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martes, octubre 1, 2024

¿Se puede fabricar oro?

El sueño de los alquimistas de todas las épocas y nacionalidades era fabricar oro a partir de otro metal. Transmutación, o llamaban. ¿Pero esto es posible? Hoy sabemos que sí, pero no según la receta alquimista, sino gracias a los principios básicos de la energía nuclear. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?

Lingotes de oro. Créditos: Christopher FurlongChristopher Furlong

El gusto por el oro

Vamos a empezar por el principio y el principio, si hablamos de oro, es el Neolítico. Para ser más precisos en realidad deberíamos hablar de la Edad del Cobre. Se han encontrado artefactos de oro de hace 6000 años. Un objeto singular es el disco de Nebra, del segundo milenio antes de Cristo.

Cuando se comenzó a trabajar el oro se hacía por meros motivos ornamentales. Pero con el tiempo el oro fue tomando otros matices. Se llegó a pensar en la antigüedad que comer en platos de oro podría alargar la vida y demorar el envejecimiento.

El disco de Nebra.

En parte ha cambiado desde aquellos orígenes, pero seguimos teniendo pasión por el oro. Hoy sabemos que tiene un valor económico importantísimo y, además, está presente en infinidad de aplicaciones.

El oro, más allá de su valor simbólico e histórico, desempeña un papel crucial en una variedad de aplicaciones contemporáneas. En la industria electrónica, el oro se utiliza extensamente en la fabricación de componentes electrónicos de alta gama, como circuitos impresos y conectores, debido a su excelente conductividad eléctrica y resistencia a la corrosión. Además, en el ámbito de la medicina, el oro se emplea en tratamientos contra el cáncer, donde partículas de oro son utilizadas para dirigir la radiación hacia células cancerosas específicas, minimizando el daño a tejidos sanos.

No terminan ahí sus aplicaciones. En la industria aeroespacial y de la aviación, el oro se utiliza en recubrimientos térmicos para proteger los satélites y naves espaciales de las extremas condiciones del espacio, así como en componentes críticos de aviones y cohetes debido a su capacidad para resistir la corrosión.

El telescopio espacial James Webb tiene una fina capa de oro en sus espejos. Créditos: Alex WongAlex Wong

Pero tal vez lo más sorprendente sea el oro comestible. ¿Sabías que el oro se usa en alimentación? Se trata del aditivo E-175, un colorante fabricado a partir de oro en polvo o microláminas de oro.

El oro alquímico

No es de extrañar que el oro haya encandilado a alquimistas de todas las épocas y nacionalidades. Entre los alquimistas existía el concepto de “piedra filosofal”, una sustancia que tendría la capacidad de convertir cualquier metal en oro. Algunos alquimistas incluso lo dotaban de propiedades legendarias como la de otorgar la inmortalidad.

Aunque los escritos más antiguos que conservamos son los de Zósimo de Panópolis (300 d.C.), hay quien dice que la piedra filosofal se remonta al propio Adán. La idea de esta sustancia primordial ha pasado por la Edad Media, el Renacimiento y la Edad Moderna, tomando distintos matices. Pero el salto definitivo se daría en la época contemporánea.

Los alquimistas pensaban que con la piedra filosofal se podría transmutar el plomo o cualquier metal en oro. Créditos: Hulton ArchiveHulton Archive

La idea base no era otra que la interpretación que se daba a la industria metalúrgica. Para los antiguos, manipular las rocas con el fin de encontrar metales no era más que acelerar el proceso natural de la Tierra. Cualquier metal tenía distintas proporciones de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. La clave para ellos era reducir cualquier sustancia a los cuatro elementos y, luego, encontrar la proporción perfecta de estos elementos que componían el oro.

Hoy sabemos que eso es imposible. Querían “fabricar” oro por métodos químicos. No se puede hallar un elemento nuevo por métodos químicos, en la actualidad sabemos que la única forma de encontrar un elemento es mediante procesos nucleares. De hecho, todos los elementos que conocemos y que no son hidrógeno o helio, se han formado en el seno de distintos tipos de estrellas. Desde el hierro, pasando por el oro e, incluso el uranio.

¿Cómo fabricar oro?

Te habrás quedado con la duda, claro. ¿Quieres saber cuál es la receta para fabricar oro? Te la contamos (en tono de humor):

1. Estudia la carrera de Física, conviértete en el maestro de los átomos y domina las leyes del universo en tu mente. 

2. Especialízate en Física Nuclear, porque si vas a jugar con los componentes más íntimos de la materia, ¡mejor hacerlo con estilo! 

3. Consigue acceso a un laboratorio bien equipado, donde puedas canalizar tu energía científica y hacer brillar tus conocimientos. O a un acelerador de partículas, así aceleras tu inteligencia.

4. Consigue una fuente de uranio o plutonio, porque, ya sabes, ¿qué podría salir mal con un poco de radiactividad?

5. Inicia el proceso de fisión nuclear, dividiendo núcleos atómicos para liberar energía y elementos más ligeros.

6. Recolecta los neutrones y protones liberados, dale un toque mágico y ¡voilà! ¡Oro hecho a medida!

7. Admira tu creación y piensa en cuánto dinero podrías haber ganado simplemente comprándolo en una joyería. 

Evidentemente, como se ha dicho, lo anterior está escrito en tono humorístico. En cualquier caso, sí que se puede fabricar oro a partir de otros metales. A continuación te lo contamos, pero ahora en serio. Existen dos métodos teóricos para lograr la transmutación: las reacciones nucleares y la desintegración beta.

La clave para lograr oro de forma artificial está en el poder del núcleo atómico.

Las reacciones nucleares implican la alteración del núcleo del átomo de plomo, reemplazando sus protones y neutrones para convertirlo en oro. Este proceso, similar al que ocurre en las estrellas, es altamente energético y requiere tecnología sofisticada. El costo de producir oro de esta manera sería prohibitivo y la cantidad obtenida, ínfima.

La desintegración beta es un proceso natural en el que un isótopo inestable de un elemento se descompone en otro, liberando una partícula beta. El plomo-204, un isótopo del plomo, se desintegra naturalmente en oro-204, pero este proceso es extremadamente lento. Se necesitarían cantidades ingentes de plomo-204 y millones de años para obtener una cantidad significativa de oro.

En la actualidad, la extracción de oro de la tierra sigue siendo la única forma viable de obtener este metal precioso. Los métodos teóricos para fabricarlo son poco prácticos y no rentables. El sueño alquímico de convertir plomo en oro sigue siendo eso: un sueño.

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