Hasta siete primeras veces (y una primera comunión) se vivieron el fin de semana en el Circuit.
Si en MotoGP se suele decir que la temporada comienza al llegar a Jerez, en el caso del WorldSBK se podría establecer una equivalencia con la primera ronda europea; teniendo en cuenta que la habitual ronda inaugural de Phillip Island tiende a jugar al despiste. En este 2024, el Circuit de Barcelona-Catalunya actuaba como punto de entrada del certamen de las motos de serie al viejo continente, del cual ya no saldrá en todo el año.
En una temporada con poquísimas certezas e infinitas dudas tras los diversos terremotos invernales en forma de cambios de cromos, el trazado catalán debía servir para ordenar ideas, empezar a dar y quitar razones y, por qué no, hacer de pila bautismal para algún que otro esperado estreno. Lo que nadie esperaba es que no habría uno o dos bautismos, sino de una pila de ellos.
Al final fueron al menos siete. Como las bellas artes, los mares, los colores del arcoíris, los días de la semana, los sacramentos, las maravillas del mundo o los pecados capitales.
El primero tuvo lugar el viernes y la protagonista fue la más pequeña en términos de edad en el campeonato: la marca china Kove, que apenas cumple un año en Supersport 300, festejaba su primera Superpole de la mano del joven español Julio García.
La categoría ligera se llevaría la palma en lo de las primeras veces y el sábado protagonizó otro en diferido con la primera victoria de Jeffrey Buis sobre la KTM. El vigente campeón, con el número 1 en su RC 390 R, cruzó la meta en segundo lugar y subió a dicho escalón del podio, pero la posterior sanción a Íñigo Iglesias le otorgó el triunfo.
MUNDIAL SUPERSPORT 300 2024: PILOTOS, MOTOS, CALENDARIO…
Ese segundo bautismo hizo de preludio del tercero, uno de los más esperados del curso: el de Toprak Razgatlioglu con la BMW. Llegó por partida doble: primero con la Superpole y, horas después, con un increíble triunfo de talento y fe.
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Cuando todo parecía perdido por la desventaja que tenía con Nicolò Bulega, porfió hasta el final e hizo valer su mejor gestión de los neumáticos para atrapar al italiano y superarle en la última vuelta para el delirio del respetable; logrando la primera victoria en carrera larga de la BMW M 1000 RR y devolviendo a la marca alemana a lo más alto del podio de una carrera larga casi 11 años después del triunfo de Chaz Davies en Aragón el 14 de abril de 2013.
No terminaron ahí los estrenos sabatinos, ya que en la carrera de Supersport, el español Adrián Huertas mitigó el mal sabor de boca del Aruba.it Ducati llevándose la victoria de forma contundente; inaugurando su casillero de victorias en la categoría para protagonizar el cuarto bautismo del evento y convertirse en el tercer piloto en ganar en Supersport tras haberlo hecho en Supersport 300, algo que solamente habían hecho Manu González y Bahattin Sofuoglu.
MUNDIAL SUPERSPORT 2024: PILOTOS, MOTOS, CALENDARIO…
Quedaba todavía el domingo que arrancó con un memorable desenlace en el que Razgatlioglu se vistió de Valentino Rossi para ganar la carrera Superpole en la última curva. Tras bautizarse el día anterior, fue su primera comunión con la BMW M 1000 RR en un mano a mano ante el vigente campeón.
Si alguien pensaba que la pila de bautismos había terminado en la jornada anterior, se equivocaba de pleno. De hecho, la primera carrera larga del último día dejó dos por el precio de uno: por fin, después del ‘triunfus interruptus’ del día anterior, el errenteriarra Íñigo Iglesias se quedaba con los 25 puntos de la carrera tras subir (otra vez) a lo más alto del podio del Circuit.
Tras el quinto bautismo, apenas hubo que esperar 64 milésimas para el sexto: las que tardó Julio García en cruzar la meta a la espalda de su compatriota, después de haber cuajado una vuelta final memorable para quitarse la espina del día anterior y llevar a la misma Kove 321RR que le había dejado tirado en la primera carrera al primer podio de su historia en el Mundial de Supersport 300.
Faltaba el séptimo bautismo y, cómo no, la guinda del pastel tenía que ser para Álvaro Bautista. El español, que cerró 2023 logrando la friolera de ocho victorias consecutivas, no había conseguido ninguna en las cinco primeras del presente curso; condicionado por la lesión que arrastraba desde el pasado noviembre y, en menor medida, por los kilos extra de su Panigale V4R.
Un lastre que requería una adaptación para volver a hacer suyo el avión italiano. Estaba claro que era cuestión de (poco) tiempo: en la carrera final de Phillip Island le faltó media vuelta para ganar, y apenas horas antes apenas media curva. Con un buen puesto en parrilla y ante su público, no podía fallar y no lo hizo, soltando lastre con su primera victoria en la era del ídem.
