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jueves, noviembre 21, 2024

Este piso reformado espectacular en Zaragoza te da una lección sobre cómo combinar tendencias y colores en decoración

Salón de la casa de Rosa Lahoz en Zaragoza./Néstor Marchador

Salón de la casa de Rosa Lahoz en Zaragoza. /
Néstor Marchador

En la época del minimalismo, del dominio de los espacios neutros y la omnipresencia de la
estética nórdica y escandinava en decoración, encontrarnos con el atrevimiento de
mezclar estilos, colores, estampados y tendencias en un juego de
teatralidad y maximalismo es una rara avis en el mundo del interiorismo.

Abrazar ese eclecticismo ha sido lo que ha hecho, preciosamente, el estudio Lapopie, que se ha encargado del proyecto de interiorismo y
reforma integral de
un piso en Zaragoza de mediados del siglo pasado y 120 metros cuadrados que pertenece a su fundadora, Rosa Lahoz. El resultado es tan sorprendente como impresionante.

El nombre del proyecto ya era un anticipo de lo que íbamos a encontrar: «
un piso sin miedo a las mezclas«. Porque, precisamente es eso, un espacio multicompartimentado no apto para todos los públicos. Con el concepto que se lee en la memoria, el resultado podía ser catastrófico o brillante. Y brillante se queda corto.

Salón.

Salón. /

Néstor Marchador

Desde Lapopie aseguran que se trata del proyecto residencial que mejor presenta su trabajo, con su esencia al 100%. Con esa puesta en escena de
una estética pintoresca y teatral que define su particular sello, es la propia Rosa Lahoz la que resconoce que «a mí me da alegría, vitalidad… Es lo que me transmite ver tantos colores en mi casa. Yo estoy muy a gusto, aunque soy consciente que no encaja a todo el mundo».

Salón comedor.

Salón comedor. /

Néstor Marchador

Solo apto para atrevidos y amantes del
diseño ecléctico, lo obvio hubiera sido caer en el tan ya manido minimalismo nórdico, que ya no sorprende pero no molesta a nadie; apostar por el
Mid-Century Modern como homenaje a la fecha de construcción del inmueble (1956) o dejarse llevar por las tendencias efímeras y con fecha de caducidad como el
estilo coquette. Pero eso era lo obvio.

Detalle del comedor. Foto: Néstor Marchador

Detalle del comedor. Foto: Néstor Marchador

«El envoltorio es de estilo industrial, pero con mi decoración aportó un toque aterciopelado para que no resultara tan frío», asegura Rosa Lahoz sobre este singular inmueble de solo cuatro alturas y escalonado, todos con terraza, «donde tienes la sensación de estar en un semi-ático». El primer paso fue
demoler todo y empezar casi de cero.

Cocina con isla.

Cocina con isla. /

Néstor Marchador

Después de
tirar abajo varios tabiques y cambiar ubicaciones originales, a la vivienda se accede directamente a un salón diáfano con una zona de estudio o trabajo, y tras recorrer un pasillo se llega a una cocina con office y salida directa a la terraza de 15 metros cuadrados, un dormitorio de matrimonio con vestidor, el baño principal y la habitación de invitados.

La terraza del piso de Rosa Lahoz. Foto: Néstor Marchador

La terraza del piso de Rosa Lahoz. Foto: Néstor Marchador

Se conservaron las antiguas cornisas de origen, así como algunos pilares de hormigón visto, y en las paredes, el estucado se iba retirando a trozos y la propia Lahoz decidió
dejar los golpes y las irregularidades, historia viva de las últimas décadas. Para pintarlas, cuentan desde Lapopie, «buscaba un efecto cemento cromático muy concreto que le resolvió un pintor decorativo que se desplazó hasta Zaragoza procedente de la otra punta de España». En cuanto al suelo, no pudo salvar los maderos de origen porque estaban deformes y se intalaron unos tableros sintéticos de acabado similar, anchos, de textura rugosa y estilo rústico.

Baño principal.

Baño principal. /

Néstor Marchador

Y si el eclecticismo se deja ver en el uso de los materiales (madera, hiero, papeles pintados, cerámica o latón), es aún más patente en el uso del color, donde
la regla 60-30-10 no tiene cabida en este proyecto en el que se combinan sin miedo azules, verdes, ocres, granates o rosas.

Dormitorio principal.

Dormitorio principal. /

Néstor Marchador

Las
antigüedades, adquiridas por la propietaria a lo largo de los años (y los viajes por todo el mundo) son las protagonistas de la decoración, así como los recuerdos personales y los objetos con significado personal. Además, como en Lapopie son especialistas en arquitectura floral,
las flores y plantas se han incluido de forma orgánica en todos los espacios, como sello distintivo de la firma e «imprescindibles para que una casa tenga alma», como asegura la propia Rosa Lahoz.

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