Después de décadas de olvido, el trabajo de Pilar Calvo (1914-1986) toma prominencia en el panorama artístico gracias a la exposición Travesías de Lazo y color, que estará abierto al público hasta el 9 de noviembre en el Museo Nacional de San Carlos (MNSC). Esta exposición, dice Jorge Reynoso, director del recinto, representa un acto de justicia histórica al rescatar la figura de un pintor mexicano olvidado por la tarifa, a pesar de haber sido reconocido en la vida por su virtuosidad técnica y producción constante. Con esta revisión, su posición se afirma como una figura clave, aunque silenciada, dentro del arte mexicano del siglo XX.
«Lo sabemos poco, aunque fue muy exitoso en la vida. Era un artista extremadamente prolífico y versátil. Estuvo activo durante dos décadas, tuvo exposiciones individuales en Nueva York y en el Palacio de Bellas Artes, pero luego desapareció de la escena pública», dice la Comisión Fundia de Raquel, curador de la exposición.
La exposición reúne alrededor de 40 piezas, entre aceites, acuarelas, porcelanas y un fresco, principalmente de colecciones privadas, familiares y amistades cerca del artista. «Es una muestra pequeña pero muy rica. Estoy seguro de que hay muchos más trabajos para descubrir», agrega Fundia.
Durante la gira de medios, el historiador también explicó que Pilar Calvo desarrolló su carrera artística fuera de las corrientes predominantes de su tiempo, lo que contribuyó a su posterior invisibilidad. Su estilo figurativo, refinado, sensible y técnicamente riguroso, no se alineó ni con el muralismo social o con la vanguardia cosmopolita. «Eso, agregado a ser mujer y su apego al académico, puede explicar por qué fue tan olvidada».
La formación de Calvo fue notablemente rigurosa. Comenzó con pintura de porcelana y posteriormente tomó cursos por correspondencia en los Estados Unidos. Más tarde ingresó a la Academia para Damas del reconocido artista Germán Gedovius: «Fue una formación muy completa, con anatomía, geometría y clases de paisajes al aire libre», detalla Fundia.
«La colección del museo tiene muy pocas obras de mujeres. No porque no hayan existido, sino porque las condiciones históricas no favorecieron su representación. Esta revisión busca liquidar parte de esa deuda», dice el curador, que se destaca como un eje central de la muestra, el autorretrato de Calvo, fechado en 1944.
«Está con su túnica de artista, cepillado en la mano, mirando al frente. Es una declaración clara de su lugar como creadora. Para las mujeres, el autorretrato era una forma de convertirse en un sujeto, no solo en un objeto», explica.
Más allá de su trabajo individual, Pilar Calvo era una parte activa de una red de creación femenina. Ella era mentora y amiga de Carmen Jiménez Labo, con quien hizo un viaje de estudio a Europa, luego de la tradición del siglo XIX de Grand Tour.
ELEMENTOS
-El trabajo de Pilar Calvo se caracteriza por un tema diverso, que cubre retratos, paisajes, todavía vidas, pintura histórica, religiosa y autopórgros.
-Se dijo especialmente en los retratos de mujeres y niños, así como en composiciones de gran fuerza narrativa.
-En agosto de 1944, presentó su primera exposición individual en el Palacio de Bellas Artes.
Maaz