Una chica que se disponía a realizar el examen de conducir protagonizó una divertida anécdota que “fue lo más comentado en la autoescuela durante años”. Por suerte, todo quedó en una anécdota y finalmente aprobó el examen, obteniendo el carné de conducir.
A veces, los nervios nos juegan malas pasadas. Y en lugar de sacarnos de situaciones comprometidas, nos pueden llevar a pasar un mal apuro. Sin embargo, lo que le ocurrió a esta chica el día en el que se disponía a realizar el examen práctico del carné de conducir supera con creces cualquier situación en la que te hayas visto por culpa de los nervios.
Como es habitual, el examen de conducir, ya sea la parte práctica o la teórica, supone un desafío, ya que, de suspender, implica tener que esperar para volver a presentarse. A esto hay que añadir el hecho de que es un procedimiento que te está costando dinero, y nadie quiere pagar más de la cuenta. Aunque existe una forma más barata de sacarse el carné de conducir.
Por todo esto, los nervios suelen aparecer en el momento más delicado, y si no sabes gestionar la situación, es probable que te lleve a hacer algo que, en un estado de relajación, jamás se te pasaría por la cabeza.
En el programa Las Mañanas Kiss de la emisora de radio Kiss FM, una joven narró a los locutores y a los radioyentes lo que le sucedió el día del examen práctico de conducir.
Como es lógico, la chica estaba nerviosa ante el reto que supone hacer bien todas las pruebas que implica este examen y obtener, al fin, el permiso de conducir. A pesar de ello, la aspirante estaba concienciada y sabía a lo que había ido. “Me monté en el coche, me preparé, me puse el cinturón y coloqué el retrovisor”, narra en su intervención en la radio.
Antes de empezar la prueba, el examinador solicita algunos datos al alumno, información rutinaria como es el nombre. Es en ese momento en el que la persona responsable de que aprobara o suspendiera el examen le preguntó a la joven: “Señorita, ¿se llama?”.
En lugar de responder lo que el examinador estaba esperando (su nombre, vamos), la chica sin dudarlo un instante se desabrochó el cinturón, se bajó del vehículo y cerró la puerta. A continuación, llamó a la puerta con la mano “para que me dejara entrar”.
Ella misma aseguró en su intervención en la radio que “fue lo más comentado en la autoescuela durante años”. Según explica, “pensé que me decía que tenía que llamar primero. Imaginaros los nervios que tendría para hacer eso”.
A pesar de la situación que protagonizó la joven aspirante a obtener el carné de conducir, finalmente aprobó el examen y todo quedó en una divertida anécdota que, además, sirve de aprendizaje para otros alumnos, que ya saben lo que no deben hacer cuando el examinador les pregunte su nombre.
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Etiquetas: Carnet de conducir