La infanta Cristina en una imagen reciente. / /
GTRES
Como en las antiguas notas del colegio, se podría decir que la carrera deportiva de
Pablo Urdangarin progresa adecuadamente. Desde sus inicios en la cantera del TSV Hannover-Burgdorf alemán y tras su paso por la liga francesa en el Nantes, el jugador de balonmano recalaba en nuestro país para defender los colores del F. C. Barcelona, como ya hiciera con mucho éxito su padre,
Iñaki Urdangarin. Ahora, en su nueva etapa en el BM Granollers, cuenta a menudo con dos hinchas de excepción: su madre,
la infanta Cristina, y su novia,
Johanna Zott. Las dos son sus animadoras más dedicadas, pero además han demostrado que su relación es cada vez más estrecha cuando se cumple ya
un año del noviazgo de los dos jóvenes.
Este
buen rollo entre suegra y nuera lo han demostrado una vez más en las gradas del Palau d’Esports de Granollers, al que ambas llegaban juntas en coche para ver en directo el partido de la Liga Asobal que enfrentaba al equipo de Pablo contra el Abanca Ademar de León. La hermana de
Felipe VI y Johanna no dejaron de animar en todo momento al prometedor balonmanista y aplaudieron cada jugada local, mientras
vivían con nervios cada ataque de la escuadra contraria.
La infanta Cristina, recién llegada de Londres tras asistir al
funeral del rey Constantino de Grecia, no pudo celebrar una victoria de su hijo ya que el partido acabó con empate a 34, pero tanto ella como Johanna aplaudieron con fuerza cada uno de los
tres tantos que anotó Pablo Urdangarin. Los gestos de ambas en las gradas denotaban una gran complicidad, algo que demuestra una vez más cómo la joven está ya plenamente integrada en su familia política.
No es la primera vez que ambas comparten confidencias en las gradas del pabellón y se las ha visto
varias veces juntas en los partidos de balonmano, primero del Barça y ahora del Granollers. Con la dificultad añadida de que la infanta Cristina debía viajar desde Ginebra, donde reside desde hace años. Por su parte, Johanna Zott se escapaba desde Alemania, donde ha pasado los últimos cuatro meses realizando una beca Erasmus. Del mismo modo, Iñaki Urdangarin ha aprovechado para verle jugar cuando ha recalado cerca de Vitoria, como cuando se enfrentó al Bidasoa en Irún.
Pero la distancia no ha sido óbice ni cortapisa para que las dos mayores fans del flamante deportista le hayan brindado su apoyo siempre que han podido. Una pasión conjunta que ha servido para
hacer más estrecha su relación durante estos últimos meses, mientras el noviazgo de los dos jóvenes avanza viento en popa.
Pablo y Johanna llevan saliendo durante un año, desde que se conocieron en el Liceo Francés, y pese a algún rumor sobre altibajos en su romance, este parece más en forma que nunca. No en vano, lejos de ocultar su amor, es frecuente verles
compartir besos en las gradas del pabellón al acabar los partidos, sin miedo a ojos indiscretos ni a los objetivos de los paparazzi.
Buena relación entre las familias
La excelente acogida que ha tenido Johanna, hija de una doctora y un profesor de una prestigiosa escuela de negocios de la Ciudad Condal, en el seno de los Borbón-Urdangarin, no se limita a su
gran amistad con la infanta Cristina. También ha ido consolidando una gran amistad con
su cuñada Irene.
También miembro del
club de fans de Pablo, la nieta de la
reina Sofía ha compartido jornadas de balonmano con Johanna y ambas se han mostrado de lo más cariñosas y cómplices mientras no dejaban de animar al Granollers. Lamentablemente, este dúo de animadoras se ha puesto en pausa durante unos meses debido a que Irene se encuentra de
año sabático en Camboya, trabajando como voluntaria en la ONG del jesuita asturiano Enrique Figaredo.
A cambio,
la novia de Pablo está ya de vuelta en Barcelona una vez concluida su etapa de estudios en Múnich, por lo que podrán pasar más tiempo juntos. Un tiempo que también comparten con la familia de Johanna, ya que los suegros y cuñadas del hijo de Iñaki Urdangarin también son hinchas de su equipo.
Es habitual que
Chris Zott y Elena Sophie, los padres de Johanna, así como sus hermanas, asistan también a los partidos para prestarle su apoyo. Por ejemplo, hace tan solo unos días veían en directo cómo el BM Granollers rompía su buena racha al no ser capaces de pasar del empate en casa ante el modesto Rebi Cuenca (29-29). Puede que las ganas de impresionar a su suegro, que desde las gradas le animaba luciendo una bufanda del conjunto catalán, le pesaran al joven jugador. En esta ocasión tan solo pudo anotar un gol. Con victoria o sin ella, a la vista está que con
un noviazgo más que consolidado, los Urdangarin y los Zott se llevan a las mil maravillas.
