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miércoles, enero 15, 2025

Asombroso hallazgo: descubren en Nueva Zelanda unos extraños insectos de hace 15 millones de años, intactos en una hoja fósil, tan raros como excepcionales

Un descubrimiento sorprendente en un antiguo lago revela fósiles de diminutos insectos en una posición inusual, ofreciendo una ventana sin precedentes a los ecosistemas del Mioceno.

Descubren en Nueva Zelanda fósiles de insectos intactos en una hoja de hace 15 millones de años

Descubren en Nueva Zelanda fósiles de insectos intactos en una hoja de hace 15 millones de años. Créditos: Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments (2024). DOI: 10.1007/s12549-024-00628-z

Christian Pérez


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Christian Pérez

Redactor especializado en divulgación científica e histórica


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En una tranquila región al sur de Nueva Zelanda, una pequeña maravilla paleontológica ha salido a la luz, desafiando las limitaciones del tiempo y las circunstancias geológicas. En el yacimiento de Hindon Maar, un cráter lacustre formado por erupciones volcánicas hace 15 millones de años, investigadores han encontrado fósiles de moscas blancas y psílidos en un estado de conservación tan excepcional que parecen haber sido detenidos en el instante exacto de su existencia.

El hallazgo, publicado recientemente en la revista científica Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments, es único no solo en Nueva Zelanda, sino en el mundo. Las diminutas estructuras fosilizadas, que apenas alcanzan 1.5 milímetros, permanecen adheridas al envés de una hoja fósil, exactamente como si hubieran vivido y muerto allí hace millones de años. Es una visión extraordinaria que ofrece un relato congelado en el tiempo sobre cómo estos insectos formaban parte del paisaje forestal del Mioceno medio.

El misterio del Hindon Maar

La historia comenzó en las áridas colinas cercanas a Dunedin, en la Isla Sur de Nueva Zelanda, donde el equipo de investigación liderado por científicos de la Universidad de Otago y la Universidad de Göttingen llevó a cabo excavaciones en los sedimentos lacustres del Hindon Maar. Este lago, nacido de erupciones volcánicas explosivas, sirvió de trampilla natural para preservar la flora y fauna microscópica de hace millones de años.

En este contexto, el hallazgo de las moscas blancas fosilizadas –científicamente identificadas como Miotetraleurodes novaezelandiae– es excepcional. Los puparios, o caparazones inmaduros de estos insectos, se encuentran perfectamente definidos, con segmentos corporales marcados por profundas suturas. Lo que más sorprende a los investigadores es que estos restos no solo se encuentran adheridos a hojas fósiles, sino que están en posición de vida, como si el paso del tiempo no los hubiera tocado.

Fósiles intactos en una hoja de 15 millones de años sorprenden a los científicos en Nueva Zelanda
Fósiles intactos en una hoja de 15 millones de años sorprenden a los científicos en Nueva Zelanda. La hoja fósil donde fueron encontradas. Créditos: Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments (2024). DOI: 10.1007/s12549-024-00628-z

El proceso de fosilización que permitió este nivel de conservación fue casi un milagro geológico. Según los expertos, en un momento crítico, una hoja con las pequeñas moscas blancas todavía adheridas debió desprenderse de un árbol y caer en el lago. El agua la habría arrastrado hasta el fondo del cráter, donde quedó cubierta rápidamente por sedimentos finos y protegida del oxígeno, el mayor enemigo de la preservación. Así, un simple accidente natural creó una cápsula del tiempo.

Moscas blancas: pequeñas pero cruciales

Las moscas blancas, aunque insignificantes a simple vista, desempeñan un papel crucial en los ecosistemas modernos. Estos insectos, que apenas alcanzan los 3 milímetros en su etapa adulta, son conocidos por alimentarse de savia de plantas y por formar parte de complejas cadenas tróficas. La existencia de sus ancestros en el Mioceno de Nueva Zelanda nos habla de un paisaje donde los bosques eran densos y vibrantes, repletos de vida en miniatura que pocas veces deja rastros en el registro fósil.

