En el mundo natural, pocas especies han sobrevivido tanto tiempo y con tanto éxito como los cocodrilos. Estos reptiles, que habitan la Tierra desde hace más de 200 millones de años, no solo han logrado adaptarse a entornos cambiantes, sino que también destacan por su longevidad excepcional. Henry, un cocodrilo del Nilo que vive en Sudáfrica, es un ejemplo sobresaliente: a sus 123 años, es el cocodrilo más viejo registrado y sigue gozando de buena salud.
La historia de Henry es extraordinaria no solo por su longevidad, sino también por lo que sugiere sobre la biología de los cocodrilos. A diferencia de la mayoría de los animales, que muestran claros signos de envejecimiento con el paso de los años, los cocodrilos parecen resistir mejor los estragos del tiempo. Esto ha llevado a los científicos a estudiar más a fondo los mecanismos biológicos que permiten a estos reptiles alcanzar edades avanzadas y, en particular, el papel que podría jugar su microbioma intestinal en este proceso.
La extraordinaria vida de Henry
Henry nació alrededor del año 1900 en el delta del Okavango, un extenso humedal en Botswana que alberga una rica biodiversidad. Desde joven, Henry ya se destacaba por su tamaño y fuerza. Se estima que fue capturado en 1903 por un cazador de elefantes, Sir Henry, de quien tomó su nombre. Sin embargo, gran parte de su vida sigue siendo un misterio, pues vivió sus primeras décadas en estado salvaje, antes de ser trasladado en 1985 al Crocworld Conservation Centre en Sudáfrica.
En Crocworld, Henry encontró un nuevo hogar y una segunda oportunidad para destacar. A lo largo de los últimos 40 años, ha engendrado más de 10.000 crías con seis hembras diferentes, consolidando su lugar como un gigante reproductor en el mundo de los cocodrilos. Hoy en día, mide más de 5 metros de largo y pesa cerca de 700 kilogramos, mucho más que el cocodrilo promedio de su especie, el cocodrilo del Nilo, que alcanza los 4,5 metros y los 410 kilogramos.
A lo largo de su vida, Henry ha engendrado a más de 10.000 crías con seis hembras diferentes
A pesar de su avanzada edad, Henry sigue siendo activo, y cada año, el 16 de diciembre, se celebra su cumpleaños, una ocasión especial en Crocworld que atrae a visitantes de todas partes. Sin embargo, lo más sorprendente de Henry no es solo su longevidad, sino el hecho de que sigue mostrando signos mínimos de envejecimiento, un fenómeno que ha llevado a los científicos a investigar más de cerca los secretos de los cocodrilos longevos.
Los cocodrilos y la longevidad
Los cocodrilos son conocidos por su capacidad para vivir más de 100 años, especialmente en cautiverio, donde están protegidos de amenazas como la falta de alimento o los depredadores.
Sin embargo, lo que desconcierta a los científicos es que estos reptiles parecen envejecer de manera muy distinta a otros animales de su tamaño. Algunos estudios sugieren que los cocodrilos experimentan una forma de «senescencia insignificante» (o envejecimiento insignificante), lo que significa que no muestran los típicos signos de envejecimiento biológico que afectan a otros seres vivos.
La longevidad de los cocodrilos no solo se debe a su tamaño o a la protección que reciben en cautiverio. Un factor que ha llamado la atención de los investigadores es el papel de su microbioma intestinal. Estos reptiles tienen una flora intestinal única, formada por bacterias que producen metabolitos con propiedades antimicrobianas y anticancerígenas. Esto podría explicar en parte por qué los cocodrilos, como Henry, son tan resistentes a las enfermedades y capaces de vivir tanto tiempo en condiciones que serían letales para otros animales.
Hoy en día, Henry mide más de 5 metros de largo y pesa cerca de 700 kilogramos
Un estudio reciente sobre el microbioma del cocodrilo de agua salada (Crocodylus porosus) reveló que su intestino está poblado por bacterias de los géneros Firmicutes y Fusobacteria, que podrían estar relacionadas con su capacidad para digerir carne en descomposición sin enfermar. Estos microbios no solo los protegen de infecciones, sino que también parecen tener un papel en la protección contra el envejecimiento celular, lo que podría ser clave para entender su longevidad.
¿Por qué Henry no envejece como otros animales?
A lo largo de los años, los investigadores han observado que Henry y otros cocodrilos longevos no presentan signos evidentes de envejecimiento, como lo hacen los mamíferos. Mientras que en los humanos el envejecimiento se asocia con una disminución en la función celular, la aparición de enfermedades crónicas y la degeneración de los tejidos, los cocodrilos parecen evitar estos problemas en gran medida. Esto ha llevado a los científicos a considerar la posibilidad de que los cocodrilos no envejezcan de la misma manera que otros animales.
Un aspecto crucial de este fenómeno podría ser la capacidad de los cocodrilos para regenerar tejidos y resistir el daño celular. Al igual que otros reptiles, los cocodrilos tienen una asombrosa capacidad para curar heridas y regenerar partes dañadas de su cuerpo, lo que les permite sobrevivir a lesiones que serían mortales para otros animales. Además, su microbioma intestinal podría estar jugando un papel crucial al producir compuestos que previenen el daño oxidativo, un proceso que está estrechamente relacionado con el envejecimiento.
Un aspecto crucial de este fenómeno podría ser la capacidad de los cocodrilos para regenerar tejidos y resistir el daño celular
A pesar de su resistencia, es importante señalar que los cocodrilos no son inmortales. Al igual que todos los organismos, eventualmente sucumben a factores externos como enfermedades, accidentes o la falta de alimento. Sin embargo, la aparente ausencia de envejecimiento biológico en cocodrilos como Henry sugiere que estos animales han encontrado una manera de ralentizar o mitigar los efectos del paso del tiempo.
En este sentido, los científicos están empezando a estudiar más de cerca los mecanismos que permiten a los cocodrilos vivir tanto tiempo sin sufrir los efectos debilitantes del envejecimiento, y el microbioma parece ser una pieza fundamental de este enigma.
Entender cómo el microbioma de los cocodrilos contribuye a su longevidad podría tener importantes implicaciones para la medicina humana. De acuerdo a los expertos, si logramos descubrir los secretos detrás de los compuestos protectores que producen estos microbios, podríamos desarrollar nuevas terapias para combatir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como el cáncer y la artritis.
De ahí que la historia de Henry sea mucho más que la de un cocodrilo longevo; es una ventana a nuevas posibilidades para la ciencia y la salud humana.
Referencias:
- Siddiqui R, Maciver S, Elmoselhi A, Soares NC, Khan NA. Longevity, cellular senescence and the gut microbiome: lessons to be learned from crocodiles. Heliyon. 2021;7(12):e08594. Published 2021 Dec 14. doi:10.1016/j.heliyon.2021.e08594
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- Botha, Jennifer et al. Origins of slow growth on the crocodilian stem lineage. Current Biology, Volume 33, Issue 19, 4261 – 4268.e3.