¿Quién dijo ‘Estoy aquí en contra de mi voluntad’? ¿Es verdad que el epitafio de Groucho Marx es ‘Perdonen que no me levante’?
Derivado del término griego epitaphios que significa «oración fúnebre», los epitafios son citas o frases que aparecen talladas de la tumba que conmemora al difunto de una manera individual. Estas inscripciones conmovedoras -algunas, hechas con mucho humor- marcadas en la piedra, retratan sus pensamientos finales y la memoria del ser querido fallecido.
Algunas personas pueden incluso tener la oportunidad de escribir su propio epitafio antes de morir. Ciertamente, no es fácil encontrar las palabras adecuadas cuando se trata de expresar esa última voluntad que quedará tallada para siempre, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un momento difícil, ya sea para el fallecido -interfecto o no- como para sus familiares.
Estas declaraciones duraderas se mantienen como el recordatorio final del difunto para aquellos que visitan su lugar de descanso, por lo que es esencial tomarse el tiempo para elegir una dedicatoria adecuada. Y así lo han hecho muchas figuras famosas.
A continuación os mostramos una selección de epitafios célebres; seguro que muchas de las frases te resultan hasta divertidas o puede que chocantes, pero no cabe duda que muchos de estos epitafios son inolvidables y atemporales.
Resumir una vida en unas pocas palabras puede ser muy difícil. Con estas frases inscritas sobre sepulcros o lápidas algunos personajes históricos intentaron dejar huella después de la muerte.
Pueden estar a dos metros de profundidad, pero un buen epitafio significa que nunca seremos olvidados. Algunas de las personas más ingeniosas y famosas que vivieron en distintos momentos de la historia dejaron un mensaje igualmente memorable en sus lápidas para recordarlas una vez que no estuvieran aquí. Muchos nos ofrecen bromas; otros, observaciones contundentes sobre la vida y la muerte; algunos no contienen palabras en absoluto, pero sí números. Unos, trascendentales y algunos hilarantes, pero todos son representaciones casi perfectas de las personas que se encuentran bajo ellos.
Desde el cantante Frank Sinatra, pasando por el comediante Groucho Marx, el director de cine Alfred Hitchcock, el compositor alemán Johann Sebastian Bach, el escritor Arthur Conan Doyle, hasta el político británico Winston Churchill, aquí tienes una buena selección de nuestras inscripciones favoritas de lápidas en tumbas y también cenotafios (tumbas vacías).
Johann Sebastian Bach
Uno de los falsos epitafios atribuidos a la tumba del compositor alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750) es: «Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga». Sin embargo, en su túmulo, que se encuentra en la Iglesia de Santo Tomás, de Leipzig (Alemania) únicamente podemos leer el nombre del artista. Bach, reconocido como el genio del Barroco, murió a los 65 años por una apoplejía complicada por una neumonía.
Groucho Marx
“Perdonen que no me levante” es el famoso epitafio atribuido al actor y humorista estadounidense Groucho Marx; sin embargo, jamás ha estado grabado en su lápida en el Eden Memorial Park de Los Ángeles. Marx no ocupa una tumba sino un nicho y en él solo podemos ver una placa de bronce con las palabras «Groucho Marx 1890-1977» y una estrella de David. No hay nada más escrito. Una de esas leyendas urbanas que se extienden como la pólvora.
Giacomo Leopardi
El poeta y filósofo Giacomo Leopardi murió en Nápoles el 14 de junio de 1837 a causa de la enfermedad del cólera. En su tumba reza simplemente una inscripción que celebra “Un erudito admirado fuera de Italia”, pero está claro que si Leopardi hubiera escogido su propio epitafio habría escogido una cita similar a esta: “»No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo.»
Billy Wilder
El epitafio del director de cine estadounidense Billy Wilder es el siguiente: «Soy escritor, pero claro, nadie es perfecto». En él hace gala de la ironía y la parodia que cierran la mítica película de Con faldas y a lo loco.
Frank Sinatra
“Lo mejor está por llegar”, nos dejó escrito el cantante estadounidense Frank Sinatra.
Vicente Huidobro
El poeta chileno creador del movimiento estético denominado creacionismo, Vicente Huidobro, dejó un epitafio de lo más insólito. Dice así: “Abrid la tumba. Al fondo de esta tumba, se ve el mar”.
Dorothy Parker
La escritora y poeta americana Dorothy Parker, se caracterizaba por agregar mucho humor e ingenio a sus escritos y su epitafio no iba a ser menos. En él podemos leer lo siguiente: “Perdonad el polvo”…
Edgar Allan Poe
Murió el 7 de octubre de 1849. Poe fue enterrado inicialmente en la parte trasera del cementerio de Westminster, sin una lápida. En arenisca marcaron «No. 80». No hubo sermón ni casi asistentes al entierro. Posteriormente, el 17 de noviembre de 1875, se realizó un nuevo entierro, esta vez, con un momento en su honor con un epitafio de su poema más famoso, El cuervo. “Dijo el cuervo: Nunca más”.
Jimi Hendrix
Bajo una simple lápida de granito ilustrada con una guitarra Stratocaster y el epitafio «Forever in Our Hearts» (Siempre en nuestros corazones) es el recuerdo que nos dejó el músico estadounidense Jimi Hendrix y uno de los guitarristas más célebres de la historia del rock. Sus restos se encuentran en Greenwood Memorial Park (EE. UU.).
Francisco de Quevedo
Quevedo murió el 8 de septiembre de 1645 en una habitación del Convento de los Dominicos de Villanueva de los Infantes cuando contaba con 64 años. En su lápida, como no podía ser de otra manera, podemos encontrar una pieza de uno de sus sonetos, una excelente pieza literaria: “Qué mudos pasos traes, ¡oh! muerte fría, pues con callados pies todo lo igualas”.
