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viernes, octubre 4, 2024

Matthew Broderick reflexiona sobre su matrimonio con Sarah Jessica Parker: «Trabajar juntos puede que sea un buen ejercicio de pareja»

«Cuando entro en una tienda y veo a un matrimonio que trabajan todo el día juntos tras el mostrador y luego vuelven a casa también juntos, a veces me pregunto: ‘¿Cómo es posible que no se vuelvan locos?’. Pues ahora nosotros somos justo ese matrimonio», reflexiona
Matthew Broderick (Manhattan, 1962). El actor está representando Plaza Suite en Londres junto a
Sarah Jessica Parker, su esposa desde hace 26 años. El montaje, escrito por Neil Simon, se compone de un trío de obras de un solo acto que vio la luz por primera vez en 1968 y donde encarnan a tres parejas diferentes en sendos momentos de
crisis conyugal.

Sobrevolando el espectáculo hay una cuarta pareja, la que convierte a Broderick y Parker en miembros de la realeza actoral neoyorquina. Cada uno de ellos, cierto, es increíblemente famoso por sí mismo: él, como actor teatral ganador del premio Tony y protagonista de películas como Election Godzilla o Los productores; ella, sobre todo, como la estrella indiscutible de Sexo en Nueva York,
Carrie Bradshaw. Pero juntos son mucho más que por separado:
una de las parejas más famosas y estables del mundo del espectáculo.

Y, sin embargo, hasta ahora la posibilidad de
compartir escenario siempre había supuesto un riesgo añadido para ellos: ¿y si al hacerlo descubrían que el secreto de su éxito como compañeros sentimentales se basaba en mantener la distancia entre sus vidas profesionales? A excepción de un breve periodo de 1996, cuando la actriz sustituyó a una de las actrices del reparto de un musical de Broadway en el que su marido era protagonista, nunca antes habían trabajado juntos. Siempre se han tenido en cuenta mutuamente a la hora de
programar sus respectivas agendas, para asegurarse de que, si uno de ellos tiene que ausentarse del hogar, el otro podrá quedarse en casa con sus tres hijos: las gemelas Tabitha y Marion, de 14 años, y James, de 21 y ya en la universidad.

Plaza Suite, la obra de teatro en la que trabajan juntos Matthew Broderick y Sarah Jessica Parker

«Nos pareció que
Plaza Suite significaría pasar mucho tiempo juntos y no estábamos seguros de si íbamos a saber llevarlo», reconoce Broderick. El actor viste camisa blanca, vaqueros y mocasines, y parece a medio camino entre afable director de sucursal bancaria y eterno repetidor de curso. Relajado y cortés, en ningún momento da la impresión de tener algo más importante que hacer.

De hecho, suele volver locos a algunos de quienes trabajan con él y que confunden esa actitud con indiferencia. «Mientras el resto de actores ya han perfilado por completo sus personajes, yo sigo con el guion en la mano, callado, y eso provoca la histeria de algunos directores. No lo hago de forma consciente, simplemente soy así», explica. Incluso recuerda que John Hughes, que lo dirigió en Todo en un día, en una ocasión la emprendió a gritos con él: «¿A ti qué te pasa?», le espetó durante el rodaje. «No sé cómo explicarlo», insiste el actor. «Lo cierto es que no me gusta mostrar cuánto sé sobre mi personaje durante los ensayos. Pero,
cuando tengo al público delante, la cosa cambia».

Plaza Suite, que oscila entre la tragicomedia y la farsa, está más en sintonía con su sensibilidad artística, especialmente porque le permite explotar
su divertida química con su esposa, también una excelente actriz de comedia. «Es una compañera maravillosa», asegura, como si eso no fuera algo que no supiera de antemano. «Es que no lo sabía –responde con franqueza–. Sí sabía que es una gran actriz, pero ahora he descubierto que su forma de trabajar es muy compatible con la mía.
Me resulta muy fácil compartir un escenario con ella, y me encanta. Tiene un talento tremendo».

