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miércoles, octubre 2, 2024

Así es la casa mallorquina de Ágatha Ruiz de la Prada: un lugar idílico con una polémica piscina

Ágatha Ruiz de la Prada en el Festival de Málaga.

Ágatha Ruiz de la Prada en el Festival de Málaga. /
GTRES

La casa de
Ágatha Ruiz de la Prada en Mallorca siempre ha tenido un especial significado para la diseñadora. Era donde veraneaba en tiempos de su matrimonio con
Pedro J. Ramírez, y donde ha seguido disfrutando de sus vacaciones desde su divorcio en 2017.

Pero esta preciosa casa, rodeada del entorno privilegiado y natural de la
famosa Costa de los Pinos mallorquina –donde tienen también su residencia familiar los García Obregón, entre otrosplo–, está amenazada por una sentencia de los tribunales. Y es que su piscina y embarcadero privados son ilegales, según la ley de Costas.

Una advertencia que la diseñadora conoce desde que en 2001 comenzaran los litigios y que hace unos días
ha ratificado el Tribunal Supremo, ordenando el derribo de ambas instalacionespara proceder a hacerlas de acceso público, como recoge la Ley de Costas.

Agatha Ruiz de la Prada, Son Servera y la piscina de la discordia

El origen de la casa de Ágatha Ruiz de la Prada en Son Servera se remonta a los años 50, cuando su primer dueño, el dramaturgo y periodista
Joaquín Calvo-Sotelo –y tío a su vez de Leopoldo Calvo-Sotelo, el segundo presidente de la democracia,– compró esta gran finca de la preciosa zona Costa de los Pinos.

En 1979 levantó la hoy famosa casa, y en 1999 Giuliana Arioli, viuda del autor fallecido en 1997, vendió la propiedad al
matrimonio Ramírez-Ruiz de la Prada. En el año 2020, la viuda de Calvo-Sotelo daba la clave de esta conflicto legal en una entrevista al diario mallorquín Última Hora que la piscina no era ilegal, «se lo aseguro. Bueno era mi marido para no hacer las cosas como se deben… Era imposible que admitiera una ilegalidad».

Y reconocía Arioli que «otra cosa era el derecho de paso a través de la costa. Pedro J. puso cámaras e impidió el acceso aduciendo cuestiones de seguridad porque estaba amenazado por ETA. Pero la ley dice que todo el litoral es de uso público». Durante estos años se ha mantenido el derecho privado en vez de permitir el paso público de servidumbre que obliga la Ley y que responden a las reivindicaciones de los ecologistas en la zona. Hace escasos días se conocía la noticia de que la Sala de lo Contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional ordenaba la
demolición forzosa tanto de la piscina como de su terraza sobre el mar y embarcadero.

Se pone así fin, en caso de que el derribo sea de facto, a un litigio que dura ya dos décadas y contra el que sus propietarios actuales,
Tristán y Cósima Ramirez, hijos de Pedro J. y la diseñadora, han argumentado todo tipo de razones a favor de mantener estas instalaciones que ocupan 350m2 del espacio público. Desde que tienen una «función defensiva» hasta que el embarcadero presuntamente ilegal se construyó para «mitigar los efectos del cambio climático». La propiedad se repartió entre los hijos del matrimonio tras su separación, y la diseñadora es usufructuaria en la actualidad.

Ágatha y la noticia del derribo antes de ir al Baile de la Rosa

La piscina del chalet de Ágatha Ruiz de la Prada gozaba de una prórroga de 60 años que permitía su uso y disfrute por sus
propietarios hasta el 27 de febrero de 2074. Pero al no haber podido justificar la necesidad de ocupación del dominio público, se ha cancelado dicha prórroga declarando su ilegalidad sin ningún tipo de duda.

Ágatha Ruiz de la Prada, en el Baile de la Rosa de Mónaco.

Ágatha Ruiz de la Prada, en el Baile de la Rosa de Mónaco. /

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La primera piscina que se construyó en el perímetro colindante a la finca fue obra de su primer propietario, Joaquín Calvo-Sotelo, en 1974 y con una concesión que caducó en 1995. En 1999 Ramírez y Ruiz de la Prada compraron la vivienda a su viuda, y durante el gobierno de José María Aznar sus nuevos propietarios consiguieron una nueva concesión para la piscina, que reformó a su antojo y que dio lugar al comienzo de las
quejas por parte de los ecologistas.

La noticia del derribo definitivo de la bonita piscina y embarcadero de su refugio veraniego en el municipio mallorquín de Son Servera pilló a la diseñadora días antes de su presencia en el
mítico Baile de la Rosa, invitada por el matrimonio formado por la millonaria italiana
Francesca Franco y el jinete español Íñigo López de la Osa, y que la familia Grimaldi organiza cada año. La exmujer de Pedro J. Ramírez estaba tan emocionada que apenas mostró preocupación por la nueva –y parece que definitiva– decisión judicial acerca de las
polémicas instalaciones de su bonita residencia mallorquina. Según ha confesado a la revista Hola, «lo tengo asumido como parte de mi vida».

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