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jueves, noviembre 28, 2024

Mensajes al infierno: el curioso método para maldecir que utilizaron los romanos

Desde tiempos inmemoriales, el deseo humano de influir y manipular el destino de otros ha tejido una fascinante red de prácticas y creencias. Entre estos métodos, las tablillas de maldición destacan como un oscuro puente entre lo natural y lo sobrenatural. Utilizadas desde la época grecorromana hasta bien entrado el medievo, estas pequeñas láminas de plomo inscritas no eran meros objetos: eran poderosas herramientas invocadas para dirigir las fuerzas ocultas contra aquellos que se interponían en el camino de sus creadores. Este artículo desentraña el misterioso mundo de las tablillas de maldición, ventanas a una era donde la magia y la cotidianidad se entrelazaban inextricablemente.

Tablilla de maldición romana. GMR Tongeren / Wikimedia

Tablillas de maldición

En el tumultuoso mundo grecorromano, la vida era un tejido de incertidumbres y peligros. Con una frontera más difuminada que en la actualidad entre lo natural y lo sobrenatural, cada enfermedad, desgracia o conflicto era a menudo interpretado como el resultado de fuerzas ocultas. En este entorno impregnado de misterio y temor, las tabellae defixionum surgieron como un método crítico para gestionar lo incontrolable. Estas tablillas de maldición, grabadas en plomo o materiales similares, se empleaban para invocar poderes sobrenaturales y dirigirlos contra enemigos, rivales amorosos o adversarios judiciales. No solo reflejaban la cosmología de una sociedad que veía lo divino y lo demoníaco en cada esquina, sino que también representaban una práctica común de autodefensa en un mundo donde la justicia humana a menudo fallaba.

Las tablillas de maldición, o tabellae defixionum, eran finas láminas de plomo, aunque a veces también se utilizaban materiales como papiro, cera o madera. Estas tablillas se grababan con inscripciones meticulosas en caracteres minúsculos, a menudo en lenguas griega o latina, y se enrollaban o doblaban cuidadosamente para ocultar su contenido. Se depositaban en lugares ocultos y sagrados: enterradas en tumbas, sumergidas en pozos sagrados o manantiales, e incluso incrustadas en muros de templos, asegurando así su proximidad a los reinos divinos y subterráneos.

Las maldiciones inscritas variaban ampliamente en su naturaleza. Algunas eran conjuros de amor, diseñados para atraer o retener a un amante; otras buscaban influir en los resultados de juicios o competiciones deportivas, como carreras de carros, pidiendo que los oponentes olvidaran sus líneas de defensa o tropezaran durante la carrera. También había maldiciones más vengativas que buscaban el daño directo a individuos específicos por despecho o rivalidad.

La función de las deidades en estas maldiciones era crucial. Las tablillas a menudo invocaban a dioses infernales o de los límites, como Hécate, Hermes, y Perséfone, considerados mediadores entre los mundos terrenal y divino. Estas deidades eran llamadas a actuar en nombre del solicitante, influenciando o controlando el destino de la persona maldecida. Además, la relación con los muertos jugaba un papel integral, ya que se creía que depositar estas tablillas en tumbas permitía que los espíritus de los difuntos, especialmente aquellos que habían sufrido muertes prematuras o violentas, ejecutaran las maldiciones con un fervor especial, impulsados por sus propias tragedias y la energía inquieta de sus almas.

Hécate según Maxmilián Pirner. Wikimedia

¿Cómo era el ritual?

Crear una tablilla de maldición era un proceso que requería precisión y meticulosidad, empezando con la selección de los materiales. El plomo, por su conexión con el inframundo debido a su peso y opacidad, era el material preferido. Se cortaba en láminas sobre las cuales se grababan las inscripciones usando un estilete de bronce o hierro. Las palabras mágicas, a menudo acompañadas de símbolos y nombres de deidades específicas, eran cuidadosamente elegidas para maximizar la efectividad del conjuro.

Un ejemplo clásico podría ser una maldición amorosa: el conjurador inscribiría el nombre de la persona amada, pidiendo a deidades como Hécate que «encienda el fuego en el corazón de [nombre] y lo lleve a mis brazos, dejando a cualquier otro amante impotente y olvidado». Este texto se enrollaría y se ataría con hilo negro, y se enterraría en un lugar que tuviera una fuerte conexión espiritual, como una encrucijada o un cementerio, para activar el conjuro, invocando así la intercesión divina en asuntos terrenales de amor y deseo.

Tablilla de plomo con maldición en lenguaje ibérico. Wikimedia

Maldiciones y creencias mágicas

Las tablillas de maldición reflejan una faceta profundamente arraigada en la sociedad antigua: la creencia en la magia como una herramienta práctica y cotidiana. Estas prácticas eran ampliamente aceptadas y, a menudo, temidas, revelando un mundo donde lo sobrenatural se percibía como una extensión directa de la realidad tangible. Esta aceptación transversal demuestra cómo las culturas grecorromana y medieval integraban lo mágico en el tejido de su vida diaria para influir en eventos personales y comunitarios.

Los estudios modernos sobre las tablillas de maldición han proporcionado información valiosa sobre la mentalidad de las épocas pasadas. Historiadores y arqueólogos, al descifrar estas inscripciones, han podido comprender mejor las preocupaciones, esperanzas y miedos de las personas comunes de aquellas sociedades. Así, estas prácticas no solo revelan aspectos de la religión y la superstición antiguas, sino que también ofrecen una ventana a las dinámicas sociales y la psicología de la antigüedad, subrayando una humanidad compartida a lo largo del tiempo.

Mosaico romana hallado en Pompeya. WolfgangRieger / Wikimedia

Las tablillas de maldición iluminan la compleja trama de las creencias humanas y su eterna lucha por dominar lo desconocido. Este antiguo método de influir en el destino resuena aún en las supersticiones y prácticas esotéricas contemporáneas, demostrando que el deseo de control sobre lo invisible persiste a través de los siglos.

Referencias:

  • Cano López, S. 2007. Mensaje para el infierno. Las tablillas de la maldición. Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba 8, 295-299.
  • Ordóñez Agulla, S. M. y García-Dils de la Vega, S. 2018. Tablillas de maldición. Magia, maleficios y conjuros en la religiosidad popular romana. Andalucía en la historia 62, 52-57.

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