En la primera parte de
Plaza Suite, la pareja encarna a Sam y Karen Nash, que llevan 22 o 23 años casados, no lo recuerdan muy bien. Karen ha reservado la suite 719, la misma donde pasaron su noche de bodas, pero no tarda en quedar claro que su matrimonio se está desmoronando y que el interés de Sam están orientado hacia otra parte. En el segundo acto, interpretan a Jesse y Muriel, que fueron novios en sus años de instituto y que reavivan esa vieja relación tras sendos matrimonios miserables. Por último, en el acto final dan vida a Roy y Norma Hubley, que intentan desesperadamente persuadir a su hija para que salga del baño y se presente en su propia boda. La razón por la que se encerró es que la joven teme que su matrimonio acabe pareciéndose al de sus padres.

¿Les ha ayudado la obra a
reflexionar sobre su propio matrimonio? «Lo normal sería dar por hecho que sí –reconoce Broderick–. Pero no estoy seguro. Lo que nos está permitiendo, eso sí, es aprender a depender el uno del otro en el escenario, a centrarnos en ayudar a la otra persona en lugar de darnos prioridad a nosotros mismos. Y acostumbrarnos a
trabajar juntos puede que sea un buen ejercicio de pareja».

Tropiezos y consejos para soportar el rechazo

El actor
lleva la interpretación en la sangre: su padre, James Broderick, se dio a conocer gracias a la teleserie Family. «En mi infancia hubo momentos terribles», explica, probablemente en alusión a la época durante la que sus padres se separaron. «Pero, desde que tengo hijos y sé las dificultades que eso entraña, la defino como una época feliz».

De niño quería ser actor y disfrutaba de estar detrás del escenario con su padre, «especialmente del chocolate caliente que me daban». Pero cuando, con ocho años, le ofrecieron participar en una obra le entró el pánico. «Me puse a llorar», confiesa. Pasaron algunos años más antes de que se sintiera suficientemente seguro de sí mismo; y asegura que, pese a que la aparente facilidad con la que encarriló su carrera sugiera lo contrario,
sufrió varios tropiezos en el camino. «Un día, durante una audición para una obra de teatro, me cortaron en seco mientras estaba en mitad de mi monólogo y me dijeron: «Gracias. Vete». Eso me hizo llorar», recuerda, e inmediatamente se arrepiente. «¡No dejo de contar historias en las que acabo llorando!». ¿Significa eso que llora con facilidad? «Probablemente cuando era más joven».

Su padre le dio buenos
consejos para soportar el rechazo. «Si no conseguía un papel, solía decirme a mí mismo: «No lo he hecho bien». Hasta que él me dijo una vez: «¿Por qué crees que no lo has hecho bien? Siempre eligen a la persona equivocada, así que tal vez no sea culpa tuya. Es posible que tú no hayas perdido el papel, sino que ellos te hayan perdido a ti». Esas palabras no se me olvidan».

La historia de amor de Matthew Broderick y Sarah Jessica Parker

Hay dos cosas que, cuando le paran por la calle, Matthew Broderick sabe de antemano qué le dirán. «¿Estás de día libre?», recita mientras pone los ojos en blanco. [El título de Todo en un día en inglés es El día libre de Ferris Bueller]. Aparte de eso, añade,
los comentarios que la gente le hace normalmente se centran en su esposa. «Por favor, hazle saber a tu mujer cuánto me gusta». Y yo contesto: «¡Es lo primero que haré al llegar a casa!». En una ocasión, alguien llegó a preguntarme: «¿Eres tú Sarah Jessica Parker?». Pero no le importa no ser tan conocido como ella. «No soy competitivo y me alegra su éxito».

