los vehículos con etiqueta Eco y Cero suponen solo el 5,7% del total, uno de cada cuatro tiene más de 20 años de antigüedad, el 29,4% no tiene etiqueta y el 29,8% luce la pegatina B en el parabrisas.
José López-Tafall, director general de ANFAC, señalaba: “Año tras año vemos con preocupación como nuestro parque automovilístico sigue envejeciendo. En 2023, ya superamos los 14 de años de antigüedad. Tan solo en la última década nuestro parque ha envejecido más de 3 años”.
“Y esto teniendo en cuenta que estamos en un proceso de descarbonización y en la transición hacia la movilidad cero emisiones. Es una situación alarmante para la que hay que actuar de inmediato”, apuntaba.
“Desde ANFAC insistimos en que hay que mejorar la eficiencia de los planes MOVES con ayudas directas a la compra y, al mismo tiempo, fomentar una fiscalidad que incentive la compra de vehículos electrificados”, añadía.
“Medidas de fuerte calado que junto con un mensaje de apoyo pleno desde la administración pública hagan ver al ciudadano que cualquier vehículo nuevo siempre será mejor que un vehículo viejo. Ya no solo en materia de sostenibilidad, sino también de eficiencia y, sobre todo, de seguridad”, concluía.
De esta manera, da con las claves sobre porque la situación actual es como es. Éstas son las tres razones muy preocupantes por las que los coches que circulan por España son cada vez más viejos.
Foco
Esto no es por parte de los conductores, si no de las instituciones. Actualmente se está apoyando la electrificación, lo que está bien, pero solo promulgando los coches híbridos enchufables y los eléctricos, un tipo de mecánicas, sobre todo la última, que todavía no están suficientemente maduras para el grueso de la población.
Es evidente que hay que renovar el parque automovilístico, pero es poco realista que alguien con un modelo de finales de los 90 se compre un utilitario de baterías con 300 km de autonomía. El choque es demasiado grande y, sinceramente, tampoco es necesario.
Cambiar una “locomotora” de hace 25 años por un gasolina o diésel actuales ya supondría un reemplazo mucho más eficiente (para el medio ambiente) y seguro (para todos los usuarios de la vía). Sin embargo, el problema es que desde las instituciones no se toman medidas que incentiven esto.
Ayudas
Así llegamos al siguiente punto: las ayudas que hay son pocas y, sobre todo, están mal enfocadas. El ciudadanos promedio todavía no está familiarizado con los coches eléctricos, así que ofrecerle ayudas para que se compre uno desembolsando, aún así, 30.000 euros, no es algo muy eficiente.
Para ayudar a la renovación del parque, además del Moves III enfocado a PHEV, EV y FCEV, sería bastante más productivo contar con ayudas, de menor cuantía, para adquirir vehículos nuevos con menor grado de electrificación o incluso directamente sin ella, porque un coche de 2024 es sencillamente más limpio que uno de 2001.
Esto lleva al último punto.
Precio
Como las ayudas están centradas exclusivamente en coches híbridos enchufables y coches eléctricos, a nivel estatal solo se ofrecen descuentos para coches que pasan de ser bastante o muy caros a simplemente medianamente caros o caros.
De esta manera, aquellos que tienen capital y pueden permitírselo, cambian sus vehículos por un etiqueta ECO o CERO, pero esos vehículos que reemplazan no es que sean precisamente los más antiguos del mercado.
Esos son propiedad de gente que, si tiene un coche con 20 años de antigüedad, en muchas ocasiones no es por gusto (haberlas, “haylas”, larga vida a los hierros), si no porque no pueden permitirse comprar un coche nuevo, porque no les llega el presupuesto.
No hay más que mirar la lista de los coches más vendidos del país, liderada por el correcto pero humilde Dacia Sandero y con crecimientos espectaculares como el del MG ZS, para entender que el español promedio no se compra el coche que quiere, si no el que puede permitirse… y esos son cada vez menos.
El precio de los coches nuevos ha crecido durante los últimos años (todavía colean, teóricamente, las consecuencias de la crisis de los microchips, aunque ya han pasado 4 años de aquello) y mirar al mercado de segunda mano tampoco es una opción, puesto que en 2023 alcanzaron en el país sus máximos históricos.
