Desde las profundidades del tiempo, el misterio de cómo sobrevivían nuestros ancestros y qué comían resuenan como preguntas fundamentales sobre nuestras raíces. En los últimos años, en el yacimiento prehistórico de Fuente Nueva 3 en Orce, investigadores liderados por la Universidad de Granada han hecho un descubrimiento revelador. Este hallazgo nos ofrece un vistazo sin precedentes a la dieta de los primeros pobladores de Europa, mostrando que ya hace 1,2 millones de años nuestros predecesores se adaptaban y competían con feroces carnívoros por la supremacía en la cadena alimenticia. Este descubrimiento añade una página vital a nuestro libro de historia y subraya el ingenio de la humanidad desde sus inicios.
El Proyecto Orce
El yacimiento de Fuente Nueva 3, ubicado en Orce, en el norte de la provincia de Granada es un tesoro paleontológico y arqueológico. Este lugar ha sido un punto distinguido para entender la presencia y la evolución de los primeros habitantes de Europa. Con sedimentos que datan de hace más de 1,2 millones de años, este sitio ha proporcionado evidencia crucial sobre las actividades y la dieta de los homínidos de esa era, ofreciendo así un puente para comprender nuestra propia historia evolutiva.
El Proyecto Orce, iniciado por la Universidad de Granada, tiene como objetivo profundizar en el conocimiento de estos primeros europeos. A través de métodos interdisciplinarios y colaboraciones internacionales, el proyecto busca reconstruir las formas de vida de estas comunidades prehistóricas, su interacción con el medio ambiente y las estrategias de supervivencia que emplearon en un paisaje compartido con grandes mamíferos y fieros carnívoros.
Restos de comida de hace un millón de años
En el yacimiento, las marcas de corte en huesos y restos fósiles han sido meticulosamente analizadas para revelar los hábitos alimenticios de los primeros pobladores de Europa. Estas marcas, identificadas en los huesos de animales tanto grandes como pequeños, indican el uso de herramientas de piedra para desgarrar, cortar y extraer la médula. La presencia de estas marcas es un claro indicativo de que estos homínidos no solo recolectaban los restos dejados por otros depredadores, sino que activamente despiezaban los cadáveres, probablemente participando en la caza, pero también como carroñeros.
La diversidad en la dieta de estos antiguos habitantes era notable, consumiendo desde grandes mamíferos como hipopótamos, mamuts y rinocerontes, hasta reptiles más accesibles como las tortugas. Esta variedad demuestra una adaptabilidad impresionante a su entorno y una sofisticada comprensión de los recursos alimenticios disponibles.
La competencia por estos recursos era feroz. Los análisis sugieren que los homínidos debían ser rápidos y estratégicos, llegando a los cuerpos antes que competidores formidables como las hienas gigantes y tigres dientes de sable. Esta competencia no solo requería físico, sino también astucia, ya que enfrentarse o incluso desplazar a tales depredadores implicaría un riesgo considerable. Este comportamiento sugiere un nivel significativo de cooperación y posiblemente el uso de tácticas grupales entre los homínidos para asegurar su parte en el sustento, subrayando una vez más la complejidad de las interacciones sociales y la capacidad para adaptarse a desafíos ambientales y ecológicos severos.
Inteligencia artificial para descifrar la prehistoria
La metodología empleada en el Proyecto Orce es una combinación de análisis tafonómico y tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial. A través del estudio tafonómico, los investigadores interpretan las alteraciones en los huesos fósiles para entender cómo fueron utilizados y modificados por los homínidos. Además, la inteligencia artificial contribuye a analizar de manera más precisa las marcas en los huesos, permitiendo una identificación detallada de las especies involucradas y sus interacciones.
Este proyecto es fruto de una colaboración interdisciplinaria que incluye a la Universidad de Granada, la Universidad Complutense de Madrid, el Museo Arqueológico Provincial de Granada, y otras instituciones internacionales, demostrando una vez más el valor de la cooperación científica en la investigación arqueológica.
La vida de nuestros ancestros
Los hallazgos en Fuente Nueva 3 han revolucionado nuestra comprensión de la vida prehistórica, mostrando que los primeros europeos no solo eran consumidores oportunistas, sino participantes activos y competentes en un ecosistema dominado por grandes depredadores. Esto refleja una complejidad en las estrategias de supervivencia que incluía habilidades avanzadas de carroñeo y posiblemente caza, así como el uso de herramientas para maximizar el aprovechamiento de los recursos disponibles.
El Proyecto Orce continúa explorando preguntas abiertas sobre cómo estos homínidos interactuaban con su entorno y otros seres vivos. Futuras investigaciones se centrarán en profundizar en el entendimiento de las técnicas de caza frente al carroñeo, y en cómo estas prácticas afectaban la estructura social y cognitiva de los grupos. Se planea emplear aún más la inteligencia artificial para analizar patrones de marcas en los huesos y mejorar la interpretación de los datos arqueológicos, abriendo nuevas ventanas al pasado remoto de la humanidad.
Este descubrimiento en Orce ilumina el pasado prehistórico y refuerza la continuidad en nuestra búsqueda por entender la historia humana. Cada hallazgo nos acerca más a comprender nuestras raíces más profundas y las capacidades inherentes que han definido la supervivencia y evolución humanas.
Referencias:
- Sánchez-Bandera, C. et al. 2020. New stratigraphically constrained palaeoenvironmental reconstructions for the first human settlement in Western Europe: The Early Pleistocene herpetofaunal assemblages from Barranco León and Fuente Nueva 3 (Granada, SE Spain). Quaternary Science Reviews 243, 106466. DOI: 10.1016/j.quascirev.2020.106466.
- Yravedra, J. et al. 2021. Use of meat resources in the Early Pleistocene assemblages from Fuente Nueva 3 (Orce, Granada, Spain). Archaeological and Anthropological Sciences 13, 213. DOI: 10.1007/s12520-021-01461-7.