23 C
Aguascalientes
domingo, diciembre 14, 2025

La villa que no puede faltar en tu ruta por Valladolid: un histórico tratado, un monasterio y el triste destino de una reina

Compartir

Es curioso lo mucho que se presta Tordesillas a la poesía, por no enumerar la veces en que aparece en las páginas de Delibes. Así lo quiso la historia, cuyos avatares hicieron a esta ciudad la «muy ilustre, antigua, coronada, leal y nobilísima villa» que es. En la propia página de Turismo de Valladolid leemos que está «en el centro de las intrigas de la Castilla adolescente», que «cuaja como urbe mientras los Reyes Católicos se reparten el mundo con Portugal», que aquí «se marcó una línea en la Mar Océana y el Nuevo Mundo», y que el desaparecido Palacio Real acogió durante más de cuatro décadas (de 1509 a 1555) a la última Trastámara, la reina Juana I de Castilla, la llamada Loca, que en realidad no lo fue tanto.

Así queda todo dicho, o casi. Porque también se podría aludir a las Casas del Tratado, donde se selló dicho acuerdo, o a los insignes muros del Real Monasterio de Santa Clara (1340), adonde iremos. Y en un giro machadiano, pero en Valladolid y no en Soria, apelar al rumor del Duero que cruza el puente, medieval en origen y testigo del paso de los siglos con sus atentos diez ojos, para luego centrarnos en su plaza grande y sus callejas, por las que se pasearon tantos y tantos reyes y reinas.

Tordesillas ha pasado también a la historia como señorío de reinas y amantes reales. Fue de la noble castellana Leonor de Guzmán, amante de Alfonso XI; y de la reina María de Portugal, a la que se la entregó su hijo Pedro I, para luego dársela a su amante, María de Padilla. Después la recibiría Leonor de Aragón de manos de su esposo, Juan I, que más tarde se la otorgó a su segunda mujer, la infanta Beatriz de Portugal, quien la ostentó hasta 1385, año en que ya fue reincorporada a la Corona. Aún quedaban años para que entrara en escena la mítica Juana.

Un cruce de caminos castellanoleonés

Queda clara entonces la importancia de esta ciudad en la historia de España, que además es sinónimo de excelencia gastronómica y buen vino. De hecho, está en la Ruta del Vino de Rueda, en la comarca de Tierra del Vino. Además, cruce de caminos entre Valladolid, a apenas treinta kilómetros; Zamora, a unos setenta, y Salamanca, a cerca de noventa. Se podría añadir incluso a las más lejanas Ávila, a 110, y Segovia, a 140. Entre todas ellas anda, a 701 metros sobre el nivel del mar, en un territorio llano, cuya horizontalidad solo rompen por el norte los montes Torozos. Y, ya puestos, otro dato: se halla a solo dos horas de Madrid.


Tordesillas desde el río con las Casas del Tratado a un lado y San Antolín a otro.


TURISMO CASTILLA Y LEÓN

La verdad es que visitarla es viajar a 1494, cuando se firmó el Tratado de Tordesillas entre los Reyes Católicos y Juan II de Portugal, por el cual quedó establecido el reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y el Nuevo Mundo, evitando así un conflicto de intereses entre ambos reinos. La firma tuvo lugar en las llamadas, precisamente, Casas del Tratado de Tordesillas, dos palacios unidos mirando al río que son también museo.

Qué puedes ver en Tordesillas

También esta ciudad gozó en el pasado de muralla, de la que se conservan escasos vestigios. El propio puente llegó a tener su fortificación. Protegía un casco urbano articulado en torno a la plaza Mayor, que, tal y como la vemos, data del siglo XVII, es porticada y presenta casas de dos pisos que se abren en ventanales y balcones, diseñados para asistir a fiestas y espectáculos, como era costumbre. Basta pensar en el madrileño Chinchón o en el también vallisoletano Peñafiel, cuyas plazas son auténticos teatros al aire libre; o mejor dicho, corrales de comedias.


Las Casas del Tratado, donde España y Portugal se repartieron las tierras de ultramar.


TURISMO CASTILLA Y LEÓN

Como era de esperar, Tordesillas está también lleno de iglesias. La de San Antolín, con porte de castillo, data del siglo XV, tiene una sola nave, alberga la capilla de los Alderete, con una balaustrada con pináculos de estilo gótico flamígero, y el Museo de Arte Sacro, con piezas procedentes de otros edificios tordesillanos. La de Santa María, la de mayor tamaño, es mitad gótica y mitad clasicista, a imagen y semejanza de El Escorial. Y la de San Pedro es toda ella gótica, con una Virgen del Carmen de la escuela de Gregorio Fernández.

Casas blasonadas y palacios

Con tanta vida cortesana como hubo aquí desde tiempos medievales no podían faltar las casas blasonadas y palacios, la mayoría del XVI, su momento de mayor esplendor. Se sitúan, lógicamente, en los aledaños de su plaza principal, construidos, sobre todo, de sillería en el planta inferior y de ladrillo o tapial en la superior, con entrada presidida por arco de medio punto. En la calle de San Antolín, junto a esta iglesia, está el palacio de los Alderete, con aire de fortaleza, a la medida del poder acumulado por esta familia.


Uno de los tesoros que pueden verse en el monasterio de Santa Clara.


TURISMO CASTILLA Y LEÓN

A su lado estuvo el Palacio Real, que, pese a haber sido sede temporal de las cortes itinerantes de las monarquías castellanas, se ha fijado en nuestro imaginario como el lugar de encierro de la reina Juana. Tras su muerte, fue abandonado y derribado finalmente en 1773, durante el reinado de Carlos III. Atrás quedaban los tiempos en que Enrique III decidió construir este palacio, también al lado del Duero, después de que el de sus predecesores Alfonso XI y Pedro I derivara en convento de clarisas por obra de la infanta Beatriz.

Un monasterio mudéjar inesperado

El Real Monasterio de Santa Clara, así llamado hoy, es uno de los mejores ejemplos de arte hispanomusulmán de Castilla y León, en el que se mezcla lo románico con lo gótico. Es, francamente, espectacular. Solo hay que ver el Patio Árabe y la Capilla Dorada, que tal vez fue un oratorio o una sala de audiencias, y es el único testimonio del antiguo palacio.

También lo es el presbiterio de la iglesia, profusamente decorado y con cuarenta y tres pinturas de santos. Por si fuera poco, el convento custodia unos baños árabes, con sus tres tradicionales compartimentos, bóvedas de cañón sobre columnas y arcos de herradura, y tragaluces/respiraderos con forma de estrella de ocho puntas. Un lujo inesperado en la sobria Valladolid.

Read More

Leer más

Mas noticias