Este hallazgo no solo es importante por su rareza, sino también porque amplía el conocimiento sobre la biodiversidad prehistórica de Nueva Zelanda. Antes de este descubrimiento, el registro fósil de insectos en el país era extremadamente limitado. En dos décadas, los científicos han pasado de conocer apenas siete fósiles de insectos preglaciares a más de 750, y la mayoría proviene de los sedimentos lacustres de Otago.

Junto a las moscas blancas, los investigadores también descubrieron el ala de un psílido fósil, otro diminuto insecto que en la actualidad prospera en climas templados y tropicales. Estos hallazgos son aún más significativos si consideramos que los psílidos no habían dejado hasta ahora ninguna evidencia fósil en Nueva Zelanda. La minúscula ala hallada en el Hindon Maar sugiere que estos insectos ya habitaban la región hace 15 millones de años, formando parte de un ecosistema tan antiguo como fascinante.

Fósiles de diminutos insectos adheridos a una hoja de hace 15 millones de años
Fósiles de diminutos insectos adheridos a una hoja de hace 15 millones de años, descubiertos en el yacimiento de Hindon Maar, Nueva Zelanda. Un hallazgo extraordinario que revela detalles inéditos del pasado. Créditos: Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments (2024). DOI: 10.1007/s12549-024-00628-z

Una ventana al pasado

Para la ciencia, cada fósil es una página en blanco que espera ser leída. El descubrimiento en Hindon Maar no solo amplía nuestro conocimiento de la fauna prehistórica de Nueva Zelanda, sino que proporciona una fecha concreta para la existencia de estos insectos en el hemisferio sur. Los investigadores sugieren que este dato servirá como un punto de calibración crucial para futuros estudios genéticos y evolutivos sobre la historia de las moscas blancas y otros insectos.

Además, estos fósiles confirman la importancia de los yacimientos de Otago como tesoros paleontológicos. Las condiciones únicas de conservación que ofrecen los antiguos lagos de cráter han revelado especies nuevas para la ciencia, desde moscas grulla hasta escarabajos acuáticos y ahora, las moscas blancas y psílidos.

El valor de lo diminuto

Aunque los grandes fósiles, como dinosaurios o mamuts, suelen acaparar la atención del público, es en los pequeños restos donde la ciencia encuentra las claves más valiosas. Los insectos han sido y continúan siendo los protagonistas invisibles de la historia natural, regulando ecosistemas, polinizando plantas y sirviendo como alimento para otros animales.

En Nueva Zelanda, donde el 90% de las especies de insectos son endémicas, el descubrimiento de fósiles como los de Hindon Maar refuerza la singularidad y resiliencia de los ecosistemas del país. Estas diminutas criaturas nos cuentan historias de adaptación, cambio climático y evolución, historias que han sido escritas a lo largo de millones de años en hojas y sedimentos.

Detalle de los fósiles de insectos encontrados en una hoja fosilizada de 15 millones de años en Nueva Zelanda
Detalle de los fósiles de insectos encontrados en una hoja fosilizada de 15 millones de años en Nueva Zelanda, un descubrimiento único que arroja luz sobre los ecosistemas del Mioceno. Créditos: Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments (2024). DOI: 10.1007/s12549-024-00628-z

El futuro del Hindon Maar

Los científicos planean continuar explorando los yacimientos de Otago, convencidos de que aún hay mucho por descubrir. Cada nueva excavación puede desvelar otro fragmento del pasado y acercarnos un poco más a comprender cómo era el mundo en el que nuestros ancestros remotos comenzaron a evolucionar.

Referencias:

  • Drohojowska, J., Evans, G.A., Kaulfuss, U. et al. First Miocene whiteflies and psyllids (Hemiptera: Sternorrhyncha: Aleyrodoidea and Psylloidea) from Aotearoa New Zealand. Palaeobio Palaeoenv (2024). DOI: 10.1007/s12549-024-00628-z

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