Imagina una pequeña piscina de un viscoso elemento naranja radioactivo. Un chico se acerca, coge un pedazo y lo moldea como si fuera ‘flubber’ hasta hacer una especie de pelota, que deforma, divide y junta como si estuviese jugando con plastilina.
Acto seguido, la extiende sobre su mano hasta recubrir el dorso con una fina capa de esa extraña sustancia. Coge un martillo y asesta varios golpes sobre su mano, protegida por menos de un centímetro de grosor de ese compuesto que segundos antes parecía ser líquido.
Después de varios sonoros martillazos, enseña la mano -completamente indemne– con una sonrisa de oreja a oreja y el pulgar hacia arriba.
Así es como sucede la magia en D3O.
Entendiendo magia por su acepción en el mundo real: ciencia.
Porque a D3O no se llega a través del andén 9 y ¾ de Kings Cross, sino conduciendo casi una hora desde el aeropuerto de Gatwick hasta llegar a Croydon.
Allí está el cuartel general de esta empresa de ingeniería química, famosa por la creación de dicha la sustancia D3O: un fluido no newtoniano que, entre otras muchas cosas, sirve para proteger a los moteros, tanto en las carreteras como en los circuitos.
Cuando llegas allí, lo primero que descubres es que la división de motociclismo es solo una de las cinco en las que trabajan, ya que también se encargan de protecciones para otros deportes, para aparatos electrónicos, uniformes de trabajo e incluso a nivel militar.
El siguiente paso de la visita consiste en viajar hacia atrás en el proceso: allí Álex vierte dos líquidos -uno naranja normal y otro que parece agua sucia- en un recipiente, llena una vaso, lo introduce en una máquina y allí se transforma en ese viscoso producto naranja radioactivo que empieza a crecer rápidamente hasta superar el límite del vaso… sin llegar a desbordarse, quedando como una especie de champiñón.
De ahí pasa al moldeado, donde el mencionado fluido es capaz de adquirir multitud de formas, que en la vertiente del motociclismo supone transformarse en protecciones para las extremidades, la espalda, el pecho, la cabeza, las manos y los pies hasta formar un catálogo de lo más completo.
Sin embargo, la joya de la corona de esta visita era el protector de espalda D3O Viper Air, que presentaron hace apenas unos meses en el popular Salón EICMA de Milán y que es la evolución del D3O Viper, que lleva siendo su producto estrella durante una década.
El Viper Air aumenta la comodidad al ser un 22% más ligero por su nueva geometría ondulada y multiplicar la ventilación por 4,5 mediante una regulación térmica mejorada; y todo ello sin menoscabar -evidentemente- ni un ápice su capacidad protectora.
La premisa de D3O a la hora de fabricar protecciones para moteros es muy clara: tienes que ir protegido sin sentir que llevas una armadura.
¿Y cómo se consigue todo esto? Jugando con la química. Nos lo explica Patricia, que pone el acento español en la fábrica británica, donde desempeña el cargo de Líder en Desarrollo de Materiales.
Nos cuenta que son hasta diez los productos químicos distintos que intervienen en el producto final, y que cambiar cualquiera de ellos lo arruinaría por completo. Se parte de las moléculas y para cada producto pueden llegar a hacerse hasta 20 formulaciones diferentes, que pueden llevar hasta cuatro meses solamente para la base.
Destaca también cómo el hecho de tener todos los departamentos en el mismo cuartel general permite disfrutar de rápidas sinergias. Por ejemplo, el equipo de test está a unos metros, con apenas un par de puertas de distancia. Eso hace que el feedback entre departamentos sea inmediato y, valga la redundancia, fluido.
Eso ha permitido crecer rápidamente a una empresa creada en 1999 y cuya primera aplicación comercial se sitúa en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006, donde equiparon a las selecciones de esquí tanto de Estados Unidos como Canadá, cambiando el paradigma de dicho deporte, ya que hasta entonces las protecciones de los esquiadores eran francamente incómodas.
Con una plantilla plagada de gente tan joven como sobradamente preparada, en menos de dos décadas han pasado de equipar esquiadores a trabajar con el Departamento de Defensa de Estados Unidos o con la NASA mediante una filosofía de puro inconformismo.
Si hay algo que tienen claro es que, por muy buenos que sean sus productos, siempre se pueden mejorar. No se ha llegado al techo de desarrollo, ya que siempre surgen nuevos materiales y nuevas tecnologías que permitirán ir más allá; y siempre están pensando en qué será lo próximo que sacarán al mercado (ojo spoiler: están trabajando en una aplicación militar para reducir traumatismos).
Para ello, algo que consideran innegociable es conseguir siempre el mejor material posible sin ningún tipo de limitaciones, da igual que provenga de Gran Bretaña, Alemania, Italia o Asia.
Finalmente, más allá de la vertiente química, D3O también tiene su propia fórmula para atraer y retener a sus clientes. En este caso, las ‘moléculas’ de las que se compone su servicio serían algunas como:
- Buscar el compromiso entre protección, comodidad y estética.
- Entender que la calidad también implica durabilidad, no solo diseño.
- Proteger tanto a pilotos profesionales como a usuarios de moto.
- Ofrecer un apoyo total a las marcas con las que trabajan.
- Fijarse en los problemas específicos de cada sector para darles la solución.
- Estar siempre pendiente del feedback que aportan los clientes.
- Seguir testando los productos años después para ver su duración.
- Mantener el compromiso de seguir mejorando siempre.
Gracias a todo ello han conseguido llegar a producir, de forma anual, unos tres millones de protecciones de extremidades y medio millón de protecciones de espalda; logrando seducir -y conservar- a marcas tan importantes como Rukka, Klim, Triumph, Harley Davidson, Furygan, Richa, Icon, Belstaff, KTM y Held; o a estrellas de la talla de Michael Dunlop, que lleva desde 2017 siendo un piloto ‘D3O Protected’.
El mítico road racer, que a comienzos de este 2024 estuvo visitando el cuartel general en Croydon con motivo de su renovación para tres temporadas más, dejó una frase que sintetiza la esencia de lo que D3O ha conseguido: «No subirías una montaña en chanclas. Entonces, ¿por qué pilotar una moto con algo que no sea D3O?«.