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sábado, noviembre 30, 2024

Identifican enfermedades que sufrieron los dinosaurios depredadores

En la Patagonia prehistórica, donde los titanes de la naturaleza dominaban sin rival, un misterio oculto en sus huesos ha permanecido latente hasta nuestros días. Incluso algunos de los más formidables depredadores del Cretácico, los abelisáuridos, no eran inmunes a la aflicción más humana: la enfermedad. A través de la meticulosa investigación de científicos del CONICET, se ha abierto una ventana a la vida íntima de estos dinosaurios, revelando que las patologías que enfrentamos hoy tienen raíces que se extienden profundamente en el pasado. Este estudio no solo desafía nuestra percepción de la invencibilidad de estos colosos, sino que también nos conecta con ellos de una manera inesperadamente frágil y familiar.

En un ejemplar de Aucasaurus garridoi se encontró una enfermedad congénita que dejó registro en sus huesos. Alessio Ciaffi / Baiano, M. et al. 2024

La Patagonia en la era de los dinosaurios

Hace entre 90 y 70 millones de años, al final del período Cretácico, la Patagonia era un mundo de contrastes, con paisajes que variaban desde densos bosques hasta áridas planicies. En este escenario prehistórico, los abelisáuridos se alzaban como protagonistas indiscutibles de la cadena alimentaria. Estos depredadores bípedos, parte de una familia única de dinosaurios carnívoros, se caracterizaban por sus cráneos estrechos, extremidades anteriores sorprendentemente reducidas y un esqueleto axial rígido, gracias a articulaciones especiales en algunas vértebras. Adaptados magistralmente a su entorno, los abelisáuridos dominaban el ecosistema, exhibiendo una diversidad de especies que reflejaba la riqueza y complejidad de la vida en la antigua Patagonia. Este grupo destaca por su formidable presencia en el registro fósil y por su intrigante adaptación a un entorno tan desafiante, lo que los convierte en sujetos fascinantes de estudio para comprender la evolución y la ecología del Mesozoico.

Mattia Baiano en pleno trabajo. CONICET.

En busca de enfermedades de hace 80 millones de años

Durante una meticulosa inspección de antiguos fósiles hallados en la Patagonia, un equipo de paleontólogos del CONICET con Mattia Baiano a la cabeza, se encontró frente a un enigma escondido en el polvo de milenios. Al examinar los restos petrificados de Elemgasem nubilus, Aucasaurus garridoi y Quilmesaurus curriei, tres especies de abelisáuridos que una vez dominaron estos parajes, notaron peculiares deformaciones en la superficie de algunos huesos, especialmente en las vértebras caudales. Estas anomalías, visibles a simple vista, sugerían la presencia de enfermedades, marcando el comienzo de una investigación que prometía desvelar los secretos de la salud y la enfermedad en el mundo de los dinosaurios.

Para desentrañar los secretos en los huesos de los abelisáuridos, el equipo del CONICET empleó una combinación de técnicas de vanguardia, cada una revelando capas más profundas de información. El análisis macroscópico fue el primer paso, permitiendo a los investigadores observar las anomalías en la superficie de los huesos con detalle, identificando deformaciones que insinuaban enfermedades antiguas. Sin embargo, fue la paleohistología, el estudio microscópico de los tejidos óseos fosilizados, lo que ofreció una ventana al pasado, revelando cambios a nivel celular que indicaban procesos patológicos. Para completar el cuadro, se recurrió a tomografías computarizada, una técnica no invasiva que proporciona imágenes detalladas de la estructura interna de los fósiles. Este método fue crucial para evaluar la afectación del tejido óseo por las enfermedades, permitiendo a los científicos detectar patologías nunca vistas en estos especímenes, como malformaciones congénitas y enfermedades inflamatorias, abriendo nuevos caminos en el entendimiento de la vida y los desafíos de estos dinosaurios prehistóricos.

Ignacio Cerdá trabaja en busca de enfermedades en los huesos de dinosaurios. CONICET.

¿Qué enfermedades sufrían los dinosaurios?

Los hallazgos revelaron un panorama fascinante de las adversidades que sufrieron los abelisáuridos. En Aucasaurus garridoi, se descubrió una enfermedad congénita de desarrollo, manifestada en la fusión de vértebras caudales. Esta condición sugiere que, a pesar de su malformación, el individuo logró sobrevivir varios años, lo que implica una notable capacidad de adaptación. Elemgasem nubilus, por otro lado, fue diagnosticado con espondiloartropatía, una enfermedad inflamatoria que provocaría rigidez y dolor, afectando posiblemente su movilidad y comportamiento en la búsqueda de alimento o en la interacción con otros dinosaurios. Quilmesaurus curriei presentó signos de una patología no precisada, lo que indica la complejidad de los desafíos de salud que padecieron estos seres. Estas revelaciones no solo iluminan los aspectos de la vida diaria y las luchas de estos formidables depredadores, sino que también ofrecen pistas sobre su ecología y comportamiento, mostrando cómo las enfermedades podrían haber influenciado la dinámica de sus ecosistemas.

Este estudio establece un puente entre el pasado prehistórico y el presente, resaltando cómo las enfermedades han sido una constante en la historia de la vida. Al descubrir patologías en los dinosaurios abelisáuridos, los investigadores no solo iluminan aspectos desconocidos de la existencia de estas criaturas extintas, sino que también sugieren que las raíces de muchas enfermedades contemporáneas se hunden profundamente en el árbol evolutivo. Esta conexión entre las condiciones prehistóricas y las actuales ofrece perspectivas únicas sobre la naturaleza persistente de ciertas enfermedades y subraya la importancia de la paleopatología en la comprensión de la evolución de las enfermedades a lo largo del tiempo, proporcionando un contexto para el estudio de la salud y la enfermedad en el reino animal.

Reconstrucción de abelisaúridos. Alessio Ciaffi / Baiano, M. et al. 2024

Este estudio remarca la importancia vital de las investigaciones paleontológicas para entender no solo la historia de la vida en la Tierra, sino también el vínculo inquebrantable que une pasado y presente. Nos recuerda que, a través del tiempo, la vida, en todas sus formas, comparte una historia común de adaptación, iluminando los caminos entrelazados de la evolución y la salud.

Referencias:

  • Baiano, M. et al. 2024. New information on paleopathologies in non-avian theropod dinosaurs: a case study on South American abelisaurids. BMC Ecology and Evolution 24, 6. DOI: 10.1186/s12862-023-02187-x.
  • Nota. 2024. Identifican enfermedades en dinosaurios depredadores que vivieron en la Patagonia a fines del período Cretácico. conicet.gov.ar.

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