El rey Felipe y la princesa Leonor, saludando desde la tribuna de autoridades. /
Limited Pictures
No han pasado ni 48 horas desde que Leonor
recibiera su despacho de alférez cadete en la Academia General Militar de Zaragoza, y volvemos a verla vestida con todos los honores en una ceremonia militar. No caben dudas al respecto de la misión de Casa Real en lo que a la heredera se refiere: afirmarla como
futura jefa de todos los Ejércitos, de momento al lado de su padre, el rey Felipe. Lo cierto es que la sincronización de ambos es total.
Las ceremonias militares permiten subrayar más que ningún otro acto protocolario la continuidad de la línea dinástica que
tanto obsesiona al rey Felipe. Padre e hija lucieron
el mismo uniforme en Lleida, donde entregaron los Reales Despachos a la nueva Promoción de la Escala de Suboficiales, de la Academia General Básica de Suboficiales de Talarn.
Ambos llevaron el uniforme verde del Ejército de Tierra, con la única diferencia del color de su fajín. El del monarca era rojo, como corresponde a los capitanes generales. Tanto Leonor como el rey Felipe llevaron el Toisón de Oro y la banda blanca de la Orden del Mérito Militar. La princesa,
muy atenta, observó desde la tribuna cómo su padre iba entregando los despachos. Es un trabajo que, más tarde o temprano,
Leonor deberá desempeñar.
El rey Felipe explica a su hija las particularidades del acto de entrega de despachos, en la Academia General Básica de Suboficiales de Talarn, en Lleida. /
LIMITED PICTURES
No fue una ceremonia larga, aunque en realidad no vemos los minutos más distendidos, en los que el rey y su heredera departen con suboficiales y familiares en la
recepción posterior a la entrega de despachos. El monarca entregó personalmente su licencia a cinco suboficiales, después de pasar revista a las tropas, de nuevo con
la princesa Leonor observándole desde un lateral.
Esta la primera vez que la futura reina se familiariza con la posición de mando del ejército más allá del Día de las Fuerzas Armadas, un papel que próximamente podrá ejercer también en delegación de su padre. Hasta la fecha, Leonor se había limitado a saludar, desfilar y formar
como una cadete más. En Talarn ha visto, por primera vez, ‘los toros desde la barrera’. Y ha contado con su padre como el mejor instructor. No le quitó ojo a su hija.
El rey Felipe estuvo en todo momento atento a los movimientos de Leonor, en su primer acto militar como mando del Ejército. /
LIMITED PICTURES
La complicidad entre el rey Felipe y Leonor no es ningún secreto: padre e hija son evidentemente cómplices y
su sintonía es total. Durante todo el acto en Talarn, el monarca fue explicando a su heredera las particularidades del acto y hasta le vimos, con discretas indicaciones, corregir mínimamente a la princesa cuando lo consideró necesario. Por los breves minutos en que pudimos observarles, ya puede decirse que Leonor ha conquistado la seriedad y circunspección de su padre.
No deja de ser significativo que el primer acto militar de Leonor, la primera vez que desfila al lado de su padre como capitán general de los Ejércitos, se desarrolle en una academia militar
en territorio catalán. Conocemos los esfuerzos de Casa Real por restablecer sus vínculos con esta comunidad, un acercamiento que en julio vive su apogeo gracias a
los Premios de la Fundación Princesa de Girona. Esta visita a Lleida se puede entender dentro de ese mismo esfuerzo.
