Guasave, Sin.- Con más de 30 años de trayectoria en el fotoperiodismo, Vicente Guerrero Talavera es uno de los reporteros gráficos más importantes de la región norte de Sinaloa, de esos que nacen con el instinto periodístico y lo perfeccionan en el ejercicio de su labor y en el marco del Día de la Libertad de Expresión el gobierno del estado a través de Comunicación Social será galardonado.
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Desde hace 29 años forma parte del equipo del periódico El Debate y su lente ha captado situaciones históricas de Guasave, de hechos de seguridad, tragedias, injusticias, movimientos sociales, así como en los logros y avances trascendentales en este municipio.
La regla es estar en el momento preciso de la noticia y justamente eso es lo que ha mantenido vigente a Guerrero Talavera que, con su pasión y entrega en el periodismo, lo ha puesto en riesgo, incluso hasta en medio del fuego cruzado, en varias balaceras y fuertes enfrentamientos entre autoridades y grupos del crimen organizado.
Sin embargo, a tantos años del largo recorrido detrás del lente, aseguró que pese a que ha estado en situaciones donde su vida peligra, en los tiempos en donde era muy recurrente los hechos de inseguridad, nunca había sentido temor al ejercer su labor hasta ahora, que cualquiera se atreve a amenazar o coartar la labor periodística.
“Formalmente tengo 29 años, pero duré como unos cuatro años como colaborador de El Debate, me está gustando cada vez más, ahora con más experiencia, prácticamente ya sé lo que va a pasar. Fíjate que es más ahora, porque ahora si vas y le tomas a un choquecito de una moto, ya te amenazan, ya no sabes de dónde te va a llegar, muchas veces tomas esa foto y si la borras, te dicen que ya saben dónde vives, o algo así… no sabes ni con qué te encuentras, ahora todo mundo te amenaza”, expresó.
Dentro de las anécdotas de Vicente Guerrero hay tres hechos que jamás olvidará y que quedaron congeladas en varias imágenes, que forman parte de su archivo tesoro, primero fue la inundación del 98, cuando toda la ciudad de Guasave quedó bajo el agua; el segundo fue el amotinamiento más violento registrado en el viejo Penal de Ocoro, en diciembre del 2002, cuando logró colarse con los policías y evidenciar el hacinamiento al que los reos estaban sometidos; el tercero fue el enfrentamiento en Estación Bamoa en mayo del 2012, cuando le tocó estar en el filo de las balas, de los bazucasos y granadas, tuvo que levantar su cámara para que no le dispararan, ahí sí, su adrenalina subió al máximo nivel.
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La satisfacción más grande que le ha dejado esta profesión, es que haciendo lo que más le gusta, ha logrado junto con su esposa Patricia Gastélum sacar adelante a su familia, tener una casa propia y ver graduados de la universidad a sus dos hijos: Vicente y Diana.
El hoy galardonado, destacó que las nuevas generaciones de periodistas, deben focalizarse en hacer el trabajo de campo, reportear y no abusar de redes sociales, un error que ha observado en los últimos años, refirió que el reportero siempre obtendrá mejores datos cuando palpa la noticia en el lugar de los hechos, no desde un escritorio.
