Hugh Grosvenor y Olivia Henson el día de su boda. /
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El duque de Westminster,
Hugh Grosvenor, de 33 años, antiguo soltero más cotizado de Inglaterra y el joven más rico de su país,
contraía matrimonio con Olivia Henson, de 31, en la catedral de Chester el pasado 7 de junio. La pareja había anunciado su compromiso en abril del año pasado, tras dos años de relación. El evento fue calificado como
la boda de sociedad de la década y contó con la asistencia del príncipe Guillermo y su prima, la princesa Eugenia.
En las semanas previas al enlace pudimos conocer todo lujo de detalles sobre una ceremonia en la que los novios pusieron
«su sello personal en todos los preparativos», desde los miles de flores que adornaron la ciudad hasta la comida que degustaron los invitados. También lo supimos todo sobre la
controvertida ausencia de Harry y Meghan y la muy comentada
espantada a última hora de Carlos y Camilla.
Tras la boda,
la poderosa pareja emitió un breve comunicado en el que aseguraba estar «
profundamente agradecidos a todos los que nos apoyaron ayer y queremos extender un agradecimiento especial a aquellos en Chester que ayudaron a hacer nuestro día tan memorable«.
Pero tras ese momento, parece como si
a Hugh y Olivia se los hubiera tragado la tierra. No hay noticias sobre el destino que han elegido para su luna de miel ni sobre su prevista
mudanza lejos de Londres. Parece que la pareja ha querido pasar estos primeros meses como marido y mujer de la forma más discreta posible, aunque no han podido evitar
verse implicados en una controversia.
La polémica por el coste de la boda de los duques de Westminster
La fastuosa boda del duque de Westminster, que posee
una fortuna que supera los 10.000 millones de euros, ha sido objeto de críticas tras conocerse que los contribuyentes tendrán que
pagar por el coste de la vigilancia policial durante la ceremonia.
El príncipe Guillermo en la boda de los duques de Westminster. /
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La policía del condado de Cheshire afirma que no le pedirá que contribuya a los gastos de seguridad del evento y que serán
los contribuyentes locales quienes paguen la factura. Un portavoz del cuerpo ha asegurado que consideran la boda como un acontecimiento público, comparándola con un partido de fútbol, ya que su principal función consistía en vigilar a la multitud que se agolpaba en el exterior de la catedral de Chester.
«No ha habido ningún acercamiento formal al duque de Westminster en relación con las contribuciones realizadas. El principio central es que la policía no puede cobrar por servicios que entran dentro de su deber público ordinario», aseguran desde este organismo, añadiendo que incluso
se desconoce el coste global de la operación policial.
Hugh y Olivia en su boda. /
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«
No podemos solicitarle un pago. No creemos que el duque vaya a casarse muchas veces, así que esperamos que se trate de un acontecimiento único, pero comprendemos que con ello habrá un coste para el público que
puede parecer injusto«, añadía el resignado portavoz.
La nueva vida de Hugh y Olivia lejos de Londres
El actual duque es amigo íntimo de los príncipes Guillermo y Harry y padrino de sus hijos George y Archie. Nació como conde de Westminster, pero asumió el título de duque cuando su padre falleció en 2016. A su ceremonia de bautizo asistió el rey Carlos III, que fue nombrado uno de sus padrinos.
Hugh Grosvenor. /
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Ahora, tras su boda, el acaudalado aristócrata y su flamante esposa parecen decididos a alejarse de la gran ciudad y comenzar
una nueva vida rural como granjeros vanguardistas. Mudarse de Londres a Cheshire, donde está la mansión ancestral de los Grosvenor, parece un cambio apropiado para el mayor terrateniente del Reino Unido, que desea alimentar su amor por
«la naturaleza, la sostenibilidad y la agricultura», en su nueva y, a todas luces, discreta vida.
«Construiremos nuestra vida juntos y poco a poco nos iremos mudando de Londres para quedarnos aquí de forma más permanente y echar raíces. Así que sí, al final
ha sido una decisión muy fácil«, declaraba el duque poco antes de su boda.
Hugh y Olivia siguen así
los pasos de los príncipes de Gales, que también abandonaron Londres en su día en dirección al campo. En 2022, Guillermo y Kate se mudaron del palacio de Kensington y
se trasladaron a Adelaide Cottage, en Windsor, para que sus tres hijos tuvieran una vida más sana y normal. Esta parece ser también la intención de los duques de Westminster, que pronto podrían anunciar también que amplían su familia.
