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viernes, noviembre 22, 2024

La imagen de Isabel II de Inglaterra como icono del Pop

Sin duda, cada monarca construye su imagen oficial. Como cabeza visible de un país, el regente ofrece a sus súbditos una imagen reconocible y construida de tal forma que refleje las cualidades que la monarquía aspira a destacar o a representar.

The Queen (1997), retrato del pintor inglés Justin Mortimer. Foto: ASC.

Quizás por ello, los retratos reales me interesan poco o nada, con la notable excepción de la reina de Inglaterra, Isabel II. El 26 de febrero de 1952 posa por primera vez ya convertida en monarca ante la cámara de la fotógrafa Dorothy Wilding.

La fotógrafa toma un total de cincuenta y nueve fotografías que muestran a la reina vestida con una variedad de vestidos diseñados por Norman Hartnell y usando todo tipo de joyas, incluida la diadema de diamantes. Estas fotografías son la base de la imagen de la monarca en los sellos y postales desde 1953 hasta 1971; además, se utiliza para proporcionar el retrato oficial de la nueva reina, enviándose a las embajadas británicas de todo el mundo. Dicho de otra manera, se trata del nacimiento de un icono oficial, el nuevo símbolo de la monarquía británica.

Lo cierto es que su fotógrafo de cabecera fue Cecil Beaton, que es quien más la retrató a lo largo de los años, quizá porque supo imbuir en sus retratos de Isabel II la misma elegancia que contienen sus conocidas fotografías de las grandes estrellas del celuloide.

Con todo, esta no es la imagen de la reina que a mí me interesa, ni creo que sea el tipo de imagen por la que será recordada. De hecho, ni siquiera los elegantes retratos que le toma Annie Leibovitz consiguen emocionarme.

Annie Leibovitz retrata a la reina con motivo de un viaje oficial a Estados Unidos. Foto: ASC.

Y es que, si nos referimos estrictamente a lo visual, la principal virtud y originalidad de la imagen de esta monarca radica en su asociación con el universo pop; en especial, con sus propuestas más singulares y desconcertantes (no siempre deseadas por ella, pero si muy populares), que arrojan como resultado un tipo de imagen fascinante que se encuentra en las antípodas de los aburridos retratos de cualquier casa real europea.

Así, un primer retrato fotográfico que quisiera destacar es el de la artista Polly Borland, que la captura vestida con un elegante traje azul sobre un colorido papel de pared en el que unas gigantescas flores parecen robarle todo el protagonismo.

Sesión de la fotógrafa Polly Borland a Isabel II (2001). Foto: ASC.

Igualmente singular es el retrato de Chris Levine, pionero del light art, que en su obra La levedad del ser, la retrata con los ojos completamente cerrados.

Retrato de Isabel II por Chris Levine titulado La levedad del ser (2021). Foto: Getty.

Por supuesto, su imagen más icónica y contestataria es la portada de la canción God Save de Queen del grupo de punk británico Sex Pistols, creada en 1977 por Jamie Reid. En ella se muestra un retrato de la reina cuyos ojos y boca aparecen censurados por dos bandas negras con el nombre de la canción y de la banda punk.

Reid, consciente de la potencia de la imagen que ha creado, realiza diversas variantes, como la versión en la que representa a la reina con un imperdible en la boca, u otra, en la que luce sendas esvásticas en los ojos.

Portada del sencillo God Save the Queen (1977), de Sex Pistols, diseñada por Jamie Reid. Foto: ASC.

Punk vs. Pop

No deja de ser curioso que este tema compuesto por Johnny Rotten, que es un canto de rebeldía dirigido a la clase obrera británica y un auténtico torpedo en la línea de flotación de la monarquía británica (baste recordar la mítica frase del estribillo de la canción: «Dios salve a la reina, ella no es un ser humano, y no hay futuro en los sueños de Inglaterra»), se convierte en la imagen más popular de Isabel II y, por tanto, colabora activamente a que la monarca siga presente en el imaginario visual de las nuevas generaciones.

Así, las imágenes creadas por Reid son citadas y parodiadas en multitud de trabajos posteriores de los más diversos ámbitos. Por ejemplo, en la colección de moda de la temporada primavera/verano de 2014 de Libertine.

En 1985, Andy Warhol realiza la serie Reigning Queens, donde recurre a la fotografía oficial del Jubileo de Plata de la reina, celebrado en 1977, que es obra del fotógrafo Peter Grugeon, y que se toma en el castillo de Windsor el 2 de abril de 1975.

Pero como es habitual en este tipo de estampas del genio americano del pop, la imagen de partida es transformada por completo. Se encuadra de nuevo, se multiplica por cuatro, se le añaden brillantes colores y, por si todo esto fuera poco, los contornos de la hoja son rociados por finas partículas de polvo de vidrio molido que se aplican a la obra en el proceso de estampación, y que consiguen que al exponer la obra a la luz brille como si se tratase de un diamante.

