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viernes, noviembre 29, 2024

¿Cuál fue la principal aportación del español Miguel Servet a la ciencia?

La muerte en la hoguera ha sido un método de ejecución utilizado durante siglos, con frecuencia para castigar la herejía religiosa o la disidencia intelectual. Este cruel y arbitrario castigo se ha cobrado la vida de innumerables personas a lo largo de la historia.

Un ejemplo paradigmático de víctima de la hoguera es el del español Miguel Servet (1511-1553). Este brillante científico y teólogo, descubridor de la circulación pulmonar, fue condenado a muerte por sus ideas heterodoxas sobre la Trinidad.

Christoffel van Sichem, Retrato de Miguel Servet. Fuente: Wikipedia

Un librepensador renacentista

Aunque no todos los estudiosos se ponen de acuerdo, lo más probable es que Servet naciese en Villanueva de Sigena (Aragón). Aprendió latín, griego y hebreo, lenguas que dominó a los catorce años y que le abrieron las puertas del estudio de las leyes, la teología y la medicina. A lo quince años abandonó España para estudiar leyes en Francia, en donde pasaría la mayor parte de su vida.

Más adelante fue nombrado secretario del fraile franciscano Juan de Quintana, que llegaría ser confesor y consejero del emperador Carlos V, un trabajo que le permitiría viajar por diferentes ciudades europeas.

Su espíritu humanista y librepensador le atrajo numerosas polémicas y conflictos. En cierta ocasión llegó a afirmar que “ninguna autoridad eclesiástica o civil tiene derecho a imponer sus creencias ni a limitar la libertad de cada uno a atener y exponer las propias”. Una declaración de intenciones que, paradójicamente, no se cumpliría en su persona.

En uno de sus viajes, escandalizado por el lujo y la corrupción del papado, abrazó las ideas protestantes de Martín Lutero. Se dedicó al estudio de la Biblia en hebreo y griego, llegando a la convicción de que la traducción oficial en latín había tergiversado la doctrina. En 1531 publicó su primer libro (“De Trinitatis Erroribus”), en donde impugnaba el dogma de la Trinidad, lo que puso en su contra a católicos y protestantes.

Retrato de Martín Lutero. Créditos: Wikipedia

Fue por entonces cuando entabló relación con Juan Calvino, un reformista protestante afincado en Ginebra, con el que llegó a tener ciertas discrepancias teológicas. En 1546 el primero escribió a un amigo: “Si (Servet) viene aquí, si mi autoridad sirve de algo, nunca le permitiré que se marche vivo”.

El primero en comprender la respiración

Miguel Servet fue un pleno hombre renacentista: profesor de matemáticas y astronomía en París, anatomista y condiscípulo de Vesalio, editor de la Geografía de Ptolomeo y de una versión latina de la Biblia y, por supuesto, médico.

En 1553 Servet publicó su obra más famosa –Christianismi Restitutioun tratado de teología en el que había incluido algunos aspectos médicos, puesto que para él la fisiología revelaba la conexión divina con el ser humano. Allí escribió: “quien realmente comprende cómo funciona la respiración del hombre ya ha sentido la respiración de Dios y, por tanto, salvará su alma”.

Servet, en efecto, fue el primer médico occidental en comprender la respiración, oponiéndose a la teoría de Galeno que afirmaba que el aire viajaba al corazón por la vena pulmonar para mezclarse con la sangre, y que después cruzaba de un ventrículo a otro a través de unos poros interventriculares para distribuirse por el organismo. 

La teoría del aragonés fue totalmente novedosa: la arteria pulmonar lleva la sangre desde el corazón hasta los pulmones para entrar en contacto con el aire, y una vez que ha tenido lugar regresa nuevamente al corazón para ser bombeada. En Román paladino: no había poros interventriculares, la sangre pasa de un ventrículo a otro previo paso por el pulmón.

La teoría del aragonés fue totalmente novedosa. Foto: Istock

La verdad es que aquella teoría, totalmente revolucionaria pasó prácticamente desapercibida, posiblemente porque se escribió en un libro de teología. A diferencia de la doctrina religiosa de Servet, que levantó un tremendo revuelo y que ocasionó su persecución. El motivo no era otro que negaba la existencia de la Trinidad y rechazaba el bautismo.

Precisamente por ello sería condenado a pagar una multa económica y a morir en efigie en la hoguera, la primera de sus tres “muertes” en el fuego. Para evitar ser apresado, Servet huyó de Vienne –en el sureste de Francia- hacia Italia, pero de camino decidió hacer escala en Ginebra, en donde fue reconocido, detenido y condenado a la hoguera. Al parecer Calvino trató de conmutar su pena de muerte por la decapitación, pero todo fue en vano, Servet ardió con un ejemplar de su obra atado al brazo.

Tercera hoguera y última

En 1902 en el Congreso Internacional de Librepensadores, celebrado en Ginebra, se propuso que se erigiera un monumento a Servet en Champel, en donde fue ejecutado. El ayuntamiento de Ginebra se opuso a la medida, por lo que al final fue erigida en 1908 en Anenemasse, a pocos kilómetros de Ginebra, pero en territorio francés.

En 1941 el gobierno francés de Vichy, colaboracionista con los nazis, retiró la escultura y la fundió par obtener metal para fabricar cañones. Fue la tercera de las hogueras que sufrió Miguel Servet.

Referencias:

  • Jean-Paul Pittion. «Miguel Servet: El pensamiento y la acción». 1974
  • Carlos Giménez. «Servet. Biografía ilustrada». 2009
  • José Luis González. «Miguel Servet: Un científico y teólogo heterodoxo». 2011

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