La angula es un bocado exquisito para ocasiones especiales en muchos hogares en España. Se trata de la forma juvenil de la anguila (Anguilla anguilla), especie bien conocida, que durante siglos ha despertado la curiosidad y la fascinación, sobre todo por un comportamiento muy peculiar: es una especie catádroma: esto significa que vive su etapa adulta en el agua dulce de los ríos, pero baja al mar a desovar. Es el comportamiento contrario al del salmón, anádromo, que vive en el mar pero regresa al río a poner los huevos.
Un viaje de ida y vuelta de miles de kilómetros
Durante mucho tiempo, el lugar de desove de la anguila era toda una incógnita. Se sabía que, de adulta, abandona las aguas de los ríos europeos, desde el macizo escandinavo hasta la cuenca del Mediterráneo, a finales del otoño, se adentra en el Atlántico, y ahí se les perdía la pista. Gracias a su cuerpo serpentiforme y a su piel cubierta de una sustancia mucosa resbaladiza, las capturas de anguila en alta mar son prácticamente inexistentes. Lo único que se sabía era que los alevines, aún diminutos pero ya con autonomía y cierto grado de desarrollo, regresaban del mar y remontaban los ríos, para crecer en las aguas dulces de los tramos medios.
La pregunta de dónde se reproducen las anguilas es un tema de debate en ciencia, que aún no se ha resuelto. La hipótesis más aceptada es que los peces adultos recorren miles de kilómetros océano adentro —pasando, según investigaciones recientes, por el archipiélago de las Azores— hasta el Mar de los Sargazos, una región de aguas calmas y limpias, ubicada en el cuadrante occidental del Atlántico Norte. El viaje de ida, entre 5000 y 10 000 kilómetros según el punto de partida, dura cerca de un año, y se sospecha que lo hacen completamente en ayunas.
Allí, entre los meses de diciembre y mayo, se cree que ocurre la reproducción. Un dato que se presume cierto porque desde el siglo XIX, se han conseguido capturar en esa zona larvas de anguila en una fase muy temprana de desarrollo denominada leptocéfala. La reproducción se sospecha que es por panmixia, las hembras dejan los huevos en una zona del fondo y los machos los fecundan después; esta información se infiere a partir de estudios genéticos, pero que no se ha podido confirmar. Hasta hoy, no se ha conseguido hallar en el Mar de los Sargazos una sola anguila adulta, y mucho menos, observar su reproducción. Se cree que, una vez que sucede la reproducción, los adultos mueren.
Sea como sea, las larvas, cuando alcanzan el grado de desarrollo suficiente, regresan a las costas europeas aprovechando la corriente del Golfo. Alcanzan las cuencas fluviales entre octubre y febrero, y remontan los ríos, donde pasarán varios años creciendo, hasta regresar al mar para cerrar el ciclo.
Una especie en peligro crítico
A lo largo de su vida, la anguila se enfrenta a múltiples amenazas naturales y antrópicas, que varían según la geografía. Estos impactos han sido tan abundantes, especialmente en las últimas décadas, que se estima que en el último medio siglo, la población global ha caído entre un 90 y un 98 %. Esta gravísima pérdida ha hecho que, desde el año 2008, la especie esté catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como en peligro crítico de extinción.
Una de las amenazas más evidentes es la construcción de presas y la presencia de turbinas hidroeléctricas. El adulto que remontó el río tiempo atrás, si durante su período de crecimiento se ha construido una presa, se encuentra con una barrera que puede resultar insalvable, y que le impide regresar al mar para completar su ciclo vital. Por otro lado, la angula que trata de nadar río arriba se encuentra con la misma barrera que le impide ascender, forzándola a quedarse en el tramo bajo del río, donde las aguas son más tranquilas y remansadas, y algunos depredadores, como las aves, tienen mucho más éxito.
Junto con la construcción de presas y otras formas de alteración del curso fluvial, como los trasvases, las condiciones del hábitat cambian y se reducen los recursos disponibles para la anguila, que ve su población diezmada. A todo ello se suma el cambio climático, y el consiguiente cambio en las corrientes marinas y la temperatura del agua. Las angulas se basan en estas condiciones para emprender su viaje hacia las aguas continentales, y si estas cambian, es posible que no puedan alcanzar los ríos donde deben crecer.
Pero de todos los impactos, el que más ha afectado a la población de anguila es la captura de sus larvas, las angulas, con fines gastronómicos.
Un plato con angulas, un mundo sin anguilas
Como ya adelantamos, la UICN declara a la anguila como especie en peligro crítico de extinción, el máximo nivel de amenaza previo a la extinción. Es un rango superior al que se observa en animales tan emblemáticos como el lince ibérico, el lobo, la lechuza o el águila imperial ibérica, todas especies protegidas por el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial en España o en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Resulta irónico que una especie mucho más amenazada, como la anguila, no se encuentre bajo protección.
En diciembre de 2023, un comunicado emitido por la Estación Biológica de Doñana (EBD), centro de investigación perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y firmado por más de 300 científicos españoles reclamó, con argumentos científicos sólidos, el cese total de la explotación de la anguila. Era casi una llamada desesperada; en palabras del profesor Miguel Clavero, de la EBD, «el cese de la actividad comercial en torno a la anguila no asegura su recuperación, pues son diversos los factores implicados en su colapso. Sin embargo, seguir con este aprovechamiento sí es garantía de que esa recuperación no se producirá».
Este tipo de recomendaciones se llevan realizando desde el año 2000, pero el Consejo Europeo de Agricultura y Pesca, que es quien determina las restricciones a la pesca de diferentes especies, ha hecho oídos sordos. En el comunicado, los científicos expresan que «cualquier aprovechamiento de la anguila es hoy insostenible», y, «contra de toda lógica, la anguila no solo sigue explotándose, sino que se ha convertido en un producto de lujo, cuyo precio se incrementa desenfrenadamente para satisfacer el deseo de exclusividad de personas que pueden permitirse grandes desembolsos».
Para evitar la extinción de esta especie es necesaria una veda total de anguilas, aplicable a todas las tallas, durante todo el año, en todo el territorio y para cualquier fin, y un control eficiente de la pesca ilegal —una de las que más dinero mueve actualmente—. Los investigadores, por supuesto, también solicitaron la inclusión de la anguila en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. De otro modo, el próximo plato con angulas podría suponer un mundo sin anguilas.
Referencias:
- BOE. 2011. Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.
- Casalini, A. et al. 2023. An app as a tool for detecting migrant females of Anguilla anguilla to support the wild population. Acta IMEKO. DOI: 10.21014/actaimeko.v12i4.1696
- Clavero, M. et al. 2015. Historical data to plan the recovery of the European eel. Journal of Applied Ecology, 52(4), 960-968. DOI: 10.1111/1365-2664.12446
- EBD-CSIC. s. f. Más de 300 miembros de la comunidad científica reclaman el cese de la explotación de la anguila.
- Evitemos la extinción de la anguila. 2023.
- IUCN. 2018. Anguilla anguilla [Data set]. DOI: 10.2305/IUCN.UK.2020-2.RLTS.T60344A152845178.en
- Pineda, M. C. 2022, noviembre 20. La anguila: el animal más misterioso podría extinguirse antes de que logremos entenderlo. The Conversation.
- Sonne, C. et al. 2021. European eel population at risk of collapse. Science, 372(6548), 1271-1271. DOI: 10.1126/science.abj3359