El Tesla Model 3 Performance acelera de 0 a 100 km/h en 3,1 segundos y está optimizado para la pista. ¿Están la suspensión, la dirección y los frenos a la altura de tamaña exigencia? Te respondemos en esta prueba.
Tesla es diferente. Al menos así lo creen la propia marca y sus seguidores. Esto se vuelve evidente cuando un conductor común se sube a un Tesla Model 3 Performance. Por un lado, con 460 CV eléctricos, es el modelo más potente dentro de la gama Model 3; por otro lado, todo es distinto a lo que se conoce en los coches convencionales.
No hay palanca de intermitentes ni de limpiaparabrisas en el volante, los espejos exteriores se ajustan a través de la pantalla central, y el acceso a todo se realiza mediante una tarjeta que se coloca en el pilar B para abrir las puertas del vehículo.
Al final, está claro: todo se controla a través de la poderosa pantalla central que se alza en el centro del tablero. Excepto los intermitentes, que se pueden activar mediante un botón en el volante.
Programas de conducción en el Model 3 Performance
Tan peculiar como el control es la denominación de los modos de conducción. Están «Lento», «Estándar» y «Loco». Quien sonría aquí, tenga cuidado, ya que el último modo realmente impresiona. Esto no se debe tanto a los ya mencionados 460 CV, que junto con el par motor de 741 Nm también están presentes en otros deportivos, como a la manera salvaje en que se lanza hacia delante.
La aceleración se produce sin interrupción gracias a la ausencia de una caja de cambios. En el modo Loco, el Model 3 Performance alcanza los 100 km/h en 3,1 segundos. Más impresionante aún es que el empuje no disminuye mientras el pie derecho permanece presionando el acelerador.
Hasta los 262 km/h el estadounidense acelera con tal ímpetu que solo cuando el pie se retira del pedal, el aire comienza a salir lentamente de los pulmones. Sin embargo, esto también se debe a que a esas altas velocidades el coche se vuelve algo inestable en el eje delantero.
El chasis está ajustado para un comportamiento deportivo
Afortunadamente, los asientos deportivos brindan mucha sensación de seguridad. El chasis está ajustado para un comportamiento deportivo y agresivo, aunque no da la impresión de estar diseñado exclusivamente para circuito. Además, la dirección precisa guía el vehículo exactamente hacia donde el conductor desea, si bien podría proporcionar aún más retroalimentación.
El modo Track permite configuraciones muy detalladas sobre la temperatura de los motores, la batería o los frenos. También incluye configuraciones preestablecidas para pista o maniobras de derrape.
Una ventaja en las curvas es la combinación de neumáticos delanteros y traseros montados en llantas de 20 pulgadas, que ofrecen menos masa no suspendida y, gracias a los Pirelli PZero Elect T2 en las dimensiones 235/35 R 20 y 275/30 R 20, se adhieren firmemente al asfalto.
El conductor no encuentra un punto de frenada claro
El punto débil son los frenos. Aunque muerden discos más grandes en comparación con el Model 3 estándar y según Tesla, construyen la presión de frenado de manera más uniforme y basada en la velocidad, en la práctica no brindan una sensación clara al conductor. Más bien, este se encuentra en una búsqueda constante de un punto de frenado, sin lograrlo.
Fuera del circuito, en tramos prolongados a alta velocidad en la autopista, queda claro que la batería no puede soportar una demanda continua de alta potencia. En algún momento, por protección, no puede proporcionar la energía necesaria para alcanzar la velocidad máxima.
No se puede especificar el tamaño exacto de la batería porque Tesla es reservada con los datos técnicos de sus vehículos. Lo cierto es que se alimentan dos motores: uno de 158 kW en el eje delantero y una máquina eléctrica de 303 kW en la parte trasera. Esto es considerable y en términos de cálculos, más que los 460 CV que Tesla declara, aunque también exige más energía.
367 kilómetros de autonomía con una carga de batería
Nuestra prueba arrojó un consumo medio de 19,2 kWh por cada 100 kilómetros en una mezcla de conducción urbana, carretera y autopista. Esto significa que con una carga de batería se pueden recorrer 367 kilómetros.
Según los datos oficiales WLTP, deberían ser 528 kilómetros. La carga máxima es de 250 kW. Así, no debería tomar más de 22 minutos pasar del 10 al 80 % en estaciones de carga rápida.
Interior
Por lo demás, el modelo Performance se distingue del Model 3 básico por algunas mejoras significativas en el interior, como asientos deportivos ventilados y detalles en fibra de carbono. En general, la calidad de construcción se siente alta. Durante las pruebas, no se escucharon crujidos, vibraciones ni otros ruidos molestos.
El control a través de la pantalla central de 15,4 pulgadas requiere tiempo para acostumbrarse y distrae enormemente de la conducción. Aunque el menú es bastante lógico, los deslizadores pequeños requieren una carretera lisa y una mano firme.
El menú principal, similar a una tablet o smartphone, tiene múltiples aplicaciones que incluyen navegador, teléfono, calendario, juegos, Spotify, TuneIn, Apple Music y un sistema de navegación. A través de una barra de menú en la parte superior se pueden controlar la calefacción delantera y trasera, la del volante, el clima y los limpiaparabrisas.
Espacio como en el Model 3 normal
El espacio es idéntico al del Model 3 estándar. Delante, incluso las personas muy altas encuentran comodidad, y en la segunda fila, los pasajeros de hasta 1,85 metros no deberían tener problemas. Estos últimos cuentan con una característica adicional que no está en el Model 3 normal: una pantalla de ocho pulgadas con conectividad Bluetooth en la consola central para controlar la climatización.
Factores para decidir la compra
El Tesla Model 3 Performance es un vehículo eléctrico sorprendentemente bien construido que, por cerca de 60.000 euros, ofrece mucha deportividad y calidad. El único punto negativo destacable son los frenos y una autonomía limitada.
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Etiquetas: electromovilidad
