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sábado, noviembre 23, 2024

Cuatro cuidados básicos que necesitan las plantas de tu terraza y el césped del jardín antes de que llegue el frío

Es importante cuidar de tus plantas con la llegada del frío.

Es importante cuidar de tus plantas con la llegada del frío. /
pexels

Hemos despedido oficialmente el verano y damos la
bienvenida al otoño con una notable bajada de temperatura y los primeros días de lluvia. Así que además de hacer el cambio de armario, toca empezar a adaptar la rutina de
cuidados de nuestras plantas de exterior
a la nueva estación.

La llegada del otoño (incluso del invierno) no tiene por qué significar que dejamos de disfrutar de los espacios exteriores de nuestra casa: bastará con adaptar nuestra
terraza o jardín al frío y a la lluvia
para seguir sacándolos todo el partido. Y
nuestras plantas no iban a ser una excepción.

Para que nuestras plantas encuentren todo su esplendor durante la primavera y el verano, hemos tenido que cuidarlas bien los meses previos. Por eso, septiembre es
un momento ideal para plantar jazmín de invierno, claveles y pasiflora, además de plantas bulbosas como el narciso, el azafrán, el ciclamen, el jacinto o las azucenas.

Además, este comienzo de otoño es el momento perfecto de transplantar margaritas, pensamientos, alhelíes, geranios o prímulas, dividir las ponías, podar los rosales y la lavanda (y, de paso, hacer saquitos aromáticos para perfumar tus armarios durante el resto del año) o
sacar esquejes de las hortensias, el romero o la madreselva.


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Cuidados básicos del jardín en otoño

Pero no nos engañemos, los meses de otoño y, sobre todo, invierno son los que exigen los cuidados más delicados para las plantas de exterior, que deben estar preparadas para el frío y para sobrevivir a las bajas temperaturas, a las heladas o las fuertes lluvias, mientras
permanecer en letargo o hibernación hasta que renazcan y vuelvan a mostrarse en su mejor versión en primavera.

1. Protege tus plantas

La mejor opción es
crear un invernadero (de cristal o plástico) para resguardar tus plantas de exterior durante los meses más fríos, pero si por espacio y logística te resulta imposible, puedes optar por
taparlas lonas o plásticos para evitar que se vean afectadas por la nieve o el viento.

Si están plantadas en macetas, es conveniente que las pegues lo máximo posible a la pared de tu casa para que no estén tan expuestas al frío y si hay previstas grandes heladas, cúbrelas por completo antes del anochecer. Además, si tienes árboles,
cubre sus troncos con cartón, plástico o mantas térmicas.


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2. Cuándo hay que regar en otoño

El aumento de las precipitaciones durante el otoño, unido a que en los meses más fríos las plantas hibernan y necesitan menos nutrientes para sobrevivir, hace que en esta época sea necesario
disminuir la frecuencia de riego, que deberá hacerse siempre a las horas más cálidas del día: para el césped, bastará con hacerlo dos o tres veces a la semana; para el resto de plantas, los expertos recomiendan ir reduciendo la frecuencia de riego hasta que veas que el agua no se queda encharcada en la tierra.

3. Cuidados especiales del césped en otoño

Para que en verano el césped sea una impoluta alfombra verde hay que extremar los cuidados en otoño e invierno. Lo primero que tendrás que hacer es
quitar las malas hierbas, que podrían robar los nutrientes y propiciar la aparición de plagas y hongos, y limpiar la superficie de hojas. Después, escarificarlo y
airearlo con un rodillo de púas y echarle fertilizante bajo en nitrógeno y rico en potasio.

Además, es conveniente cortarlo
más largo de lo normal (entre 5 y 7 centímetros) para así proteger las raíces, mantener la humedad en el suelo y fomentar un crecimiento más saludable. Los expertos recomiendan cortarlo por última vez en noviembre, «ya que el césped largo aprovechará mejor una menor cantidad de luz solar y ser así más resistente ante malas hierbas y musgo».

4. Cuidados del suelo en otoño

Según nos recuerdan los expertos de Verdecora, «el frío, las heladas y la nieve tienden a compactar el terreno. Por esa razón, es importante aplicar un abono orgánico al suelo, como el compost o el
humus de lombriz«, con los que enriqueceremos el sustrato, mejoraremos la aireación y favoreceremos la fauna microbiana. Además, recomiendan que »para que nuestro abonado de fondo consiga su objetivo, lo ideal es remover la tierra y mezclarla con el fertilizante. Y sumamente importante: llevar a cabo esta labor
lejos de las raíces para evitar dañarlas«.

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