Tras semanas de rumores y teorías virales, Kate Middleton tuvo que reconocer finalmente que sufre cáncer, la misma enfermedad que aqueja al rey Carlos III. /
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El anuncio ha caído como una bomba que ha barrido por completo el ambiente de jolgorio inventivo que, hasta hoy, ha rodeado la figura de la princesa de Gales en las redes sociales.
Kate Middleton tiene cáncer, una circunstancia que sí da sentido a todo lo que ha venido ocurriendo desde que le dieran el alta el pasado 29 de enero, tras una
cirugía abdominal. Ahora se entiende la larga convalecencia, el silencio de los funcionarios de Kensington Palace y las
ausencias de Guillermo en la agenda oficial de Buckingham Palace. Todo queda, desgraciadamente, más que justificado.
Que el rey Carlos y la princesa de Gales, los dos
activos más importantes de la monarquía británica en este momento, sean víctimas de la misma enfermedad en el mismo momento no deja de ser preocupante. Evidentemente, primero se trata de una tragedia familiar. Pero, tras el factor humano, el apellido obliga a evaluar su
trascendencia institucional. Y es enorme. Podríamos decir que la Corona británica no vive un momento tan delicado desde
el fallecimiento de Diana de Gales, en 1997.
Kate Middleton reconoció en
el vídeo en el que anunció que sufría un cáncer que la noticia había causado «un shock para la familia» y lo mismo puede decirse de cómo ha reaccionado la audiencia global. Prácticamente todos los canales de televisión estadounidenses y británicos
han detenido su programación para expresar solidaridad y preocupación y narrar el anuncio, aunque poco se puede decir. No se espera que Kensington Palace abunde en más detalles, ni sobre el diagnóstico ni sobre el tratamiento.
La misma princesa de Gales ha reconocido que sigue una quimioterapia preventiva, a la que suele seguir
un largo proceso hasta que los médicos se aseguran que no quedan células cancerígenas en el cuerpo. En el vídeo se puede comprobar la
fragilidad física de Kate Middleton en este delicado momento de su tratamiento, aunque la firmeza y el aplomo con el que narró sus circunstancias permiten cierto consuelo a la ciudadanía británica. Aún así, 2024 ya puede considerarse otro ‘annus horribilis’ para los Windsor.
Pese al cierre de filas de los equipos de Buckingham Palace y Kensington Palace, la tarea de ocultar esta circunstancia era imposible. Y ahora comprobamos que la renuencia a confirmar la enfermedad de
Kate Middleton tuvo que ver con la
necesidad de privacidad de la familia, como la misma princesa de Gales ha reconocido. Sus tres hijos, de 11, 9 y 6 años, habrán necesitado tiempo para entender la situación. Probablemente no ha sido fácil mantenerles al margen de la
tormenta de rumores que esta ha desatado.
Existe un llamamiento general para
conceder privacidad a los príncipes de Gales en un momento especialmente delicado, pero lo cierto es que la enfermedad de Kate también es asunto de Estado. De ahí el reverdecer de los rumores sobre unos supuestos planes de los Windsor para
poner en marcha una regencia. A través de TikTok, ciertos usuarios aseguraron que personas cercanas a Buckingham Palace ya comentaban la dificultad para encontrar a la persona idónea para sustituir al rey Carlos durante su tratamiento.
La mala noticia llegó antes del funeral de Constantino
Evidentemente, la pregunta inmediata que suscitó esta especulación viral inquirió por el papel de Guillermo. ¿Por qué el heredero no era considerado como lógico regente? Ahora comprobamos la razón: el príncipe de Gales pretende
ejercer de esposo y padre ante todo. De hecho, fue por acompañar a Kate que no acudió a la misa en memoria de su padrino, Constantino de Grecia, en Windsor. Ambos habían recibido pocas horas antes la noticia del cáncer.
James Middleton, hermano de Kate, compartió en Instagram esta fotografía de su niñez con un mensaje para la princesa de Gales: «Hemos escalado muchas montañas juntos a lo largo de los años. Esta también la escalaremos contigo, en familia». /
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Evidentemente, los medios de comunicación británicos se han volcado en la solidaridad con Kate Middleton y su familia, sin subrayar el delicado momento que vive una monarquía obligada a
seguir adelante bajo mínimos. La reina Camilla no puede cubrir las importantes bajas y lo mismo puede decirse de los miembros de reserva de la familia Windsor que se han puesto a disposición de Buckingham Palace, de la
princesa heredera Ana a los duques de Edimburgo.
Sin noticias del príncipe Harry y Meghan Markle
Tras las inmediatas reacciones internacionales de mandatarios y casas reales, los duques de Sussex optaron por un comunicado escueto. No lo publicaron a través de su fundación Archewell ni de sus redes sociales, sino
en la revista ‘US Weekley’. «Le deseamos salud y restablecimiento a Kate y a su familia, con la esperanza de que puedan conseguirlo privadamente y en paz», declararon.
Qué distinto sería el panorama si
el príncipe Harry y Meghan Markle hubieran defendido su posición en Londres. Hoy serían decisivos en la tarea de remontar este grave momento personal e institucional. No sabemos si Harry y Meghan tuvieron algún conocimiento del la enfermedad de Kate Middleton antes de la publicación de su vídeo, aunque es probable que no supieran nada.
Esta misma semana, la presencia de Harry y Meghan en el ‘website’ oficial de la familia real británica
fue reducida drásticamente. Pasaron de poseer su propia biografía diferenciada, a compartir una biografía con otros miembros de la familia real. De hecho, quedaron situados junto al príncipe Andrés, el personaje más incómodo de la familia Windsor.
