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sábado, noviembre 23, 2024

“El predominio de la izquierda de la Revolución Mexicana adormeció a la gente”: Joel Ortega y Jorge Castañeda

Por Héctor González

La historia de la izquierda en México no transcurre en línea recta, durante su desarrollo hay crestas y baches, aciertos y contradicciones, algunos de los cuales son analizados en Las dos izquierdas (Debate), un libro escrito a cuatro manos por Jorge G. Castañeda y Joel Ortega, ambos en su momento militantes del Partido Comunista Mexicano.

Tanto Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Vicente Fox y autor de títulos como La utopía desarmada y La vida en rojo, una biografía del Che Guevara, como Ortega, militante de los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971, plantean la existencia de dos izquierdas cuyas historias corrieron en paralelo de 1920 a 1988, año en que la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas marcó la desaparición de la izquierda independiente y en cambió se fortaleció la que surgió bajo la sombra de la Revolución Mexicana.

¿De dónde viene el interés por escribir Las dos izquierdas?

Joel Ortega: De la necesidad de despejar el significado de este término tan contradictorio y desvirtuado. En el libro planteamos que hay dos izquierdas en México: una oficial, producto de la Revolución Mexicana y otra independiente que viene desde el siglo XIX, y cuyo momento estelar es la fundación del Partido Comunista; ya después ese mismo partido, tuvo actitudes de alineamiento con la izquierda oficial, al punto que actualmente vivimos una absorción de la independiente por parte de oficial que triunfó. El gobierno actual es la consolidación de la izquierda de la Revolución Mexicana.

Jorge Castañeda: De 1920 hasta 1988 coexistieron ambas izquierdas. Si bien en la independiente la parte más fuerte se dio con Partido Comunista, también surgieron grupos como los trotskistas, maoístas y castristas, incluso durante un breve lapso el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Por otra parte, la izquierda de la Revolución Mexicana estuvo presente dentro del obregonismo y el callismo, aunque no de manera dominante; fue más poderosa durante el cardenismo, pero sin alcanzar realmente el poder. En 1988 la izquierda independiente desapareció porque fue fagocitada por la que representó el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

¿En algún momento fueron complementarias estas izquierdas?

JO: En otros países, las izquierdas tuvieron independencia frente a los gobiernos, la particularidad de México es que aquí el Estado fue capaz de adueñarse de sus banderas y de adormecer a la izquierda social o de movimientos. Un momento estelar fue el 68, las demandas estudiantiles se convirtieron en un emblema contra el autoritarismo, recordemos que para Díaz Ordaz como para López Obrador, el principio de autoridad es infranqueable, por eso las feministas, ambientalistas o quienes desde la izquierda no estamos con él, somos conservadores o marcianos.

¿Este planteamiento es exclusivo de México o se puede ver en el resto de América Latina?

JG: El caso más similar al mexicano es el argentino, en el sentido de que a partir de 1944 el peronismo se constituye en un partido y nostalgia que hasta la fecha sigue marcando a la política e izquierda argentina. Al igual que con el PRI, difícilmente puede decirse que el peronismo fue de izquierda o de derecha. Por otro lado, en Argentina siempre ha habido una izquierda independiente, pero ha estado marginada por el peronismo. En otros países sucedió lo contrario, la izquierda independiente llegó al poder y gobernó de manera eficaz, por ejemplo, Bachelet en Chile, el Frente Amplio en Uruguay o Lula en Brasil. En México es extraño o notable, que López Obrador no se lleve bien con estos cuates, Lula llegó a la presidencia hace catorce meses y no ha venido a México y López Obrador no ha ido a Brasil. Cuando Boric vino a celebrar el cincuenta aniversario del discurso de Allende en Guadalajara, se peleó con López Obrador porque no le permitió ir a la U de G. Son estirpes distintas.

¿Qué tipo de izquierda representa López Obrador?

JO: Representa una continuidad histórica. Mi concepción es que la revolución mexicana fue derrotada por Calles y representada, al menos en lo simbólico por Zapata y Villa. Luego ocurrió algo trágico, la Casa del Obrero Mundial se organizó para promover los batallones rojos que combaten a favor de Carranza y en contra de Zapata. El movimiento obrero, por definición aliado de los campesinos, en México se convirtió en el instrumento del Estado para combatir a los campesinos rebeldes. Este país ha sido muy contradictorio. Una parte de la dirección del Partido Comunista es ideóloga de López Obrador, un gobierno que ha hecho pocas reformas populares. El presidente decretó el fin del neoliberalismo a pesar de que ha adelgazado al Estado como nadie, despidió gente a lo bestia, se niega a hacer una reforma fiscal distributiva y alaga al gran capital. Salvo el aumento del salario mínimo, que fue producto de la presión de los canadienses y los gringos, para firmar el T-MEC, no ha hecho gran cosa en este sentido. La tesis del libro es que el predominio de la izquierda de la Revolución Mexicana adormeció a la gente. Tenemos más de quince millones de electores que creen que López Obrador es revolucionario, pero lo cierto es que con él, el ciclo de la Revolución se acabó.

¿Hay diferencias entre el tipo de izquierda que representan López Obrador y Claudia Sheinbaum?

JC: El libro puede ser útil para entender lo que vivimos hoy día y para entender las diferencias, de haberlas, entre ambos. Sheinbaum empezó su carrera política en el movimiento estudiantil de 1987 y que se enfrentó al rector Jorge Carpizo, era la época del CEU encabezado por Imanol Ordorica, Toño Santos y Carlos Imaz, este último entonces esposo de Sheinbaum. Al darse la ruptura dentro del PRI de la corriente democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, muchos integrantes del CEU se les unieron para apoyar la candidatura del ingeniero. En el periodo inmediatamente posterior al fraude de 1988 la corriente democrática y no pocos expríístas, se devoran y dominan a todos los grupos independientes, incluyendo al CEU y a Claudia Sheinbaum. Ahora en 2024, Morena, la 4T y López Obrador, siguen siendo totalmente dominados por la izquierda de la Revolución Mexicana, de modo que es ingenuo, por no decir tonto, pedirle a ella que rompa con López Obrador, no hay cómo ni manera por todo un conjunto de razones históricas. Este rompimiento va contra su propia historia.

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