A medida que la Tierra continúa calentándose a un ritmo sin precedentes debido al cambio climático, el paisaje futuro de nuestro planeta está a punto de sufrir transformaciones significativas. El fenómeno del aumento de las temperaturas globales se puede atribuir en gran medida a la mayor concentración de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso en la atmósfera. Estos gases atrapan el calor del sol, creando un «efecto invernadero» que conduce a un calentamiento gradual y en este ascenso de gases de efecto invernadero son las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles, la deforestación y los procesos industriales, las que han acelerado significativamente este proceso durante el último siglo.
Aunque nos puedan parecer modestos los incrementos de temperatura oficiales que se han registrado desde finales del siglo XIX, incluso los pequeños cambios pueden tener consecuencias dramáticas en todo el planeta, afectando a ecosistemas y patrones climáticos por doquier.
Más daños colaterales
Ahora, una investigación reciente de la Universidad de Waterloo en Canadá y publicada en la revista Suistainability, destaca el impacto directo del cambio climático en las cosechas de fresas. La investigación reveló que un aumento de temperatura de solo 1,6 grados Celsius podría resultar en una reducción de la cosecha de hasta un 40%, lo que convertiría en esta popular fruta en prácticamente un artículo de lujo.
El estudio utilizó técnicas de modelado innovadoras para vincular las anomalías de la temperatura del aire con las cosechas de esta fruta (que solemos consumir más durante el invierno y la primavera) proporcionando un análisis integral de cómo el aumento de las temperaturas afecta a a las fresas. Los resultados fueron claros: a medida que el planeta se calienta, aumenta la variabilidad en los rendimientos de los cultivos, lo que representa una amenaza para la producción estable de fresas.
«Esta investigación muestra cómo el cambio climático puede afectar directamente a los alimentos que amamos, y pone de relieve la importancia de las prácticas agrícolas sostenibles para mantener un suministro estable de alimentos para todos», explicó Poornima Unnikrishnan, investigadora postdoctoral en el Departamento de Ingeniería de Diseño de Sistemas de Waterloo y coautora del trabajo.
Es un problema. Las fresas son muy susceptibles a las fluctuaciones de temperatura debido a su naturaleza delicada pero no son las únicas. Ciertamente, el proceso de maduración y la calidad de la fruta están estrechamente ligados a condiciones climáticas específicas, lo que la hace particularmente vulnerable a los efectos del calentamiento global. Esta variabilidad en la cosecha podría tener implicaciones de escasez y económicas.
¿Qué consecuencias puede tener esto?
Son claras y rápidas. Las olas de calor extremas que se han experimentado en regiones como California (Estados Unidos), que es una importante zona productora de fresas, están aumentando los precios de las frutas y las verduras. Los agricultores se enfrentan a mayores costos operativos a medida que invierten en sistemas de riego avanzados y otras adaptaciones para hacer frente al calor y, como no puede ser de otra manera, estos gastos extra inevitablemente repercuten en los consumidores en forma de precios más altos.
¿Qué deberíamos hacer?
La perspectiva de que las fresas se conviertan en un artículo de lujo sirve como un duro recordatorio de la necesidad urgente de abordar el cambio climático de frente. Los investigadores y los expertos agrícolas están explorando prácticas agrícolas sostenibles para mitigar los efectos adversos del cambio climático, como optimizar los sistemas de riego para garantizar un suministro constante de agua durante las olas de calor, emplear técnicas de riego por goteo, programar las operaciones agrícolas para evitar las partes más calurosas del día o incluso el uso de plantas o estructuras de sombra para proteger los cultivos del calor excesivo.
De la misma forma, la agricultura de conservación, que se centra en la mínima perturbación del suelo, el mantenimiento de la cubierta orgánica del suelo y la rotación de cultivos; la de precisión, que ofrece a los agricultores herramientas para optimizar el uso de los recursos y aumentar la eficiencia, la agroecología, que se centra en la integración de los procesos naturales en los sistemas agrícolas o la agricultura climáticamente inteligente que abarca una variedad de prácticas destinadas a aumentar la productividad agrícola al tiempo que se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se mejora la resiliencia al cambio climático, también son estrategias que están allanando el camino hacia un futuro sostenible y seguro.
“Esperamos que una mejor comprensión de la influencia del aumento de las temperaturas en el rendimiento de los cultivos ayude al gobierno y a los agricultores a desarrollar respuestas agrícolas sostenibles. Existe una necesidad urgente de que los agricultores adopten nuevas estrategias para hacer frente al calentamiento global”, afirmó Ponnambalam.
Referencias:
- “Influence of Regional Temperature Anomalies on Strawberry Yield: A Study Using Multivariate Copula Analysis” by Poornima Unnikrishnan, Kumaraswamy Ponnambalam and Fakhri Karray, 22 April 2024, Sustainability. DOI: 10.3390/su16093523