Descubre cómo los productos químicos en tu hogar pueden afectar tu salud. Un estudio revela la posible toxicidad de sofás, alfombras y ropa.
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Todos tenemos un sofá favorito. Ese que nos abraza al final de un día largo o nos acompaña en una tarde de película. Pero, ¿te has preguntado alguna vez si ese cómodo sofá podría estar emitiendo vapores químicos que inhalas sin darte cuenta? Malas noticias: un reciente estudio realizado por el Southwest Research Institute (SwRI) en colaboración con la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha descubierto que muchos productos domésticos, incluidos sofás, alfombras y ropa, podrían ser una fuente de exposición a sustancias químicas potencialmente tóxicas.
La investigación, publicada en la revista Environmental Science & Technology, analizó 81 artículos comunes del hogar utilizando avanzadas técnicas como la espectrometría de masas y el aprendizaje automático. Los resultados identificaron casi 90.000 características químicas y evidenciaron la presencia de compuestos que podrían emitirse al aire o transferirse mediante contacto directo, especialmente bajo condiciones de calor.
El análisis de productos cotidianos
El estudio examinó muestras de productos como tapicerías, tejidos, plásticos y materiales de caucho. Los investigadores se centraron en dos tipos de sustancias químicas: las «emitibles» (emittables), que son vapores liberados al aire y que pueden ser inhalados, y las «extraíbles» (extractables), que podrían transferirse por contacto directo, como cuando un niño mastica un objeto o una alfombra es tocada con frecuencia.
Para entender los riesgos en condiciones más realistas, los productos fueron expuestos a dos niveles de temperatura. Uno de ellos simuló las condiciones de un automóvil caliente y el otro replicó escenarios habituales como el uso diario de prendas de ropa. Estas pruebas permiten comprender cómo los compuestos podrían liberarse al aire interior o ser absorbidos por contacto.
La investigadora Kristin Favela lo resumió así: “Los productos de consumo no están formados por una única sustancia química. Es más bien una bolsa mixta de compuestos relacionados”. Esta complejidad supone un problema a la hora de determinar con precisión su impacto en la salud.
Herramientas innovadoras para estudiar productos químicos
El estudio se apoyó en herramientas avanzadas para analizar las muestras. Utilizó GCxGC-TOFMS (cromatografía de gases bidimensional acoplada a espectrometría de masas de tiempo de vuelo), una técnica que permite analizar miles de compuestos simultáneamente. Esto fue complementado con Highlight™, un sistema desarrollado por SwRI que emplea algoritmos de aprendizaje automático para identificar patrones químicos de forma rápida y eficiente.
Según William Watson, líder de la investigación, “Highlight utiliza algoritmos de aprendizaje automático para una rápida comparación de patrones, lo que aceleró enormemente el flujo de trabajo”. La combinación de estas tecnologías facilitó la identificación de 1.883 grupos de compuestos entre las casi 90.000 características químicas detectadas.
Por otra parte, los datos recopilados en este estudio permitieron realizar un análisis retrospectivo. Es decir, se reutilizaron conjuntos de datos anteriores para extraer nuevas conclusiones sobre productos que ya habían sido analizados en otros contextos.
Qué se encontró: sustancias confirmadas y riesgos
Entre las sustancias analizadas, el equipo identificó 88 compuestos confirmados que resultaron ser tanto emitidles como extraíbles. Para evaluar los posibles riesgos, los investigadores recurrieron a ToxCast, un programa de la EPA que predice la toxicidad de compuestos mediante pruebas in vitro. La utilidad de ToxCast radica en su capacidad para ofrecer resultados rápidos y comparables entre miles de compuestos, lo que permite predecir riesgos potenciales de exposición química de una forma más eficiente. Este enfoque moderno es clave para proteger la salud pública y mejorar la regulación de sustancias presentes en productos cotidianos.
De los 88 compuestos, 66 contaban con datos disponibles en ToxCast. La buena noticia es que la mayoría no mostró actividad biológica relevante a concentraciones bajas. Sin embargo, algunos productos químicos sí dieron señales de alerta cuando se encontraron en altas concentraciones. Por ejemplo, el antioxidante sintético BKF, utilizado para estabilizar plásticos y productos de caucho, mostró efectos adversos a una exposición de 42,3 mg/kg/día.
Este hallazgo es relevante porque demuestra que aunque la exposición diaria pueda ser baja, determinadas circunstancias podrían aumentar los niveles a los que estamos expuestos. Un espacio cerrado, caluroso o sin ventilación adecuada podría potenciar la emisión de estos compuestos, incrementando así los riesgos para la salud.
Exposiciones químicas y el futuro de la investigación
El estudio forma parte de un campo emergente conocido como «exposómica«, que analiza cómo las exposiciones químicas a lo largo de la vida afectan a nuestra salud. Estas exposiciones no provienen únicamente del aire que respiramos, sino también de lo que comemos, tocamos o vestimos.
La caracterización precisa de los productos cotidianos es un paso fundamental para entender cómo interactúan estas sustancias con nuestro organismo. “Queremos avanzar en la monitorización biológica del riesgo”, explicó William Watson. Mediante estudios como este, es posible predecir qué productos tienen más probabilidades de emitir compuestos peligrosos y cuáles presentan un riesgo más bajo.
Por último, esta investigación sienta las bases para desarrollar modelos predictivos que permitan anticipar qué productos son seguros antes de que lleguen al mercado. Con herramientas como Highlight™, se podría mejorar la regulación y reducir la presencia de compuestos peligrosos en los hogares.
Referencias
- Watson, W. D., Janssen, J. A., Hartnett, M. J., Isaacs, K. K., Liu, X., Yau, A. Y., Favela, K. A., y Wambaugh, J. F. (2024). “Discerning Emittable from Extractable Chemicals Identified in Consumer Products by Suspect Screening GCxGC-TOFMS”. Environmental Science & Technology. DOI: 10.1021/acs.est.4c07903