Se han convertido en dos presencias habituales junto a la reina Letizia que, probablemente por ser mujeres, ya no pasan inadvertidas frente a los flashes de los fotógrafos. Hablamos de Marta Carazo y Rosa Lerchundi, las dos nuevas incorporaciones al equipo de apoyo a los Reyes en Zarzuela para ocupar sendas posiciones clave: la jefatura de la Secretaría de la Reina y le jefatura de Comunicación de la Casa Real. No se pierden un acto de agenda oficial.
A lo largo de estos meses, hemos podido contemplar cómo Marta Carazo y Rosa Lerchundi debutaban en citas clave para la representación de la Corona como los Premios Princesa de Asturias. Las vimos liderar la pequeña corte de personal de apoyo que siguió a la familia real durante su visita al Pueblo Ejemplar 2025, Valdesoto, atentas a cualquier incidencia que pudiera ocurrir. Era una aparición sin complicaciones, sobre todo en lo relativo a la etiqueta.
Cuestión bien distinta fue la cena de gala en honor al Sultán de Omán con la que el Palacio Real volvió a vestirse de alto protocolo, después de dos años de sequía en lo que a visitas de Estado se refiere. Esa fue una noche más que señalada, como prueba el esfuerzo extra que realizó la reina Letizia para darle relevancia a la noche: lució imponente su tiara más cara y su vestido más ceremonial. En el besamanos, algunas invitadas le expresaron su admiración con piropos susurrados.
En la cita en el Palacio Real que reunió al Sultán de Omán y sus acompañantes gubernamentales con los reyes Felipe y Letizia y un buen número de autoridades y empresarios, hubo una mujer que llamó inmediatamente la atención por no plegarse a la modestia en el vestir a la que invitaba la idiosincracia del país homenajeado, donde existe restricciones de todo tipo para las mujeres, también de índole indumentaria. Nos referimos a Esther Alcocer Koplowitz, marquesa de Casa Peñalver y presidenta de Construcciones y Contratas. Lució despampanante.
Los estilos de Carazo y Lerchundi son reveladores
Hubo tiempo, sin embargo, para detenerse también en Marta Carazo y Rosa Lerchundi, enfrentadas una vez más a su primera vez, en esta ocasión, en una cena de gala en honor de un mandatario internacional. Había expectación por contemplarlas en esta tesitura protocolaria y no decepcionó la estampa de ninguna de ellas. Más aún: permitió observar desde la lente del estilo la idiosincrasia de dos mujeres que comparten profesión, periodistas, pero quizá no temperamento.
Rosa Lerchundi, en el momento del saludo a los Reyes y al Sultán de Omán, durante el besamanos previo a la cena de gala en el Palacio Real.
D.R.
Esta es la propuesta: averiguar a través de los looks de la jefa de la Secretaría de la Reina y de la responsable de Comunicación de Casa Real una sensibilidad determinada. Porque, efectivamente, de alguna manera tanto Marta Carazo como Rosa Lerchundi mostraron sus armas, sus armas de estilo, durante la cena de gala en el Palacio Real en honor del Sultán de Omán. Atención a sus respectivas indumentarias, porque proyectan dos personalidades que no tienen nada que ver.
Marta Carazo, reportera, corresponsal, presentadora de telediario y, ahora, mano derecha de la reina Letizia, está mucho más cómoda en el registro del traje de chaqueta. Lució su característico peinado sin modificación alguna en la noche de la cena de gala en el Palacio Real y tampoco se animó con un tacón que pudiera ponerla en problemas.
Un curioso duelo de estilo
Carazo sorprendió con un vestido rosa empolvado de silueta envolvente y bastante largo, que ocultaba unos zapatos acharolados que sospechamos cómodos. Siguiendo el espíritu recatado que guió a la gran mayoría de las invitadas, el vestido incorporaba una pequeña chaqueta-capa que ocultaba sus hombros. Sin más joyas que unos anillos y su proverbial sonrisa, la jefa de la Secretaría de la Reina proyectó toda su dulzura en un look absolutamente suave e inofensivo. Si tuviéramos que adivinar un estilo de liderazgo en el look de Marta Carazo, diríamos que representa el poder del ‘soft power’: lo suyo es la negociación y la seducción.
Rosa Lerchundi, sin embargo, optó por un vestido más potente, con una arriesgada e intrincada combinación de estampado geométrico y encaje. La responsable de Comunicación de la Casa Real lució, además, un peinado expresamente ahuecado para la ocasión. Saludó con la misma sonrisa que Carazo, pero su indumentaria trasladaba decisión. Y un temperamento enérgico.
