En las profundidades de Girona, un hallazgo revolucionario ha reescrito la historia de la humanidad en Europa. Los restos más antiguos de Homo sapiens en el continente han sido desenterrados, desafiando las cronologías establecidas que situaban nuestros orígenes europeos mucho más al este. Una mandíbula, descubierta inicialmente en 1887 pero malinterpretada durante más de un siglo, ha surgido como una pieza clave para comprender nuestros primeros días en Europa. Este descubrimiento no solo redefine la llegada de los humanos modernos al continente, sino que también plantea preguntas intrigantes sobre la interacción y la convivencia con los neandertales.
El primer ‘sapiens ibérico’
En 1887, en una cantera cerca de Banyoles, Girona, se desenterró una mandíbula que capturó de inmediato la curiosidad científica. Inicialmente, los investigadores la catalogaron como perteneciente a Homo neanderthalensis, debido a su antigüedad y características morfológicas peculiares. Durante décadas, este supuesto encajó sin cuestionamientos en el rompecabezas de la prehistoria europea.
Sin embargo, el avance de la tecnología en el siglo XXI propició una revisión crítica de este fósil. Utilizando tomografía computarizada (TAC) y técnicas avanzadas de morfometría geométrica, un equipo internacional de investigadores logró reconstruir digitalmente las partes faltantes del fósil y analizar su forma en detalle. Este análisis reveló que, contrariamente a las creencias anteriores, la mandíbula no mostraba las características distintivas de los neandertales, sino que correspondía a un Homo sapiens. Esta revaluación cambió la asignación taxonómica del fósil y extendió la presencia conocida de nuestra especie en Europa mucho más atrás en el tiempo.
Una cuestión de tiempo
El análisis cronológico de la mandíbula de Banyoles se ha realizado mediante técnicas como la datación por series de uranio y resonancia de espín electrónico. Estos métodos avanzados han proporcionado estimaciones de edad que sitúan el fósil entre los 45 000 y 65 000 años atrás, colocándolo en el periodo del Pleistoceno tardío. Esta temporalidad es crucial, pues indica una presencia humana en Europa mucho más temprana de lo que se creía previamente.
Antes del descubrimiento de Banyoles, el fósil de Homo sapiens más antiguo de Europa reconocido oficialmente era el hallazgo de Pestera cu Oase en Rumanía, datado aproximadamente en 40 000 años atrás. La mandíbula de Banyoles no solo es más antigua, sino que también altera significativamente la comprensión de la dispersión de Homo sapiens por el continente. Este cambio en la cronología sugiere que nuestra especie pudo haber coexistido con los neandertales durante un periodo más extenso de lo previamente considerado, y que la llegada de los humanos modernos a Europa fue un proceso más gradual y complejo.
La importancia de Banyoles radica en su capacidad para cambiar el mapa de la migración humana. Al extender la presencia de Homo sapiens en Europa hacia atrás en el tiempo, este hallazgo impulsa nuevas hipótesis sobre rutas migratorias, interacciones con neandertales y adaptaciones al entorno europeo en etapas tempranas. Estos elementos son fundamentales para redefinir los modelos de poblamiento y evolución humana en el continente.
Entre neandertales y sapiens
La mandíbula de Banyoles no solo redefine la cronología de los Homo sapiens en Europa, sino que también plantea interrogantes sobre la relación entre nuestra especie y los neandertales. La ausencia de un mentón pronunciado en el fósil sugiere una posible intersección genética o una variabilidad morfológica en las primeras poblaciones europeas de Homo sapiens, lo que podría indicar cruces entre estas especies o una evolución paralela con características compartidas.
Adicionalmente, las excavaciones en el sitio de Cova Gran en Lleida han enriquecido este debate. Aquí, la secuenciación estratigráfica revela la presencia de herramientas atribuibles tanto a neandertales del Paleolítico Medio como a Homo sapiens del Paleolítico Superior, separadas por un estrato estéril que sugiere una falta de convivencia directa. Este patrón sugiere una transición más que una coexistencia, con humanos modernos eventualmente remplazando a los neandertales en esta región, quizás sin interacción significativa.
Estos descubrimientos, junto con la antigüedad de la mandíbula de Banyoles, invitan a reconsiderar las dinámicas de poblamiento, migración y adaptación de los primeros Homo sapiens en su encuentro con el continente europeo.
El descubrimiento de la mandíbula de Banyoles amplía nuestra comprensión del pasado humano en Europa y reafirma la complejidad de nuestra historia evolutiva. Este hallazgo desafía las concepciones previas sobre cuándo y cómo Homo sapiens se dispersó por el continente, subrayando una historia más entrelazada con los neandertales de lo que se pensaba anteriormente. Mirando hacia el futuro, la aplicación de tecnologías avanzadas como el análisis de ADN antiguo y la proteómica promete desvelar aún más detalles sobre estos primeros europeos, proporcionando una imagen más clara de sus orígenes, migraciones y la dinámica de su poblamiento. Esta continua exploración de nuestro pasado no solo satisface la curiosidad científica, sino que también enriquece nuestra comprensión de la humanidad misma.
Referencias:
- Keeling, B. et al. 2023. Reassessment of the human mandible from Banyoles (Girona, Spain). Journal of Human Evolution 174, 103291. DOI: 10.1016/j.jhevol.2022.103291.
- Martínez-Moreno, J. et al. 2010. The Middle-to-Upper Palaeolithic transition in Cova Gran (Catalunya, Spain) and the extinction of Neanderthals in the Iberian Peninsula. Journal of Human Evolution 58, 211-226.