Jim Morrison
El vocalista de la banda de rock The Doors, Jim Morrison, y miembro del club de los 27, nos dejó el siguiente epitafio: «Kata ton daimona eaytoy» («De acuerdo con su propio espíritu», en griego clásico)
Lord Byron
La piedra conmemorativa al sexto barón Byron en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster se dio a conocer el 8 de mayo de 1969. Se encuentra junto a los monumentos de Dylan Thomas, Lewis Carroll y D.H. Lawrence. La piedra de mármol blanco está incrustada con letras de mármol Sienna de oro y dice: Lord Byron falleció el 19 de abril de 1824 a los 36 años en Missolonghi, Grecia. «But there is that within me which shall tire. Torture and Time, and breathe when I expire».
Molière
Con mucho humor podemos leer “Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. El dramaturgo francés Molière nos dejó grandes obras de la literatura universal como Tartufo o El misántropo. Este genio de la comedia francesa quiso hacer honor a su carácter también en su propia lápida.
Miguel de Unamuno
El escritor y filósofo español de la generación del 98 nos dejó un epitafio tan genial como él: “Méteme, Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar. Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar”. Su tumba se encuentra en el cementerio de Salamanca.
Mel Blanc
El actor de doblaje que daba voz a Porky, el cerdo de Looney Tunes, nos dijo adiós con su «That’s all folks» («Eso es todo amigos»). El famoso doblador hizo la voz de aproximadamente 400 personajes animados, entre ellos Bugs Bunny, el Pato Lucas, Piolín o Pablo Mármol.
Emily Dickinson
«Called back», “Me llaman”. Así de concisa quiso que fuera la última línea de su vida. Como curiosidad, la poeta estadounidense Emily Dickinson rara vez salió de casa y también tuvo muy pocos amigos. Al parecer, le abrumaba el exterior.
Cantinflas
El actor y comediante mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, también nos dejó un epitafio con mucho humor: «Parece que se ha ido, pero no es cierto».
Miguel Mihura
Otro de los falsos epitafios atribuidos a famosos es el del escritor y periodista español Miguel Mihura. “Ya decía yo que ese médico no valía mucho” no es el epitafio que reza en su tumba. Solo aparece su nombre completo, su labor como escritor y académico de la RAE y su fecha de nacimiento y muerte. Se encuentra en la tumba familiar en el cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa).
Jesse James
Uno de los forajidos más conocidos del Lejano Oeste, Jesse James, fue asesinado a traición por su mejor amigo. Su madre dejó constar tal agravio en su epitafio: «Asesinado por un cobarde y traidor cuyo nombre no merece figurar aquí».
Winston Churchill
«Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa»… Es lo que podemos leer en el epitafio del ex primer ministro inglés Winston Churchill, también conocido como el ‘bulldog británico’.
William Shakespeare
El dramaturgo y poeta inglés considerado uno de los escritores más célebres de la literatura universal, William Shakespeare, se despidió con el siguiente epitafio: «Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos». Shakespeare, que murió a los 53 años, redactó él mismo su epitafio.
Marlene Dietrich
La actriz y cantante alemana se despidió con: «Hier steh ich an den Marken meiner Tage«. «Estoy aquí en el último escalón de mi vida». Marlene Dietrich falleció el 6 de mayo de 1992 en París (Francia) a los 90 años de edad a causa de una insuficiencia renal. Es considerada uno de los mitos del séptimo arte.
Enrique Jardiel Poncela
El escritor y dramaturgo español Enrique Jardiel Poncela se mostró la mar de práctico en su epitafio: «Si queréis los mayores elogios, moríos». Poncela murió el 18 de febrero de 1952 a los 50 años a causa de un cáncer.
Francis Scott Fitzgerald
El novelista y escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald, reconocido como uno de los mejores autores estadounidenses del siglo XX, dejó en su epitafio unas líneas de El gran Gatsby: «Así que seguimos avanzando, los barcos contra la corriente, llevados incesantemente al pasado «. Tal vez nunca podamos superar lo que fuimos, pero al igual que Jay Gatsby y el propio Fitzgerald, lo seguimos intentando.
Juan Ramón Jiménez
El poeta español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1956, Juan Ramón Jiménez, no habría podido despedirse de otra forma que no fuera mediante poesía: «Y cuando me vaya quedarán los pájaros cantando…». Jiménez falleció en Puerto Rico el 29 de mayo de 1958 a los 76 años de edad; solo dos años después de que un cáncer se llevara a su esposa, la también escritora, Zenobia Camprubí. Las tumbas de Zenobia y Juan Ramón Jiménez se encuentran en el cementerio parroquial, el Cementerio de Jesús en Moguer.
John Keats
El poeta John Keats fue uno de los principales trovadores británicos del Romanticismo. Melancólico e imaginativo a partes iguales, Keats murió muy joven, con 25 años a causa de la tuberculosis. En su epitafio reza lo siguiente: «Aquí yace uno, cuyo nombre fue escrito en agua» que, según los expertos de la época, era una clara alusión al poema 70 del poeta romano Catulo.
Oscar Wilde
El epitafio es un verso de Balada de la Cárcel de Reading (poema de 1897): «Y lágrimas alienígenas se llenarán por él. La urna rota de Pity, Porque sus dolientes serán marginados. Y los marginados siempre lloran”. Así se mostraba en sus últimos momentos el escritor, poeta y dramaturgo irlandés, Oscar Wilde. Wilde falleció el 30 de noviembre de 1900 a los 40 años debido a una meningitis. Fue enterrado inicialmente en el cementerio de Bagneux (Francia), pero nueve años más tarde sus restos fueron trasladados al Cementerio de Père-Lachaise, en el XX Distrito de París.