La reina Isabel II (1985) según Andy Warhol. Foto: ASC.

La pieza debe ser del gusto de la reina, ya que cuatro décadas después la propia Isabel compra cuatro copias de esta mítica serie de Warhol.

Justin Mortimer realiza otra de mis obras favoritas. Su retrato titulado The Queen (1997) es un encargo de la Royal Society of the Arts para conmemorar el 50 aniversario de asociación de la reina con la citada institución inglesa.

El lienzo representa a Isabel II sobre un fondo amarillo ácido con un traje verde, y, lo más sorprendente, con la cabeza flotando lejos de su cuerpo.

El fondo hace referencia al Salón Amarillo del palacio de Buckingham en el que acostumbra a posar para los retratos; mientras que la separación de la cabeza del tronco es una metáfora de las profundas diferencias entre el autor y la retratada. «Isabel II es una persona de otra época. No tengo nada en común con ella, aparte de ser inglés», declara el artista.

Con todo, la imagen es muy poderosa y, aunque no sea la intención de Mortimer, es inevitable asociarla a la idea de la decapitación de una reina inglesa, recordando de este modo a la tristemente célebre Ana Bolena.

Otro retrato extraordinario es el pequeño cuadro que dedica a la monarca Lucien Freud. «Su graciosa Majestad» posa hasta en 72 sesiones, que dan como resultado una obra de pequeño formato (23,5 x 15,2 cm). El pintor la termina en 2001, logrando un extraordinario retrato psicológico de la regente que, absorta en sus pensamientos, deja traslucir un mundo interno lleno de preocupaciones.

La reina Isabel II de Inglaterra (2001) según el pintor alemán Lucian Freud. Foto: ASC.

La reina de Inglaterra ha tenido incluso su propio grafiti pintado en Bristol en 2012. Su autor es el genial Banksy, que hace que su rostro esté atravesado por el rayo rojo que caracteriza al personaje de Ziggy Stardust, en popular alter ego de David Bowie.

El siempre polémico Banksy

Más conflictivo resulta su primer retrato de la reina, que se realiza cuando comenzaban las celebraciones del 50 aniversario de Isabel al trono inglés, en el contexto de una fiesta que tiene el esclarecedor nombre de «Grafiti, hostilidad y jubileo». La polémica acompaña a esta pintura de Banksy, ya que retrata a su majestad con cara de chimpancé.

Monkey Queen (2003), de Banksy. Foto: ASC.

Con todo, la Corona británica y las instituciones que dependen de ella siempre tienen una capacidad asombrosa para absorber este tipo de provocaciones artísticas. Prueba de ello es, por ejemplo, la adquisición por parte del Museo Británico de un billete falso de 10 libras con la efigie de Lady Di creado por el propio Banksy en el año 2004, cuyo irónico mensaje es más que evidente: «Esta es la reina deseada por el pueblo británico». Loretto, otro conocido artista urbano y nuevo enfant terrible del mundo del grafiti, también se ocupa de la cabeza de la monarquía británica a través de sendos retratos de la reina pintados en las calles de Camden. En el primero de ellos, Isabel II retira su vestido para dejar a la vista su regio muslamen, en el que destaca un tatuaje en rojo de la «A» de anarquía. El segundo tampoco es una pieza halagadora, ya que muestra a la reina con corsé y fumando, en una actitud estereotipada que recuerda a la de una prostituta callejera.

Las obras de Loretto han corrido peor suerte que las de Banksy y han sido borradas por las autoridades municipales al ser consideradas injuriosas.

Isabel II y en el séptimo y noveno arte

Creo que no se puede afirmar que un personaje forma realmente parte de la cultura popular contemporánea hasta que su imagen aparece en las aventuras de algún famoso héroe de la viñeta o realiza algún cameo como personaje en una película o serie de televisión. Como cabría esperar, «Su graciosa Majestad» tiene una nutrida presencia en ambos campos.

El 1952 protagoniza su propio cómic biográfico titulado Her Majesty, Queen Elizabeth II. Se trata de una obra destinada a informar a los lectores, en aquellos años mayoritariamente niños y jóvenes, de la vida y virtudes de la nueva soberana. Como todos los productos de este tipo, es posiblemente el cómic menos interesante que se ocupa de la reina de Inglaterra.

Mucho más divertidas son sus apariciones fugaces en cómics como Herbie, identidad secreta de Fat Fury, un superhéroe inglés de corta edad al que la reina nombra caballero por sus muchos servicios a la corona. Cada vez que sus caminos vuelven a cruzarse, la reina Isabel II agradece con auténtico cariño sus servicios a la patria como superhéroe ante la indiferencia del apático y orondo niño, mucho más interesado en las golosinas que en el reconocimiento de la casa real inglesa.

