¿Cómo de inteligente era Tyrannosaurus rex? Investigaciones anteriores habían sugerido que T. rex exhibía un funcionamiento cognitivo más cercano al de un babuino. Sin embargo, un reexamen a este aspecto del rey de los tiranosaurios apunta precisamente a que no era tan listo como pensábamos. Las conclusiones de esta nueva investigación han sido publicadas en la revista The Anatomical Record.
Hipótesis refutada
¿Era tan inteligente como un babuino? Esta conclusión ha sido refutada en el estudio que afirma que, en realidad, Tyrannosaurus rex era más comparable a un «cocodrilo gigante inteligente» que a un primate.
Para llegar a esta conclusión, un equipo internacional formado por 11 científicos se dedicó a examinar minuciosamente los métodos utilizados para predecir el tamaño y el recuento de neuronas en los cerebros de los dinosaurios del estudio que se publicó en 2023 y que aventuró esta conclusión sobre la inteligencia del rex (exponiendo que tenían un número excepcionalmente alto de neuronas). El artículo teorizó que estos altos recuentos de neuronas podrían influir en su inteligencia, metabolismo e incluso darles algunos hábitos más parecidos a los de los monos. Fue un estudio provocativo que inmediatamente fue recibido con escepticismo en la comunidad científica.
«Recientemente, la doctora Suzana Herculano-Houzel propuso que se debería agregar inteligencia a nivel de primate antropoide al ya impresionante currículum depredador del T. rex basándose en altas estimaciones del número de neuronas en su cerebro anterior», comentaron Hady George y sus colegas de la Universidad de Bristol.
«La mejor manera de determinar la inteligencia de los dinosaurios y otros animales extintos es utilizando muchas líneas de evidencia que van desde la anatomía macroscópica hasta las huellas fósiles, en lugar de confiar únicamente en estimaciones del número de neuronas«, aclaró el paleontólogo de la Universidad de Bristol, Hady George, coautor del trabajo.
Según los expertos, la metodología empleada en aquel estudio no era confiable, lo que resultó en una estimación incorrecta del recuento de neuronas así como del tamaño del cerebro de este depredador. “Nuestro estudio muestra cómo todos los datos que tenemos están en contra de esta idea. Se parecían más a cocodrilos gigantes inteligentes, y eso es igualmente fascinante», aclaran los autores.
Datos no fiables
Los métodos eran defectuosos. «El recuento de neuronas no es un buen predictor del rendimiento cognitivo, y su uso para predecir la inteligencia en especies extintas hace mucho tiempo puede llevar a interpretaciones muy engañosas», apuntó Ornella Bertrand, también coautora del estudio y paleontóloga de mamíferos del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont. Podríamos decir que un cerebro grande tampoco garantiza una mayor inteligencia (pongamos, por ejemplo, los cachalotes).
En sus estimaciones de encefalización y recuentos de neuronas telencefálicas en dinosaurios, los científicos recuperaron recuentos de neuronas significativamente más bajos que los anteriormente propuestos. «Además, revisamos la idoneidad de variables neurológicas como el número de neuronas y el tamaño relativo del cerebro para predecir la complejidad cognitiva, la tasa metabólica y los rasgos de la historia de vida en los dinosaurios, llegando a la conclusión de que son sustitutos defectuosos de estos fenómenos biológicos», explican.
Así las cosas, los científicos concluyen que su inteligencia no habría superado a la de un primate, como se había expuesto en 2023. Si bien su número de neuronas es alto, el equipo cree que T. rex necesitaba todas esas neuronas simplemente para mantener sus funciones biológicas básicas teniendo un cuerpo tan grande.
Los dinosaurios fueron las principales formas de vida de una amplia franja de la historia de la Tierra. Su éxito dependía de su capacidad parra desarrollar rasgos adecuados a su entorno. Y lo hicieron; tuvieron un éxito increíble. Si se hubiesen dedicado exclusivamente a sobrevivir, no habrían prosperado ni medrado durante tantos millones de años.
T. rex se clasifica dentro del grupo de los dinosaurios terópodos, que está compuesto predominantemente por especies carnívoras que caminaban sobre dos patas; un grupo que también incluye a los antepasados de las aves modernas (como las gallinas y los avestruces). El propio T. rex evolucionó a partir de terópodos más pequeños en el período Jurásico, con ancestros directos como Tarbosaurus y Albertosaurus que mostraron claros pasos evolutivos hacia el espectacular tamaño y las sofisticadas capacidades depredadoras del Tyrannosaurus rex.
Referencias:
- Kai R. Caspar et al. How smart was T. rex? Testing claims of exceptional cognition in dinosaurs and the application of neuron count estimates in palaeontological research. The Anatomical Record, published online April 26, 2024; doi: 10.1002/ar.25459
- Woodward, H., Tremaine, K., Williams, S., Zanno, L., Horner, J., & Myhrvold, N. (2020). Growing up Tyrannosaurus rex: Osteohistology refutes the pygmy “Nanotyrannus” and supports ontogenetic niche partitioning in juvenile Tyrannosaurus. Science Advances, 6. https://doi.org/10.1126/sciadv.aax6250.Werneburg, I., Esteve-Altava, B., Bruno, J., Ladeira, M., & Diogo, R. (2019). Unique skull network complexity of Tyrannosaurus rex among land vertebrates. Scientific Reports, 9. https://doi.org/10.1038/s41598-018-37976-8.
- Voris, J., Therrien, F., Zelenitsky, D., & Brown, C. (2020). A new tyrannosaurine (Theropoda:Tyrannosauridae) from the Campanian Foremost Formation of Alberta, Canada, provides insight into the evolution and biogeography of tyrannosaurids. Cretaceous Research. https://doi.org/10.1016/j.cretres.2020.104388.