El expolio artístico, definido por la Real Academia Española como el despojo de bienes culturales bajo circunstancias de iniquidad o violencia, ha marcado profundamente el patrimonio de España. A lo largo de los siglos, con guerras y dudosas transacciones, innumerables obras de arte han cruzado fronteras de manera irreversible. España, crisol de culturas y legados artísticos, ha visto cómo su vasta diversidad cultural se ha visto mermada por estos actos. Este artículo explora algunos de los casos más emblemáticos de expolio que han dejado un vacío en la memoria y el paisaje cultural del país.
De Velázquez a un monasterio trasladado piedra a piedra
Uno de los expolios más emblemáticos en la historia del arte español involucra a la «Venus del Espejo» de Diego Velázquez. Esta obra, que retrata a Venus recostada y contemplando su reflejo en un espejo sostenido por Cupido, cautiva por su representación sensual y detallada. Originalmente en posesión de nobles españoles, fue capturada por las tropas napoleónicas en el siglo XIX y llevada a Londres, donde permanece en la National Gallery. Su partida no solo representó una pérdida artística, sino también cultural, al ser una de las pocas obras de temática mitológica de Velázquez.
Los frescos de San Baudelio de Berlanga narran otra historia de expolio con un matiz legal que disfrazó la transacción de los frescos del siglo XI. Vendidos por los vecinos del lugar a un marchante en 1922, estos frescos fueron legalmente arrancados de las paredes de la ermita, pese a estar protegidos por la Ley de Monumentos de 1915. La intervención del Tribunal Supremo, que falló a favor del comprador, permitió que las piezas terminaran en museos estadounidenses. Aunque algunos segmentos fueron recuperados y hoy se exhiben en el Museo del Prado, el caso refleja la complejidad de los expolios amparados por lagunas legales.
El Monasterio de Sacramenia en Segovia también sufrió un destino similar. En la década de 1920, Arthur Byne, trabajando para el magnate William Randolph Hearst, compró y desmanteló este monasterio del siglo XII. Piedra a piedra, el monasterio fue enviado a Estados Unidos, aunque el proyecto original de Hearst nunca se concretó y partes del monasterio terminaron en un almacén durante décadas. Eventualmente, estos elementos arquitectónicos encontraron un nuevo hogar en Miami, mostrando cómo los bienes culturales pueden ser comercializados y desplazados globalmente.
Estos casos ilustran la continua lucha entre la preservación del patrimonio cultural y las fuerzas de la globalización y el comercio, muestras del impacto perdurable del expolio en el patrimonio cultural de España.
Blindaje contra el expolio
El expolio artístico ha impactado profundamente en la percepción del patrimonio cultural español, exacerbando la sensación de pérdida y vulnerabilidad de los bienes nacionales ante las influencias externas y los mercados globales. Esta conciencia creciente ha llevado a una serie de respuestas legales tanto a nivel nacional como internacional. España ha fortalecido sus leyes de protección del patrimonio, ajustando regulaciones y reforzando la vigilancia y penalizaciones contra el tráfico ilegal de arte. Internacionalmente, España ha participado en tratados como la Convención de la UNESCO de 1970, que promueve la prohibición y prevención del tráfico ilícito de bienes culturales. Estos esfuerzos han resultado en la recuperación de algunas obras expoliadas, simbolizando un retorno de la dignidad cultural además de los propios artefactos, y reafirmando el compromiso con la preservación del legado artístico del país.
¿Se ha llegado a recuperar algo?
Uno de los triunfos en la recuperación de obras expoliadas es el retorno de los fragmentos de los frescos de San Baudelio de Berlanga. Después de décadas en museos estadounidenses, negociaciones diplomáticas y acuerdos entre museos facilitaron su devolución a España en 1957, una muestra del éxito que puede alcanzarse mediante la colaboración internacional y la diplomacia cultural. Otro ejemplo significativo es la recuperación de «La Dama de Elche», una espectacular escultura ibérica, que regresó a España en 1941 tras una compleja negociación durante el régimen franquista. Los coleccionistas y museos juegan roles cruciales en este proceso; su disposición a colaborar, ya sea por presión legal o compromiso ético, es fundamental. Estos casos no solo restauran partes del patrimonio, sino que también fortalecen la identidad cultural y el patrimonio histórico de España.
La historia de los expolios en España subraya la necesidad imperativa de proteger el patrimonio artístico, no solo como custodios de la cultura sino como herederos de un legado invaluable. Las lecciones aprendidas nos muestran que la colaboración internacional y la legislación robusta son fundamentales para combatir y prevenir futuros expolios. Mirando hacia el futuro, es esencial que España y la comunidad global continúen fortaleciendo los marcos legales y las cooperaciones transfronterizas para asegurar que el arte y la cultura se preserven no solo en museos, sino como pilares vivos de la identidad y la historia compartida para todas las generaciones venideras.
Referencias:
- Reyes Mateo, Á. 2018. El expolio arqueológico en España. El expoliar se va a acabar: uso de detectores de metales y arqueología. 399-410.
- Sadia, J. M. 2022. Autoexpolio del patrimonio español. Almuzara.