Otro ejemplo divertido es el de la revista Mad, que ironiza en numerosas ocasiones sobre la regente. Quizá los dos chistes más mordaces se encuentren en el número 210 y en el 324 de la citada revista. En el primero de ellos se publica una caricatura de un sello inglés con la efigie de la reina y se acompaña de una descripción del personaje tan «loca» como el propio magazine. Entre otras «perlas», le dedican la siguiente frase: «[…] luce esos horrorosos sombreros porque no ha encontrado otro modo para que los que la escuchan se rían un poco».

Tira cómica de la revista satírica Mad con caricatura de la reina Isabel II. Foto: ASC.

Aunque es en el número 324 donde el historietista Sam Viviano realiza el chiste más acido dedicado a la reina inglesa, cuando recuerda con nostalgia a los lectores que antaño, «los mayores bufones de Inglaterra eran Benny Hill y Boy George, en lugar de la familia real británica».

La reina de Inglaterra también está presente en los cómics de los superhéroes Marvel, llegando incluso a protagonizar una espléndida portada en el número 39 de Captain Britain (1977). Su rival, DC Comics, también ha utilizado ocasionalmente a la reina Isabel II en sus publicaciones. Por ejemplo, Batman consigue salvarla de un atentado con bomba en el número 572 de la revista Detective Comics (1987); aunque en realidad, es en las series de televisión basadas en cómics de la compañía donde la reina tiene un papel más destacado. Así, por ejemplo, Jessica Ellerby interpreta a una joven e intrépida monarca que vive peligrosas aventuras junto a un joven Alfred (futuro mayordomo de Bruce Wayne, alias Batman) en las dos primeras temporadas de la serie Pennyworth (2019-2020).

Tira del cómic en el que aparece Batman salvando a Isabel II de un atentado. Foto: ASC.

Por supuesto, la gran pantalla también se ha acercado en numerosas ocasiones a la figura de Isabel II.

Freya Wilson interpreta a Lilibet cuando era niña. Este nombre es el apodo cariñoso con el que el rey Jorge VI se refería a su hija y futura monarca de Reino Unido en El discurso del rey (2010), de Tom Hooper.

Sara Gadon encarna a una Isabel adolescente que junto a su hermana Margarita sale de incógnito por Londres para participar en los festejos que celebran el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa en la película Noche Real (2015), de Julian Jarrold.

De especial relevancia simbólica resulta A Queen Is Crowned (1953), un documental que emplea imágenes de la ceremonia de coronación de la reina Isabel II, y que cuenta con el extraordinario Laurence Olivier como narrador. Se trata, en pocas palabras, de un pedazo de la historia de la monarquía británica rodado en celuloide.

Finalmente, Helen Mirren ganó el Oscar por su interpretación de Isabel II en la película La reina (2006), de Stephen Frears. Este filme refleja mejor que ningún otro el carácter reservado y discreto de la reina en uno de los momentos más difíciles de su reinado, el nombramiento de Tony Blair como primer ministro, y el duelo ante la muerte de la princesa Diana.

A la izquierda, documental A Queen is crowned (1953) sobre la coronación de Isabel II y, a la derecha, la película protagonizada por Helen Mirren La reina (2006). Fotos: ASC.

Y también en la comedia

Finalmente, quisiera citar una serie que se emite en Netflix donde se narra la vida de la reina y que ha sabido cautivar como ninguna otra producción audiovisual a los espectadores de todo el mundo. Se trata de The Crown (2016-2022), que en la actualidad cuenta con 4 temporadas. La serie arranca con el matrimonio de Isabel con Felipe, duque de Edimburgo, en 1947. La última alcanza hasta el inicio de la década de los noventa e incluye el mandato de Margaret Thatcher, así como el matrimonio de su hijo Carlos con Diana. Las dos temporadas restantes continuarán con la historia hasta la actualidad.

Dado el extenso periodo de tiempo que cubre la serie, la reina está interpretada por diversas actrices. En las dos primeras temporadas es la actriz británica Claire Foy la que da vida a Isabel II, mientras que en las dos últimas, el papel recae en la también británica Olivia Colman.

Escena de la película Agárralo como puedas (1988), protagonizada por Leslie Nielsen, donde Jeannette Charles daba vida a Isabel II. Foto: ASC.

Finalmente, es obligado citar que la comedia también ha sabido sacarle un gran provecho a la figura de la reina Isabel II. La monarca británica es la protagonista, entre muchos otros títulos, de un sketch de la segunda temporada de la mítica y genial serie inglesa Monty Python’s Flying Circus. Interpretada por Jeannette Charles, aparece como invitada en el popular programa Saturday Night Live. Se convierte en un dibujo animado en las series humorísticas The Simpson y Family Guy. Y finalmente, realiza divertidos cameos en películas como Las vacaciones europeas de una chiflada familia americana (1985), de Amy Heckerling; Agárralo como puedas (1988), de David Zucker; Austin Powers en Miembro de Oro (2002), de Jay Roach; o Johnny English Returns (2011), de Oliver Parker.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

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