Escándalos de drogas y fiestas salvajes: los amargos recuerdos de Mette-Marit y el error más grave que ha cometido con su hijo

Cuando el príncipe heredero
Haakon de Noruega anunció que su novia, la plebeya de tormentoso pasado
Mette-Marit Tjessem Hoiby, de 28 años, sería la futura reina, muchos noruegos se horrorizaron. Quizá gran parte de ellos ahora hayan visto confirmadas aquellas pobres impresiones después del último escándalo protagonizado por su hijo,
Marius Borg, detenido en Oslo tras agredir a una joven. La futura reina del país escandinavo está viviendo
una auténtica pesadilla cuando está a punto de cumplir 51 años. Nos imaginamos que a la hora de soplar las velas de su tarta, pedirá el deseo de que toda esta situación no hubiera sucedido nunca.

Esta controvertida circunstancia ha hecho que vuelvan a salir a la luz los titulares sobre
la tumultuosa juventud de Mette-Marit que indignaron a sus compatriotas y que incluso estuvieron a punto de hacer que Haakon renunciara al trono por amor. En vísperas de su boda, los periódicos noruegos se llenaron de cotilleos sobre la futura princesa, que inició la relación con el príncipe heredero con su hijo de cuatro años, fruto de una relación anterior con
Morten Borg, que tenía antecedentes penales por posesión de cocaína.

Los expertos en realeza describieron entonces a Mette-Marit como
«más Fergie que Diana», mientras las noticias sobre sus pasadas
fiestas salvajes y sus experiencias con las drogas recreativas no dejaban de llegar a los titulares. La pareja ya había conmocionado a la conservadora sociedad noruega porque era la primera vez que un futuro rey tenía una novia que vivía con él sin estar casados, pero estas noticias hicieron dudar a muchos sobre el ejemplo que Mette-Marit podía dar a sus compatriotas.

El acoso constante de la prensa pasó factura a la pareja. El príncipe Haakon admitió más tarde que había pensado momentáneamente en
renunciar a su derecho al trono como consecuencia de las duras críticas. Para empeorar aún más las cosas, los medios revelaron que el padre de la royal, Sven, se había
casado con una stripper a la que doblaba la edad. Por suerte, Morten Borg, la antigua pareja de Mette-Marit, le aseguró que no causaría ningún problema, a pesar de lo que él calificó de
«presión mediática demencial» para que publicara fotografías íntimas de su época como pareja.

Las valientes confesiones de Mette-Marit

Pero pocos días antes de la boda, ocurrió algo que hizo que el público viera a Mette-Marit bajo una nueva luz.
Se enfrentó a los medios y habló desde el corazón. En una emotiva rueda de prensa en agosto de 2001, la futura princesa heredera de Noruega se disculpó públicamente y entre lágrimas por su pasado.

«He vivido libertinamente y lo he pagado caro», fue la frase más explosiva en aquellas declaraciones, que terminaban con Mette-Marit asegurando: «Espero que ahora pueda evitar hablar más de mi pasado y que la prensa respete este deseo». Tras la rueda de prensa, los sondeos de opinión mostraron que a la mayoría de los noruegos no les molestaba la perspectiva de una futura reina con un «pasado salvaje».

Cabe destacar que en aquel momento, el mayor defensor de Mette-Merit fue
su suegro, el rey Harald, que se había enfrentado a una batalla similar cuando tuvo que convencer a su padre, el rey Olav, de que le permitiera casarse con
una plebeya, Sonia Haraldsen, su novia de la infancia.

Días después de las sinceras palabras de la futura princesa, decenas de miles de personas vitorearon en las calles
la llegada de Mette-Marit a la iglesia para la boda, el 25 de agosto de 2001. Aquel fue el primer enlace real en Noruega desde el de Harald y Sonia en 1968.

Nuevos cargos contra Marius Borg y el gran error de Mette-Marit

Con el tiempo, la princesa heredera ha conseguido ganarse el corazón de sus compatriotas, pero su díscolo hijo mayor sigue siendo una enorme fuente de preocupación para ella. Marius Borg fue detenido en Oslo el pasado domingo tras agredir supuestamente a una joven de 20 años que tuvo que ser
hospitalizada con conmoción cerebral y pasó 30 horas en una celda de una comisaría de la capital. Posteriormente, surgieron nuevas informaciones que
le incriminaban aún más, mientras queda por determinar el alcance de las lesiones de la víctima.

Mientras Mette-Marit guarda silencio sobre la detención, según informa ‘Se og Hør’, Marius, que está en libertad condicional con cargos, habría intentado intimidar a la mujer tras la supuesta agresión. Una fuente anónima aseguró que Marius llamó a la joven para
amenazarla con prender fuego a su ropa y pertenencias si no hacía lo que él le pedía. Ahora se sabe que la víctima grabó la llamada telefónica, que ahora está a disposición de la policía.

Mientras tanto, y en una decisión que ha causado estupor en su país,
Mette-Marit ha visitado a la víctima, según ha confirmado el gabinete de prensa de la casa real noruega. Algo que supone rebasar los límites éticos y legales en una investigación criminal. Según el diario ‘Aftenposten’, el objetivo de esta visita no habría sido interceder a favor de su primogénito, sino
atenuar el impacto negativo del caso para la imagen de la monarquía. Este medio añade que la princesa ya conocía a la víctima, de la que no ha trascendido todavía su identidad, pero que se supone sería una antigua amiga de Marius.

Pero más allá de este acercamiento de Mette-Marit a la joven agredida que no ha sentado bien en su país, peor aún resuenan
los sucesivos escándalos pasados que ha ido protagonizando Marius Borg, que han hecho dudar en Noruega de la educación que ha recibido. Su disipada vida laboral,
su gusto por la vida nocturna o el hecho de poner en peligro la seguridad de la familia real desvelando su ubicación en las redes han llegado a su punto culminante con su reciente detención. Si alguien esperaba verle en la
inminente boda de Marta Luisa de Noruega, que espere sentado.