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jueves, septiembre 19, 2024

El príncipe Alberto se sincera sobre Charlène de Mónaco y la crisis del principado: «Nunca es fácil sentirse traicionado»

El príncipe Alberto y Charlène de Mónaco en la Coronación de Carlos III. /gtres

El príncipe Alberto y Charlène de Mónaco en la Coronación de Carlos III. /
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Convertido en jefe del Estado del principado de Mónaco desde 2005 tras el fallecimiento de su padre, Rainiero,
el príncipe Alberto de Mónaco acaba de cumplir 66 años sin lograr deshacerse de su fama de mujeriego y de las polémicas que rodean permanente a su matrimonio con
la sudafricana Charlène Wittstock, madre de sus dos hijos pequeños,
los gemelos Jaques y Gabriella, que nacieron en 2014. A ellas hay que sumar el periodo de crisis que sacude al pequeño y adinerado país del Mediterráneo, puesto en jaque por una batalla legal que podría airear
los secretos más ocultos de los Grimaldi.

En esta tesitura, Alberto ha decidido
optar por la transferencia y conceder una extensa entrevista para el último número de la revista francesa ‘Paris Match’. «La Princesa ya está bien», comienza diciendo el royal monegasco sobre una de las mayores controversias que sobrevuelan a su relación:
la salud de la princesa Charlène y sus prolongadas ausencias del país en los últimos años.

«Pero también estaba muy afectada por mí y entristecida por ciertas cosas que salieron en los medios», añade el príncipe Alberto, en referencia a los continuos titulares que se empeñan en
dar por finiquitado un matrimonio, que pese a todo, parece seguir haciendo frente unido. Su última aparición conjunta fue ayer mismo durante una visita a la región gala de Alsacia, donde sorprendía apostando por una manicura ‘dark’ que rompía con el protocolo habitual para las uñas reales.

De nuevo con fuerzas y habiendo superado la aparente timidez que ha mosteado en sus últimos compromisos públicos, la situación actual es radicalmente diferente a la que se vivía en febrero de 2021, cuando Charlène hacía una última aparición en Mónaco
antes de partir hacia Sudáfrica, donde se sometió a dos importantes operaciones de otorrinolaringología bajo anestesia general. Después pasó cuatro meses convaleciente en Suiza para, según la versión oficial al menos,
recuperarse del agotamiento físico y mental. A ello se sumaron los mencionados rumores de separación, algo que según reseña el príncipe Alberto en la entrevista, la pareja superó unida. «Nos apoyamos mutuamente», afirma.

Alberto de Mónaco y su esposa Charlène.

Alberto de Mónaco y su esposa Charlène. /

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«Es cierto que ha retomado muchas actividades, más compromisos públicos, y todo el mundo está encantado con ello», comenta satisfecho su marido a ‘Paris Match’. «Ella también quiere implicarse más», concluye con optimismo y sin entrar en más detalles.

Alberto también tiene
palabras para el resto de los Grimaldi. «Es una suerte que toda mi familia esté a mi alrededor, rodeándome de su afecto, no solo mi familia inmediata, sino también la extensa familia de monegascos. Todos somos una sola familia, unida y solidaria. Esto me ha ayudado mucho durante este periodo», declara el Soberano al medio francés.

‘Les affaires du Rocher’: Un terremoto en el Principado de Mónaco

No se menciona a lo largo de la entrevista el nombre de
Claude Palmero. El que fuera su administrador y hombre de máxima de confianza durante décadas no ha soportado que le inviten a jubilarse a los 67 años. Por ello filtraba a dos periodistas de ‘Le Monde’ sus cuadernos secretos, que sacan a la luz los turbios manejos financieros monegascos. A ello se suman ‘Les affaires du Rocher’, una serie de documentos que ponían de relieve graves acusaciones de
corrupción inmobiliaria en el Principado.

Aunque el príncipe Alberto se resiste a entrar en los detalles de un asunto que reveló los
métodos poco ortodoxos de un entorno en el que había depositado su confianza, al final sí acepta hablar de ello: «Son tiempos difíciles. Nunca es fácil sentirse traicionado por personas que, en un principio, eran de confianza, pero cuando miras un poco más de cerca, te das cuenta de que el trabajo no se hizo correctamente y fue algo opaco, con arreglos complicados».

Para él, todo lo ocurrido le deja «una impresión muy desagradable, reforzada por toda esta debacle mediática sin sentido. Cuando alguien no acepta una oferta de retirarse tranquilamente, y esa persona, decepcionada, viene y te amenaza en tu despacho, es muy desagradable, y sobre todo inútil. Ahora hay que llegar al final del proceso:
los tribunales decidirán».

Alberto de Mónaco con sus hijos, Jacques y Gabriella.

Alberto de Mónaco con sus hijos, Jacques y Gabriella. /

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Pese a que asegura que
sus experiencias pasadas le han permitido «adquirir un cierto caparazón», no duda en admitir que la situación «me ha afectado, pero hay que seguir adelante. No es la primera prueba por la que paso, y habrá otras». Para el príncipe Alberto, esta «
acumulación de pequeños problemas, aquí en Palacio, en el Gobierno o más personales» solo consiguen hacerle «más fuerte» y tiene claro cómo actuar a partir de ahora: «Hay que saber adaptarse, estar siempre en guardia, ser más desconfiado y mantener la previsión».

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