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jueves, octubre 31, 2024

Presenciaron 41 mil espectadores soso empate a cero entre Pumas y Cruz Azul

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▲ El delantero del equipo universitario, Guillermo Martínez (centro), tuvo pocas oportunidades de gol, ya que el duelo fue muy disputado en el medio campo del estadio Olímpico.Foto Afp

Alberto aceves

Periódico La Jornada
Domingo 31 de marzo de 2024, p. a27

Los grandes equipos se transforman a través del tiempo. Por muy complejos que resulten los partidos, no soportan que sus rivales estén por encima y eso los hace sentir orgullosos. Pumas y Cruz Azul intentaron ayer demostrar su peso, pero el exceso de cálculo en su manera de jugar transformó un partido con demasiadas tensiones en un empate (0-0) flojo y desteñido rumbo a la recta final de la Liga Mx.

A pesar de las decepciones, la escasa consistencia de otros en el torneo ha mantenido con vida los sueños de ambos. Sus miles de aficionados se aferran a creer que en mayo, cuando se juegue la fase final, es posible pensar en una nueva pelea por el título de la mano de sus entrenadores. Aunque no se les cae el futbol de los bolsillos, la mayoría de las individualidades con las que cuentan Gustavo Lema y Martín Anselmi pueden emitir un brillo enceguecedor.

Pero anoche no fue el caso. Daba la impresión que después de la etapa autodestructiva que atravesaron en sus últimos compromisos, los jugadores se enroscaron en los silbidos de su afición y olvidaron disfrutar del juego.

Hasta hace no mucho, Cruz Azul era un equipo que creaba suspiros en lo alto de la Liga. Tenía un sello definido y mostraba maestría para dominar el fuera de lugar. Con el correr de la temporada, sus rivales lo han descifrado tanto que ya no sólo falla al tirar la línea, sino que acumula derrotas y empates desde hace cinco fechas.

Para los auriazules, la noche prometía ser una fiesta con casi todos los asientos ocupados. En total acudieron más de 41 mil 120 personas al estadio Olímpico, algunas de las cuales intercambiaron golpes e insultos en las gradas bajo los efectos del alcohol.

Los instantes finales del duelo fueron uno de los pocos refugios emotivos de cientos de familias. Por las zonas más altas del pebetero resonó con fuerza el ¡Daaale, Pumas, dale, dale, oh!, mientras mucho más apretados en la cabecera visitante los celestes aceptaron el desafío con el ¡yooo, soy celeste, es un sentimiento, que no morirááá!.

La Máquina echó de menos aquellas ofensiva de las primeras jornadas. Por su parte, Pumas logró ubicarse en el décimo puesto de la tabla, pero terminó lamentando las pocas oportunidades de peligro en una noche larga y decepcionante.

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