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sábado, noviembre 23, 2024

La venganza de Pablo López contra Operación Triunfo: así le maltrataron en la edición más polémica de la historia

Pablo López ejerce de 'coach' en el concurso de talentos 'La Voz'. Hoy acudirá de invitado a la semifinal de 'Operación Triunfo'. /GTRES

Pablo López ejerce de ‘coach’ en el concurso de talentos ‘La Voz’. Hoy acudirá de invitado a la semifinal de ‘Operación Triunfo’. /
GTRES

Todo
concursante de Operación Triunfo se mide con una actuación del programa: la impactante interpretación de ‘Shake It Out’ que
Amaia realizó en 2017. Dicen que en la semifinal que se celebra hoy, Juanjo tiene todas las papeletas para igualarla con ‘El Patio’, probablemente la canción más dramática y popular de Pablo López. López, finalista del concurso en 2008, estará además presente, pues figura como artista invitado de la noche. Para él, como para su imitador maño,
es una noche de exorcismo.

Pase lo que pase con el pase de ‘El Patio’,
Pablo López tiene ganado el cielo con sus apariciones en Operación Triunfo. Esta no es la primera, pues ya acudió a interpretar precisamente ‘el Patio’ en 2017. Entonces se resarció como intérprete en el escenario en el que vivió las
mayores humillaciones públicas que ha tenido que soportar en su carrera. Volver como una gran estrella, con caché y giras aseguradas, allí donde te dijeron que no serías nada debió ser gratificante.

Pocos podían haber previsto la relevancia cultura de Pablo López en 2008, cuando el joven malagueño recibía con cara de circunstancias las crueles valoraciones de Risto Mejide, villano oficial del jurado de
Operación Triunfo. Los hirientes comentarios del publicista aspirante a estrella de la tele son hoy carne viral gracias a las recopilaciones que guarda YouTube. «Hace un tiempo te llamé
pianista de hotel, de bar y hoy no lo has sido», le llegó a espetar Mejide. «Hoy te he subido de categoría y ahora eres intérprete de crucero por el Mediterráneo, tampoco nada exótico».

Pablo López y Virginia Maestreo, junto al tercer finalista de 'Operación Triunfo' en 2007.

Pablo López y Virginia Maestreo, junto al tercer finalista de ‘Operación Triunfo’ en 2007. /

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Hoy sabemos que las polémicas creadas por Risto Mejide, entonces publicista, solo pretendieron buscar la popularidad que le permitiera abrirse un hueco en televisión. Una maniobra similar a los
vídeos sexuales que Paris Hilton y Kim Kardashian grabaron para lograr sus respectivos ‘realities’. Con una diferencia: Hilton y Kardashian pusieron en juego su cuerpo y su reputación, mientras que
Risto Mejide jugó con la salud mental y la valía profesional de unos jóvenes que poco o nada podían hacer para enfrentarle. Llegó a apodar a Pablo López ‘Chepablo’, por su manera de encorvarse al cantar.

En 2014, Iñaki Gabilondo entrevistó a Risto Mejide y le preguntó por su
imperdonable actitud como jurado de Operación Triunfo. El ahora presentador quiso disculparse diciendo que los productores de ‘Operación Triunfo’ sabían lo que iba a hacer. «Yo me encontré en una situación, que ya advertí además a los productores del programa antes de entrar y les dije. ‘Si yo voy a este programa
es para cargármelo‘». Gabilondo insistió: «¿Aquello fue sin querer?». «Yo jamás insulté a nadie», le contestó Mejide. «Perdona, pero a unos chavales con aquella fragilidad no hace falta que les insultes, con la dureza que te expresabas hubieran preferido 12 insultos», concluyó Gabilondo.

Risto Mejide tenía una favorita que no era Pablo López

El destino ajustó cuentas con Risto Mejide, empeñado en destruir la carrera de Pablo López no solo por dar espectáculo en televisión y convertirse en el personaje que aún continúa interpretando hoy, sino por su deseo de
convertir en ganadora a Virginia Maestro. López llegó a la semifinal pero fue Virginia la ganadora. Mejide se involucró al máximo en la carrera de su favorita: le dio un nuevo (y feo) nombre, Labuat y le produjo su primer álbum. Con el tiempo, la carrera de ella se deshizo como azucarillo (aunque cantó
en la boda de Mejide con Laura Escanes), mientras que la de López no paró de prosperar.

Risto Mejide se convirtió en el padrino musical de Virginia Maestro, pero esta no logró hacer carrera como intérprete en la música.

Risto Mejide se convirtió en el padrino musical de Virginia Maestro, pero esta no logró hacer carrera como intérprete en la música. /

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En la
actual edición de Operación Triunfo, la primera que se celebra fuera de la televisión convencional, se ha materializado una segunda clase de
venganza con la que Pablo López, seguramente, ya no contaba. No solo Juanjo cantará ‘El Patio’, sino que otra semifinalista, Ruslana, interpretó ‘El Mundo’, un tremendo tema publicado en su álbum ‘El mundo y los amantes inocentes’ (2015). A propósito de estos ensayos, los profesores de la Academia se deshicieron en elogios acerca de Pablo.

A López
le reivindican hoy todos los aspirantes a cantantes, como se ha podido ver en cada una de las temporadas de ‘La Voz’, otro programa de talentos en el que Pablo López ejerce de ‘coach’. Como en su momento ocurría con Camilo Sesto o Nino Bravo, quien desea ser cantante melódico hoy ha de pasar el test de las canciones de Pablo. En una entrevista reciente en ‘El País’,
Noemí Galera ha recordado sin nostalgia los tiempos de Risto Mejide en el jurado de ‘Operación Triunfo’.

Noemí Galera no quiere ni oír hablar de Risto Mejide

«No he vuelto a ver a Risto Mejide,
no me interesa remover esa etapa», concluyó la hoy directora de la Academia de ‘Operación Triunfo’, que entonces ejercía de jurado junto a Mejide. «OT es un programa de valores. Por ejemplo, el respeto y la igualdad. En esta edición hemos organizado charlas sobre salud sexual, déficit de atención y autoestima corporal. En aquella etapa eso se perdió un poco: la televisión era diferente y lo que primaba era el ‘reality. Por suerte, eso ha cambiado».

Es cierto: la calidad en el trato a los concursantes ha dado un vuelco de entonces a hoy. Sin embargo, incluso este año se ha visto a los concursantes expresar disgusto por tener que recibir valoraciones numéricas por sus actuaciones. Esas notas que colocan a los aspirantes a estrellas en
un ranking competitivo, una realidad que nada tiene que ver con el juicio puntual y subjetivo de un profesional. Quizá esa mecánica pueda evitarse en la próxima edición, sobre todo porque llega en el momento de máximo estrés, cansancio y presión para los concursantes.

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