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sábado, noviembre 23, 2024

La serie de ciencia ficción que nos adelanta uno de los posibles futuros que están por venir

Richard Morgan publicó la novela Altered Carbon (Carbono Alterado) en 2002 por la que recibió el prestigioso premio de ciencia ficción Philip K. Dick. La novela, gran éxito de ventas, fue adaptada en forma de serie de televisión y lanzada en febrero de 2018 en la plataforma Netflix. Morgan destaca su obra con una narrativa convincente que no sólo gira en torno a una cruda historia ciberpunk sino que también ofrece una exploración profunda de lo que podría deparar el futuro de la humanidad.

La serie de ciencia ficción que nos adelanta uno de los posibles futuros que están por venirMidjourney/Sarah Romero

Un futuro distópico

En la historia nos movemos más de 300 años en el futuro, concretamente en el siglo 25 en una sociedad poblada por humanos ‘descargados’ en las más ocurrentes formas que posibilitan una suerte de vida eterna. Rodada Vancouver y en la Columbia Británica en Canadá, nos vemos inmersos en una sociedad futurista en la que hay disponibilidad -limitada- de una tecnología que permite alargar indefinidamente la vida mediante el archivo de la conciencia en un chip que puede conectarse a un nuevo cuerpo, ya sea natural, el cuerpo de otra persona, o incluso artificial.

El protagonista de Carbono Alterado es Takeshi Kovacs, representado como un antihéroe (interpretado por el actor sueco-estadounidense Joel Kinnaman en la primera temporada y por un acertado Will Yun Lee, en la versión original asiática del personaje tanto en la primera como en la segunda temporada), un soldado mercenario de élite que despierta 250 años después en un cuerpo nuevo. Y es que volver a enfundar un cuerpo en otro cuesta dinero y, si no puedes pagarlo (o vas a la cárcel), al morir, la pila o chip se coloca en modo de suspensión.

Según el libro, Takeshi Kovacs nació en 2100 y la primera temporada está ambientada en el año 2384, momento en el que le “resucitan”. El protagonista del libro, Takeshi Kovacs, es un ex soldado de élite que ha sido «revestido» en un nuevo cuerpo en la Tierra para investigar la muerte de un hombre rico, que se considera un suicidio. El objetivo de despertarle en un cuerpo nuevo y salir de esa prisión de vacío, es a causa de que precisan su ayuda para resolver el asesinato del hombre más rico del mundo (Laurens Bancroft, interpretado por el actor inglés James Purefoy). Uno de los detalles que más nos atraen es cuando acepta el caso y se registra en un hotel gótico dirigido por Poe (interpretado por el actor Chris Conner), una inteligencia artificial holográfica. 

Universo ciberpunkiStock

¿Opción de no morir?

La humanidad ha desarrollado una tecnología que puede digitalizar la conciencia de una persona en una «pila», un pequeño dispositivo que se inserta en el cuello y con el que se menosprecia enormemente el valor del cuerpo humano. De hecho, el cuerpo humano es conocido coloquialmente como «funda», ya que cualquiera con el dinero suficiente puede cambiar de cuerpo y, si así lo desea, mantenerse joven y vivir para siempre. La pila registra los recuerdos y la conciencia de una persona, lo que le permite «volver a enfundarla» en un nuevo cuerpo tras la muerte física, siempre que la pila permanezca intacta. Pero es una tecnología únicamente accesible para potentados. Para los más ricos. En este mundo, ha sido mercantilizada por el 1 por ciento de la sociedad y básicamente los ha convertido en dioses. El resto, reside en un futuro distópico de estética ciberpunk con todos los aspectos o cualidades clásicas de este universo de ciencia ficción.

La única forma de morir permanentemente, según la historia, es si la pila se destruye y no tienes una copia de seguridad. O si eres católico, claro, ya que en Carbono Alterado el uso de esta tecnología va en contra de su religión.

Entre las “bondades” de aceptar otro cuerpo, que la conciencia navegue y se acostumbre a un cuerpo diferente, es que las adicciones, las manías, las reacciones, los gustos… todo se asume como uno solo. Si el cuerpo reenfundado era adicto al alcohol, el nuevo usuario se verá inclinado a consumir grandes cantidades de alcohol también.

Pese a todo, una de las preguntas que más pone sobre la mesa esta serie (o el libro en su defecto) es, ¿dónde empieza y termina la mente y dónde lo hace el cuerpo? ¿Podría ser así el futuro?

Referencias: 

  • Pisarev, A. (2019). Conflict of Immortalities: Biopolitics of Cerebral Subject and Religious Life in “Altered Carbon”. State Religion and Church in Russia and Worldwide. https://doi.org/10.22394/2073-7203-2019-37-3-149-172.
  • Garasic, M. (2019). Altered Mortality: Why the Quest for Immortality is Regaining Visibility in the Media. NanoEthics, 13, 255 – 259. https://doi.org/10.1007/s11569-019-00349-0.Buleu, C. (2022). Variations of Death in Richard K. Morgan’s Altered Carbon. From Cybergothic to Candygothic. VTU Review: Studies in the Humanities and Social Sciences. https://doi.org/10.54664/tixo9713.
  • Kečan, A. (2019). (CYBER) PUNK’S NOT DEAD – RICHARD MORGAN’S ALTERED CARBON. Knowledge International Journal. https://doi.org/10.35120/kij34061603k.
  • Wally, J. (2022). Narrative Conflict and Implied Value Conflict: An Analysis of Aspects of the Implied Worldview of Richard Morgan’s Altered Carbon (2002) and Hanif Kureishi’s The Body (2002). Anglia, 140, 71 – 92. https://doi.org/10.1515/ang-2022-0005.

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