Los paleontólogos ya saben que los ictiosaurios, reptiles marinos extintos, eran enormes. Ahora, los científicos han descubierto en Inglaterra los restos de una nueva especie de ictiosaurio que pudo haber medido más de 25 metros de largo y que vivió hace 200 millones de años en la vieja Tierra.
Inicialmente, un padre y su hija encontraron la primera pieza y se pusieron en contacto con el experto en ictiosaurios, el investigador Dean Lomax de la Universidad de Manchester, Reino Unido, y sus colegas, quienes encontraron otro trozo gigante de hueso en la playa Blue Anchor en Somerset que resultó ser un fragmento de mandíbula de un ictiosaurio gigante.
“Cuando mi equipo describió el primer espécimen en 2018, mostró características inusuales que sugerían que podría representar algo nuevo. Sin embargo, nos abstuvimos de darle un nombre, considerando que estaba incompleto y también parcialmente erosionado”, comenta el autor principal del estudio.
Excavaciones posteriores en la playa dieron como resultado el hallazgo de 11 fragmentos más, lo que permitió al equipo reconstruir parcialmente un hueso que se encuentra en la parte posterior de la mandíbula. El último trozo de hueso se recuperó en octubre de 2022. El material adicional proporcionó a los científicos la información que necesitaban para describir un nuevo monstruo marino prehistórico.
“Esta investigación ha estado en marcha durante casi ocho años. Es bastante sorprendente pensar que ictiosaurios gigantes, del tamaño de una ballena azul, nadaban en los océanos alrededor de lo que era el Reino Unido durante el Período Triásico”, dijo en un comunicado de prensa el coautor del estudio y paleontólogo de la Universidad de Manchester, Dean Lomax. “Estas mandíbulas proporcionan evidencia tentadora de que quizás algún día se pueda encontrar un cráneo o esqueleto completo de uno de estos gigantes. Nunca sabes».
Un titán
Los restos fosilizados de esta segunda mandíbula gigante miden más de 2 metros de largo. El equipo ha llamado al nuevo género y especie Ichthyotitan severnensis, que significa «pez lagarto gigante del Severn». Los huesos tienen alrededor de 202 millones de años y datan de finales del Período Triásico en una época conocida como Rética. Durante esta época, los gigantescos ictiosaurios nadaban en los mares mientras los dinosaurios caminaban por la tierra.
«Este gigante probablemente representa el reptil marino más grande descrito formalmente«, dijo Lomax, quien agregó que las comparaciones con fósiles de otros ictiosaurios sugerían que la criatura habría medido aproximadamente el mismo tamaño de una ballena azul (el organismo vivo más grande de nuestros días), aunque el equipo dice que las muestras de los fósiles sugieren que la criatura aún estaba en época de crecimiento. Podría ser el mayor reptil marino de la historia.
«Este nuevo espécimen es más completo, está mejor conservado y muestra que ahora tenemos dos de estos huesos gigantes (llamados surangulares) que tienen una forma y estructura únicas», dijo Lomax.
Su reinado, pese a sus dimensiones, no duró mucho: se cree que se extinguieron durante el evento de extinción masiva del Triásico tardío. Como los huesos se remontan hacia el final del Período Triásico, hace unos 202 millones de años, significa que estos reptiles marinos gigantes estuvieron entre los últimos de su tipo antes del evento de extinción masiva global del Triásico Tardío.
La nueva investigación ha sido publicada en la revista de acceso abierto PLOS ONE y los descubrimientos de todos los implicados, incluido el padre y su joven hija protagonistas de algunos de los hallazgos, pronto se exhibirán en el Museo y Galería de Arte de Bristol.
Una de las extinciones masivas
La extinción masiva del Triásico Tardío, que ocurrió hace aproximadamente 252 millones de años, marcó uno de los eventos más significativos y devastadores en la historia de la vida en la Tierra. Este evento reformó profundamente el panorama biológico, allanando el camino para el surgimiento de los dinosaurios y alterando el curso de la evolución. Se conoce como la Gran Mortandad. Se cree que el principal impulsor de la extinción del Triásico Tardío fueron las erupciones volcánicas masivas asociadas con la desintegración del supercontinente Pangea, sobre todo en la región que se convertiría posteriormente en el actual océano Atlántico. La liberación de gases volcánicos, dióxido de azufre entre ellos, tuvo muchos efectos en el clima y la química oceánica.
Esta extinción fue bastante selectiva y afectó tanto a la vida marina como a la terrestre. En los océanos, la extinción diezmó a los conodontes (criaturas parecidas a anguilas con elementos mineralizados en la boca) y afectó gravemente a los ammonites (cefalópodos con caparazón). El resultado fue la extinción de más del 85% de las especies marinas en solo 100.000 años. En tierra, muchos grandes grupos de anfibios y reptiles, incluidos algunos arcosaurios (predecesores de los cocodrilos y los dinosaurios), fueron aniquilados, despejando nichos ecológicos que luego serían ocupados por los dinosaurios en el siguiente período Jurásico. La Gran Mortandad acabó con más de tres cuartas partes de las especies del planeta pero fue una oportunidad para que los supervivientes prosperaran y medraran.
Referencias:
- Dean R. Lomax, Paul de la Salle, Marcello Perillo, Justin Reynolds, Ruby Reynolds, James F. Waldron. The last giants: New evidence for giant Late Triassic (Rhaetian) ichthyosaurs from the UK. PLOS ONE, 2024; 19 (4): e0300289 DOI: 10.1371/journal.pone.0300289
- Klausen, T., Paterson, N., & Benton, M. (2020). Geological control on dinosaurs’ rise to dominance: Late Triassic ecosystem stress by relative sea level change. Terra Nova, 32, 434 – 441. https://doi.org/10.1111/ter.12480.