Miguel López-Alegría, el astronauta español de los récords: boda en Suiza, fan de la paella y su opinión sobre los extraterrestre

Como somos de letras, no nos vemos capacitados para calcular el número de personas que han nacido en España desde que se la conoce así, cuando a principios del siglo XV, en el Concilio de Constanza, los reinos de Portugal, Aragón, Castilla y Navarra aparecen formando una sola entidad, la nación española. Pues de esos millones y millones de seres humanos, tan solo dos han
viajado al espacio. Por poner en contexto lo improbable de su profesión de astronauta. El último de ellos ha sido Pedro Duque, pero
el pionero fue Miguel López-Alegría, que a sus 65 años acaba de volver del espacio por sexta vez ya.

A ellos dos, pronto se les unirán en las alturas dos españoles más: los leoneses
Pablo Álvarez y
Sara García. Ambos forman parte de la nueva promoción de astronautas de la Agencia Espacial Europea y a buen seguro tienen a López-Alegría, o Mike L-A como se le conoce en el trabajo, como un buen espejo en el que mirarse.

El veterano astronauta acaba de regresar de
su último vuelo a la Estación Espacial Internacional, comandando la Axiom Mission 3. Un viaje que se ha seguido con mucho interés hasta por la Casa Real española, como comunicaban desde sus redes sociales, calificándolo como «otro gran paso para la ciencia aeroespacial y la comunidad científica que seguro nos traerá grandes avances».

Madrileño de nacimiento, aunque criado en California, su padre era natural de Badajoz y su abuelo fue incluso
el primer alcalde democrático de la ciudad extremeña. Políglota, domina el inglés, el español, el francés y el ruso y puede presumir de haber batido numerosos récords.

Actualmente ostenta los récords de la NASA de mayor número de actividades extravehiculares (EVA) o «paseos espaciales» (10) y de tiempo acumulado de EVA (67 horas, 40 minutos). Fue incluido en el
Salón de la Fama de los Astronautas de Estados Unidos en 2021. También tuvo el honor de comandar la primera expedición espacial privada a la Estación Espacial Internacional. Con una aeronave construida por Space X, la famosa compañía de
Elon Musk, guio hasta el espacio a tres pasajeros en 2022: el empresario estadounidense Larry Connor, el ex piloto de combate israelí Eytan Stibbe y el inversionista Mark Pathy. Cada pasaje de turista espacial costó entonces la friolera de 55 millones de dólares.

Carrera profesional condecorada y vida personal blindada

López-Álegría cuenta con más de 40 años de experiencia en aviación y viajes espaciales en la Marina de los Estados Unidos –con la que estuvo
destinado en la base naval de Rota, en Cádiz– y en la NASA, donde ha desempeñado diversas funciones, como aviador naval, piloto de pruebas de ingeniería y director de programas, astronauta y comandante de la Estación Espacial Internacional.

¿Cómo llegó a tener una profesión tan admirada y a la que muy pocos pueden aspirar?
Pues casi por casualidad y sin que soñara de niño con ser astronauta. Como confesaba en una entrevista para el Museo Aerospacial Español: «Yo, como muchos niños, quería ser astronauta desde muy pequeño, pero también quería llegar a ser otras cosas. Estaba leyendo un reportaje de una revista que trataba sobre
una escuela naval de pilotos de pruebas, y en él había un pequeño artículo acerca de algunos de ellos que habían logrado convertirse en astronautas. En aquellos momentos yo tenía 25 años y fue entonces cuando pensé en la posibilidad de llegar a ser uno de ellos».

Inquieto por naturaleza, además de su labor como astronauta, este licenciado en ingeniería de sistemas ha sido entre otras muchas cosas
presidente de la Federación de Vuelos Espaciales Comerciales, presidente de la Asociación de Exploradores Espaciales, asesor de varias compañías o conferenciante.

En cuanto a su vida privada, siempre ha sido muy reservado. En su cuenta de Instagram, donde sobre todo publica imágenes relacionadas con el espacio, no hay mención alguna a su familia. Lo poco que se sabe de él es que está
casado con la suiza Daria Robinson y que tiene un hijo.

La boda tuvo lugar en en la ciudad suiza de Gstaad, como reflejó entonces un reportaje de la revista ¡Hola!, donde se veía a los novios muy felices, ella con el tradicional vestido de novia blanco y él, de uniforme. La pareja tenía pensado instalarse en Moscú tras el nombramiento de López-Alegría como
director de la NASA en Rusia. «Somos muy felices y esperamos que esta felicidad dure eternamente», expresaban entonces.

Es a ellos
a quienes más extraña cuando está a miles de kilómetros de nuestro planeta. A ellos y a algo más, en formato líquido. «Cuando vives tantos meses en el espacio lo que más echas de menos es a la familia, los amigos, la comida… ¡y el vino!», contaba en conversación con ‘La Vanguardia’. Además, a principios de este 2024, el astronauta subía una imagen a su cuenta de Instagram con una pealle gigante: «¡Disfrutando de nuestras últimas comidas antes del lanzamiento!», escribía.

La verdad está ahí fuera y un aviso para navegantes

Sobre lo que el futuro nos depara en cuanto al fascinante mundo del espacio, López-Alegría tiene claro que con los años
estableceremos una colonia en Marte. Y respondiendo a la eterna pregunta de sí hay vida extraterrestre, él tiene muy clara la respuesta.

«El universo es tan inmenso que no sería lógico pensar que somos los únicos», afirmaba en declaraciones a Antena 3. «Pero a su vez esa gran inmensidad supone un obstáculo para poder encontrar vida inteligente. Por lo tanto la respuesta es sí, creo que hay vida ahí fuera, pero esto no implica que seamos nosotros, al menos en esta vida, quienes vayamos a
encontrarnos con extraterrestres«. Oh, vaya.

También guarda
un consejo para los jóvenes que quieran llegar a ser astronautas como él, advirtiéndoles que al no existir una carrera específica para este puesto: «Lo más importante es estudiar algo que les guste; es la única forma de hacer las cosas bien y con satisfacción».

Luego añadía que «si deciden estudiar una carrera relacionada con las matemáticas, ciencia o ingeniería, mucho mejor, puesto que por el momento no están siendo seleccionados poetas o artistas, aunque quizás lo sean en el futuro». Mensaje recibido, comandante.