11 C
Aguascalientes
sábado, noviembre 23, 2024

Todo lo que necesitas saber si te vas a comprar tu primer diamante

Dicen que son para siempre. También que son los mejores amigos de una mujer. Y, reconozcámoslo, todas querríamos desayunar con ellos (puestos). Hablamos de los
diamantes, la piedra preciosa más legendaria y exclusiva de todas. También la más aspiracional y preciada. La misma de la que Zsa Zsa Gabor aseguró que «nunca amé tanto a un hombre como para devolverle sus diamantes».

Por eso, hace pocos días, cuando una buena amiga me contaba emocionada que iba a invertir en comprarse
su primera joya importante, una pregunta me hizo reflexionar. «Pero los diamantes y los brillantes son lo mismo, ¿no?», me comentaba. Ahí es donde me di cuenta de que, misteriosos y deseados a partes iguales, los diamantes son los
grandes desconocidos de la alta joyería.

Según explican en
Tiffany&Co., «al igual que las huellas humanas, cada diamante posee determinadas características distintivas, cuatro cualidades (
color, claridad, talla y peso en quilates) que son los estándares aceptados a nivel global para evaluar su calidad«. Y es conveniente tener claras cada una de ellas antes de hacer nuestra primera inversión en una piedra preciosa de esta categoría.

Diferencia entre diamantes y brillantes y qué tipo de tallas hay

Y es que la pregunta de mi amiga parece que es la de muchas. De hecho, «
diamantes brillantes diferencia» es la primera sugerencia (después de unos cuantos títulos de películas) del motor de búsqueda de Google al empezar a teclear el nombre de esta gema, arrojando más de 13 millones de resultados sobre esta cuestión.


foto980


Diamantes de diferentes tallas y formas de Tiffany&Co. /


Tiffany&Co

La respuesta, sin embargo, no es tan obvia. Porque los diamantes y los brillantes son lo mismo… pero no son lo mismo. Todos
los brillantes son diamantes pero, ojo, no todos los diamantes tienen que ser brillantes. Y no, esto no es un extraño juego de palabras: la diferencia es que cuando hablamos de diamantes, hablamos de la piedra preciosa en bruto, mientras que el brillante es la talla concreta que se le da a esta gema.

La talla es, según los expertos joyeros, la más importante de las cuatro cualidades del diamante, la que determina la belleza de la gema en función de su simetría, proporción, pulido y, lo más importante,
la manera en la que las facetas de un diamante interactúan con la luz. La talla define cuál será la forma de un diamante en bruto, pero no a la inversa, ya que al hablar de forma lo hacemos de su apariencia geométrica.

Una vez difinida la talla,
la forma del diamante se clasifica en redondos, los más populares por su intenso brillo y porque «cuentan con más de 56 facetas que reflejan la luz y proyectan diminutos arcoíris en un impresionante espectáculo de fulgor y contraste», definen desde Tiffany&Co. y diamantes con forma de fantasía (princesa, cojín, esmeralda, ovalada, de pera, marquesa o de corazón).

Color, claridad y quilates, las otras características de los diamantes

Ahora que tenemos clara la diferencia entre diamantes y brillantes y sabemos qué es la talla y la forma, toca prestar atención a las otras tres características que clasifican y definen esta piedra preciosa:
el color, la claridad y el peso en quilates. Tres aspectos que no solo harán únicas a estas gemas, también influirán en su valor y precio.


foto980


Audrey Hepburn en el rodaje de Desayuno con diamantes. /


Getty

El color es la segunda cualidad más importante de un diamante y se refiere al tono natural inherente de los mismos. «Cuanto más cerca esté un diamante de ser incoloro, más excepcional es», observan los expertos en unos estándares que se asignan en forma de letra, de la D (incoloro) a la Z (amarillo claro). Eso sí, existen diamantes fancy de color, como los diamantes amarillos o los rosas, que tienen sus propios grados de color específicos, o los rarísimos (y valiosísimos)
diamantes negros, que se extraen en superficie en zonas muy determinadas de Brasil y África Central.

La claridad del diamante mide la pureza y la singularidad de la piedra y se califica en función de las inclusiones (imperfecciones internas) y manchas (imperfecciones externas) que se perciban bajo una ampliación de 10 aumentos. «Las inclusiones dificultan la refracción y el retorno de la luz, algo que afecta directamente al brillo», explica Hannah Jee, calificadora de diamantes. Existen 11 grados de claridad, desde L1, libres de imperfecciones, a l3, los diamantes imperfectos.

Por último, nos fijaremos en
los quilates que denotan el peso de un diamante, no su tamaño, ya que ese peso puede estar influido y puede variar dependiendo de las distintas formas y tallas que se le dé a la gema. Y que, como explican en la guía del diamante de Tiffany&Co., «un diamante puede tener un peso en quilates más elevado sin que parezca que tiene un mayor tamaño y, del mismo modo, dos diamantes con el mismo peso en quilates pueden tener tamaños diferentes si uno se ha tallado en más profundidad que el otro».

Leer mas

Leer más

Mas noticias

Verificado por MonsterInsights