José Sacristán y Amparo Pascual, una de las parejas más estables del cine español. /
GTRES
No es para nada exagerado decir que
José Sacristán es una de las leyendas vivas del cine español. Quizá la única a estas alturas en las que sus mejores compañeros de promoción ya nos han ido abandonando. Cuando en 2022 recibió
el Goya de Honor, la Academia del Cine lo justificaba por «representarnos de forma única en tantos títulos inolvidables que forman parte de nuestra memoria íntima» y «por adelantar desde la pantalla algunos de los grandes cambios que vivimos en nuestro cine y en nuestra sociedad».
El de Chinchón ha rebasado la barrera de los 86 años y lo ha hecho en plena forma y con la estabilidad sentimental cimentada dede hace dos décadas al lado de
Amparo Pascual. Ganador de un cabezón por ‘El muerto y ser feliz’, José Sacristán comenzó su carrera en el séptimo arte en comedias populares como ‘La ciudad no es para mí’, para interpretar después papeles clave de la renovación de nuestro cine en la transición, como en ‘Un hombre llamado Flor de Otoño’. Convertido en uno de los intérpretes más admirados y respetados de España, en los últimos años ha alternado películas como ‘Magical girl’ con éxitos televisivos como ‘Velvet’.
Pero compartir pantalla con Paco Rabal,
Concha Velasco, Alfredo Landa o José Luis López Vázquez, y ser dirigido por Luis García Berlanga, Fernando Fernán-Gómez o José Luis Garci, no habría sido posible si, mientras estaba haciendo la mili en Melilla, no hubiera decidido decir a una serie de oficios muy poco glamurosos para
dar rienda suelta a sus sueños.
Tras una dura infancia en la Castilla profunda de la posguerra –con un padre que fue condenado a muerte por la dictadura franquista, aunque finalmente ingresó en prisión– y trabajar desde su adolescencia en el taller mecánico de la familia, el futuro actor
se lanzó a practicar teatro aficionado a principios de los años 60. Pero fue con su salto al cine cuando empezó a hacerse un nombre propio, primero como secundario hasta llegar a ser uno de los más taquilleros en la década siguiente.
La carrera de José Sacristán: de las penurias al éxito
Casado en primeras nupcias con la actriz Isabel Medel, con ella tuvo dos hijos que ya son sexagenarios:
José Antonio e Isabel. En aquellos tiempos, antes de empezar a conseguir papeles en el cine, el actor reconoce que en su casa pasaron hambre. Así lo contaba en una entrevista con Televisión Española, recordando los tiempos en los que en el teatro ganaba apenas 80 pesetas.
«Al actor le ponían un trozo de pollo, hacía que se lo comía y lo dejaba ahí. Y yo en el oscuro trincaba el pollo y era mi cena. Me comía el atrezo. En ‘El caballero de las espuelas de oro’, Góngora y Quevedo se peleaban con un trozo de pan y una empanada y yo la trincaba. Duró unos meses, eso fue duro», admitía sin tapujos. Fue entonces cuando tuvo que
compaginar la profesión con otros trabajos para conseguir dinero, como por ejemplo vender libros de puerta en puerta para el Círculo de Lectores.
En 1965 participó en ‘La familia y uno más’ y su suerte empezó a cambiar. Poco tiempo después se enamoraba de otra intérprete,
la francesa Liliane Méric, a quien conoció durante el rodaje de ‘Lo verde empieza en los Pirineos’ (1973). Con ella tuvo a su hija Arnelle.
Separado nuevamente, se le adjudicaron varios romances con nombres tan conocidos del mundo del espectáculo como
Mila Ximénez y Mónica Randall, pero el amor definitivo llamó a su puerta con
Amparo Pascual. Ambos se conocieron en 1995 y se enamoraron. Se casaron por lo civil en la Embajada española en Buenos Aires en 2008 y hasta la fecha ha sido su relación más duradera. Alérgico a las nuevas tecnologías, es su esposa la que le lleva los asuntos del móvil y los correos electrónicos.
También compañera de profesión,
Amparo Pascual es actriz de teatro y ha participado en diversos espectáculos para el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y ha sido dirigida, entre otros, por Pilar Miró, Guillermo Heras y José Carlos Plaza.
«La vida no tiene sentido sin amor. El amor se disfruta y con los años aprendes a valorarlo. Espero que mi mujer piense que he aprendido algo en estos años. Y
el sexo también es fundamental. Diría que es así para el ochenta por ciento aunque el veinte por ciento restante piensan lo mismo», decía sobre su compañera de vida, entre risas, en conversación con ‘Diez Minutos’.
El elixir de la eterna juventud de José Sacristán
Sin aparentar los 87 años que, si Dios quiere, cumplirá en septiembre, José Sacristán sigue en forma y sin planes de jubilarse de momento. Muchos se preguntarán al verle tan lozano,
cuál es el secreto de su juventud. Pues él mismo contestaba a la pregunta cuando hace unos años visitaba ‘El hormiguero’.
«No he visto en mi vida a un tío que esté tan cojonudo como tú», le decía con admiración
Pablo Motos a su invitado. «Eso son los ajos de mi pueblo», era la respuesta del actor, desvelando la fórmula mágica para su robusta apariencia. «Hay muchas leyendas sobre ti. Una dice que
te conservas así por el orujo», le atizaba a continuación el entrevistador. «Al orujo le soy infiel», era la respuesta del entrevistado, achacando la decisión a una prescripción facultativa. Ahora prefiere «unos whiskitos, unos chupitos», aclarando que «a veces voy al supermercado y hasta cojo el más caro».
Dejando muy clara la importancia de ese producto agrícola tan nuestro en su devenir vital, cuando recibía el
Goya de Honor por sus más de sesenta años de carrera, recurría a un símil con la labor del campo, para agradecer a todos los que le «permiten seguir arando, sembrando y cosechando frutos». Para después concluir su discurso dedicando unas palabras a un público fiel que «bien en manojo o bien en ristra, me siguen comprando los ajos».
