La felicidad ha sido un tema recurrente para la filosofía a lo largo de la historia. En concreto, John Locke, filósofo inglés del siglo XVII, ofreció una perspectiva interesante sobre este asunto, aunque en relación con la libertad y los derechos naturales, tema central en su obra.
Locke consideraba que la felicidad era un objetivo fundamental en la vida humana. Según su argumento, para él, la felicidad no era simplemente un estado de placer o satisfacción momentánea, sino más bien una condición que surgía cuando las personas podían ejercer su libertad de acuerdo con la ley natural y disfrutar de los derechos que les correspondían por naturaleza.
En su obra ‘Tratados sobre el Gobierno Civil«, Locke expresa esta idea al afirmar: “La felicidad en esta vida consiste en la paz, la concordia, la buena voluntad y la libertad mutua que todos los miembros de la sociedad disfrutan”.
Y es que, para Locke, la libertad era un componente esencial de la felicidad. Creía que las personas tenían derechos naturales, como el derecho a la vida, la libertad y la propiedad, y que, a su vez, debían ser protegidos por el gobierno.
En su ‘Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil’, escribió: “La libertad es la capacidad de hacer o no hacer según el juicio o la elección de la mente… Ser libre es no estar sujeto a la voluntad arbitraria de otro”, en sus propias palabras.
Al mismo tiempo, Locke sostenía que el propósito del gobierno era preservar estos derechos naturales y garantizar que las personas pudieran perseguir su propia felicidad a través de la libertad y la propiedad de sus bienes.
En este sentido, creía en un contrato social en el que los individuos cedían parte de su libertad al gobierno para proteger sus derechos, pero solo en la medida en que este gobierno actuara en beneficio del pueblo y respetara la ley natural.
Pero además de la libertad y los derechos naturales, Locke abogaba por la tolerancia religiosa y política como medio para promover un ambiente en el que las personas pudieran vivir en armonía y buscar su felicidad de acuerdo con sus propias creencias y deseos. En su obra ‘Carta sobre la Tolerancia’, argumentaba:
“Nadie, en virtud de su pertenencia a una sociedad, puede ser privado de la propiedad de los bienes que posee… Tampoco puede ser obligado a creer o profesar ninguna religión, ni a adorar a Dios de una manera que él no crea que sea aceptable”.
De hecho, para Locke, la intolerancia y la persecución religiosa eran obstáculos para la felicidad, ya que limitaban la libertad de conciencia y generaban conflictos innecesarios en la sociedad. En cambio, abogaba por un estado secular en el que las personas pudieran practicar su religión libremente y participar en la vida política sin temor a la opresión o la discriminación.
Así pues, desde la perspectiva de John Locke, se considera que la felicidad está intrínsecamente ligada a la libertad, los derechos naturales y la tolerancia. Creía que cuando las personas podían ejercer su libertad de acuerdo con la ley natural y disfrutar de sus derechos sin interferencia externa, tenían la mejor oportunidad de alcanzar la plenitud en su vida.
‘Tabula rasa’
John Locke, nacido el 29 de agosto de 1632 en Wrington, (Somerset, Inglaterra), fue un influyente filósofo y médico de la Ilustración. Estudió en la Universidad de Oxford, donde se interesó por la medicina y la filosofía. Trabajó como médico y tutor, y más tarde se unió al círculo intelectual de Lord Ashley, con quien viajó a Francia, donde conoció a figuras como Voltaire y Montaigne.
En 1689, tras la Revolución Gloriosa, Locke regresó a Inglaterra y publicó sus obras políticas más importantes, ‘Dos Tratados sobre el Gobierno Civil’, donde defendía el derecho del pueblo a derrocar a un gobierno tiránico y establecer uno nuevo, y ‘Carta sobre la Tolerancia’, donde abogaba por la libertad religiosa y la separación entre iglesia y Estado.
Locke es conocido por su teoría del empirismo, expuesta en su ‘Ensayo sobre el Entendimiento Humano‘, donde argumentaba que la mente humana es una «tabula rasa» al nacer. Afirma que todo nuestro conocimiento del mundo solo puede proceder de la experiencia, a través de los sentidos. Entonces somos capaces de racionalizar ese conocimiento para formular ideas nuevas. Una idea que influyó profundamente en la epistemología moderna.
John Locke falleció el 28 de octubre de 1704 en Essex. Su legado continúa siendo relevante en la actualidad, ya que sus ideas sobre la libertad y los derechos individuales siguen inspirando a aquellos que luchan por un mundo más justo y equitativo.
Referencias:
- Locke, J. ‘Ensayo sobre la tolerancia’ Bibllioteca Nueva (2011)
- Locke, J. ‘Ensayo sobre el entendimiento humano’ CreateSpace Independent Publishing Platform (2017)
- Locke, J. ‘Tratados sobre el gobierno civil’. Alianza Editorial (2014)
- VV.AA. ‘El libro de… la Filosofía’. Ediciones Akal (2023)