El actor Matthew Broderick. Foto: Philip CHEUNG

El actor Matthew Broderick. Foto: Philip CHEUNG

Se conocieron en 1991, mientras él trabajaba en una obra de teatro con los hermanos mayores de ella, Pippin y Toby. «La primera vez que la vi, me llamó mucho la atención. Era muy especial, acaparaba todas las miradas. Creo que vestía un abrigo acolchado de color naranja chillón, unos leggings blancos y unas botas Timberland. Tenía mucho estilo». En aquel momento, recuerda, «
ninguno de los dos estaba realmente disponible». Pasado un tiempo, él se armó de valor y le dejó un mensaje en el contestador: «Hola, soy Matthew Broderick…». Quedaron para una cita. «Fuimos a ver una película, pero no quedaban entradas, así que nos metimos a ver otra, El rey pescador».

Ya no se separaron.
En 1997 se casaron en secreto. Incluso los invitados acudieron pensando que estaban asistiendo a una simple fiesta, no a una boda. Parker lució un inolvidable vestido de novia negro de Morgane Le Fay. Desde entonces, viven en Manhattan y pasan las vacaciones tanto en los Hamptons como en Kilcar, un pueblo del condado irlandés de Donegal, donde tienen una casa y Broderick pasaba los veranos cuando era niño.

Un trágico accidente, terapia y rumores de crisis de pareja

Irlanda también trae recuerdos dolorosos al actor. En 1987, mientras iba al volante de un coche cerca de la ciudad de Enniskillen en compañía de la actriz Jennifer Grey, empezó a circular por el carril equivocado y chocó de frente con otro automóvil. La conductora, Anna Gallagher, de 28 años, y su madre, Margaret Doherty, de 63, murieron al instante. Él se fracturó una pierna y varias costillas, y sufrió un colapso pulmonar. Grey fue víctima de un latigazo cervical severo y necesitó cirugía para evitar una parálisis.
Se le acusó de homicidio por conducción temeraria y se enfrentó a una pena de hasta cinco años de prisión, pero sólo se le declaró culpable de conducción imprudente y fue sancionado con una multa de 100 libras.

Broderick dijo una vez que pensaría en aquel suceso todos los días durante el resto de su vida. «Sí, sigo haciéndolo –confirma mientras asiente con tristeza–. No me siento muy cómodo hablando públicamente de ello… Es un asunto muy duro para mí». ¿Le cambió la vida? «Estoy seguro de que así fue, sin duda. Y obviamente también a las víctimas y su familia. En realidad, no he pensado en ello en términos filosóficos».
Ha hecho terapia durante tantos años que «a veces el terapeuta muere; entonces me tomo un descanso antes de encontrar uno nuevo».

Cada año, generalmente justo antes de su aniversario de bodas, aparecen en la prensa
rumores de supuestos problemas entre la pareja. En 2019, cuando el actor estuvo en Londres participando en la obra teatral Starry Messenger, apareció una información que hablaba de una «pelea a gritos» entre ambos a las puertas de un restaurante. Sarah Jessica Parker se enfureció tanto por la publicación que la desmintió a través de Instagram.

«No me hace mucha gracia», aclara Broderick. ¿Hay algo de verdad en esas habladurías? «A veces hay un grano de verdad y a veces no hay nada. Pero un grano es peor que… Un grano no es muy útil», concluye. A juzgar por sus palabras, su decisión de protagonizar en pareja una obra que se centra tan directamente en el matrimonio parece arriesgada. «Es como ir contracorriente», bromea.

Él asegura que
no ve a Parker como su esposa cuando están en el escenario. «Creo que esos momentos son como un tiempo muerto en nuestra relación». Tampoco comentan después la función. «No solemos hablar de la obra, al menos no mucho. Nos subimos al coche, miramos el móvil y nos vamos a cenar a algún lado». Es hora de poner fin a la conversación. Mientras caminamos hacia su coche, le pregunto si hay algún secreto que explique la longevidad de su relación. «Yo también me lo pregunto. Imagino que
somos adecuados el uno para el otro. El tiempo pasa y aquí seguimos».

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