La semana pasada, el rover Perseverance descendió a Neretva Vallis, un antiguo canal fluvial que llevó agua al cráter Jezero hace miles de millones de años. Las rocas encontradas en Neretva Vallis podrían proceder de aguas muy arriba, lo que nos da la oportunidad de examinar material que puede proceder de muchos kilómetros de distancia. Girar hacia el norte hacia el canal nos ha permitido completar recorridos más largos, un refrescante cambio de ritmo respecto al terreno accidentado que abordamos en el Margen occidental.
Esquivando las dunas en Dunraven Pass, nos acercamos al Monte Washburn, un afloramiento que nuestra cámara Mastcam-Z identificó desde la distancia por tener rocas espectralmente diversas y parches de lecho rocoso de tonos más claros. Al llegar, nos sorprendió la variedad de colores y texturas de las rocas alrededor del rover e inmediatamente nos pusimos a trabajar en la planificación de observaciones con nuestros instrumentos de detección remota. Gran parte de nuestra atención se centró en “Punto Atoko”, una roca brillante con motas oscuras. Después de adquirir numerosas imágenes multiespectrales Mastcam-Z y atacar Atoko Point con nuestro láser SuperCam, comenzamos a mirar hacia nuestro próximo objetivo: «Bright Angel». Esta exposición de roca de tonos claros, al noroeste de nuestra ubicación actual, se destaca vívidamente en las imágenes orbitales. Al examinar los afloramientos en Bright Angel y evaluar las relaciones estratigráficas (es decir, la secuencia vertical y el apilamiento de diferentes conjuntos de rocas), se espera que podamos comprender su conexión con Neretva Vallis y el borde del cráter.
Intrigados por lo que encontramos en Mount Washburn, nuestra primera parada en el canal, ahora nos dirigimos al terreno del norte, donde agregaremos otro capítulo más a la historia de Perseverance en “Bright Angel”.
Escrito por Henry Manelski, estudiante de doctorado en la Universidad Purdue
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Equipo editorial científico de la NASA
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