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domingo, diciembre 14, 2025

¿Es la arqueología una ciencia? Un reciente estudio intenta responder a la cuestión analizando 10.000 artículos publicados en los últimos 50 años

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La disciplina arqueológica se mueve entre las humanidades y las ciencias duras, pero ¿puede considerarse una ciencia de pleno derecho? Un estudio de Ben Marwick intenta dilucidar la cuestión

Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto


– ¿Es la arqueología una ciencia?

Erica Couto


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La pregunta sobre si la arqueología puede considerarse una ciencia ha acompañado el desarrollo de la disciplina durante décadas. Aun hoy, su historia intelectual se debate entre quienes insisten en su carácter humanístico y quienes han defendido su plena integración en el ámbito científico. En un reciente estudio publicado en el Journal of Archaeological Science, Ben Marwick ofrece una de las evaluaciones más sistemáticas y no mediante impresiones subjetivas, hasta qué punto la arqueología funciona como una ciencia.

La arqueología entre dos mundos: ¿ciencia dura, ciencia blanda o un territorio propio?

El punto de partida del estudio parte de los debates clásicos sobre la cuestión. En 1968, la arqueóloga británica Jacquetta Hawkes ya advertía del riesgo de que la arqueología se convirtiese en una vasta acumulación de hechos insignificantes. Glynn Isaac, tres años más tarde, reivindicaba que una creciente precisión en el análisis de los datos podía generar interpretaciones más claras y vívidas.

Ya en 1962, Lewis Binford había propuesto que la disciplina debía operar como una ciencia hipotético-deductiva, siguiendo el modelo de Carl Hempel. Frente a ellos, en 1985 Ian Hodder defendía que la arqueología debía ser más reflexiva y subjetiva, orientada a analizar los significados simbólicos y las particularidades históricas. En este escenario polarizado, el estudio de Marwick aporta algo que escaseaba en estos debates: una observación macroscópica del conjunto de la disciplina, más allá de los ejemplos aislados o de los debates puramente filosóficos.

Excavación
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Midiendo la “dureza” de la arqueología: la bibliometría y el consenso disciplinar

Para evaluar el estatus científico de la arqueología, Marwick aplica un marco desarrollado por Fanelli y Glänzel (2013), que distingue entre ciencias “duras” y “blandas” según el grado de consenso interno y la velocidad con la que las comunidades aceptan los nuevos resultados. Cuanto mayor es el consenso, mayor es la posibilidad de alcanzar conclusiones estables y reproducibles.

Así, el estudio mide cinco variables: el número de autores por artículo, la longitud de los textos, la longitud relativa de los títulos, la recencia de las referencias bibliográficas y la diversidad de las referencias. Estas métricas, al compararse con otras disciplinas, permiten situar la arqueología en el espectro global.

Según Marwick, la arqueología ocupa un espacio intermedio, pues no encaja plenamente ni en el modelo de las ciencias naturales ni en el de las ciencias sociales. Presenta características de las ciencias duras, como un número creciente de coautores, con otras propias de las ciencias blandas, como la longitud de los artículos, que se acerca más a los estándares de las humanidades. La disciplina, por tanto, parece moverse en un delicado equilibrio entre ambas categorías.

El análisis también ha revelado que algunos indicadores muestran una tendencia hacia posiciones más “duras” (como el aumento de la coautoría), mientras otros evolucionan en dirección contraria. En conjunto, la disciplina no avanza de forma lineal hacia un modelo más científico, sino que está experimentando transformaciones divergentes según las prácticas editoriales y metodológicas de las distintas comunidades arqueológicas.

Excavación
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

El problema crucial: la reproducibilidad

Si la bibliometría dibuja un panorama matizado, la segunda parte del estudio aborda lo que Marwick considera un criterio fundamental para definir la cientificidad de una disciplina: la reproducibilidad. La reproducibilidad, esto es, la capacidad de obtener los mismos resultados empleando los mismos datos y procedimientos, es, según Marwick, la condición mínima necesaria para que un hallazgo sea creíble. Esto constituye el núcleo del método científico.

Para evaluar la reproducibilidad en el campo arqueológico, Marwick se basó en los artículos publicados en la revista Journal of Archaeological Science durante el último año. Como nota el autor, a partir de 2024 el Journal of Archaeological Science incorporó la figura específica del editor asociado para la reproducibilidad (Associate Editor for Reproducibility), encargada de revisar el código y los datos de los artículos basados en análisis computacionales. El resultado de este primer año de trabajo resulta revelador. De 25 manuscritos revisados con esta metodología, solo siete fueron plenamente reproducibles, lo que representa un éxito del 28%, una cifra baja si se compara con estudios similares realizados en otras disciplinas. Si se consideran todos los artículos potencialmente reproducibles publicados durante ese periodo, la tasa cae al 7%.

Las causas más comunes del fracaso incluyen compendios incompletos, dependencias informáticas mal especificadas, rutas de archivos incorrectas o errores en funciones clave del análisis. En la mayoría de los casos, la reproducibilidad falla a causa de problemas básicos de organización y documentación. Por todo ello, Marwick concluye que la arqueología computacional aún está lejos de cumplir los estándares mínimos de reproducibilidad que la aproximarían de forma clara a las ciencias duras.

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Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Hacia una arqueología más transparente: propuestas y desafíos

El estudio, por otro lado, formula un conjunto de recomendaciones simples y prácticas para mejorar la cientificidad arqueológica: estructuras de carpetas claras, uso de rutas relativas, documentación detallada en archivos README, especificación de versiones de software o la adopción de herramientas como renv o conda. También sugiere un cambio en la perspectiva cultural, como que los investigadores vuelvan a ejecutar su propio código en máquinas distintas antes de enviar un artículo, o que los editores valoren más el trabajo reproducible. Marwick insiste en que la reproducibilidad no solo es una práctica técnica, sino una cuestión ética y de responsabilidad disciplinar, comparable a la transparencia requerida en los contextos de laboratorio o los trabajos de campo.

El estudio también aborda un aspecto delicado en lo que respecta a las perspectivas cuantitativa y cualitativa. Existen tradiciones cualitativas fundamentales que trabajan con comparaciones, narrativas y análisis no numéricos. Para estos casos, Marwick distingue entre la reproducibilidad computacional, que no aplica en este caso, y la replicación empírica, que sí puede y debe mejorarse mediante estándares de documentación más cuidadosos.

La arqueología: una ciencia en construcción

Según el diagnóstico de Marwick, la arqueología es una disciplina heterogénea, situada entre las ciencias sociales y las humanidades, y cuyo estatus científico depende en gran medida del grado de reproducibilidad de sus métodos. En muchos aspectos, la arqueología se comporta como una ciencia social; en otros, adopta prácticas propias de las ciencias naturales, especialmente en su vertiente cuantitativa. Sin embargo, la baja reproducibilidad detectada constituye un obstáculo importante para considerarle una ciencia dura.

El futuro de la disciplina, según Marwick, pasa por un cambio cultural profundo que valore la transparencia, la documentación y la apertura del código con el mismo peso que se otorga a la innovación teórica. En definitiva, la arqueología podrá considerarse una ciencia en la medida en que garantice que sus afirmaciones puedan verificarse. Y para ello, la reproducibilidad, ya sea computacional o empírica, deberá convertirse en un pilar central de su práctica cotidiana.

Referencias

  • Marwick, Ben 2025. «Is Archaeology a science? Insights and imperatives from 10,000 articles and a year of reproducibility reviews». Journal of Archaeological Science, 180: 106281. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jas.2025.106281

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