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viernes, octubre 4, 2024

Trayectoria de la actual Torre Campanario de Córdoba

La historia de la Mezquita-Catedral de Córdoba es la suma de múltiples actuaciones, modificaciones y adiciones. Como si de un cuerpo humano se tratara, su piel y aspecto han ido cambiando, principalmente, por cuestiones culturales y de gusto estético.

Gran parte de la memoria artística de nuestro territorio puede contemplarse en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Y, especial mención merece la elegante torre de 54 metros de altura, la construcción más elevada de la ciudad. Su vida está plagada de desastres y calamidades, pues sufrió numerosas reformas debido a inclemencias climáticas y a terremotos, que han ido modelando y modificando su estructura con el paso de los años.

La Torre Campanario no nació, como el resto del complejo, en forma de torre cristiana, sino de alminar desde donde el muecín o almuédano llamaba a la oración.

¿Qué fuentes y restos conservamos de los orígenes de la actual Torre Campanario de Córdoba?

Este alminar fue erigido durante el mandato de Abd al- Rahman III a mediados del siglo X, para sustituir a otro anterior construido con Hisham I, con una planta cuadrangular y, seguramente, dos cuerpos de altura.

Los sonidos de sus campanas marcaban el ritmo cotidiano de la ciudad. FOTO: ALAMY.

Con la reconversión de la mezquita en templo cristiano, la Torre Campanario también comenzó a sufrir cambios, datados en su mayor parte entre los siglos XIV y XV; son pocas las fuentes visuales de las que nos podemos servir para imaginar cómo fue modificada, más allá de algunas ilustraciones disponibles en miniaturas corales y sellos medievales.

De este periodo inicial sólo conservamos una de las campanas que, según la inscripción que posee, dataría de 1495, cuando fue obispo Íñigo Manrique.

Reformas estructurales de la Torre Campanario cordobesa sobre las que tenemos documentación fiable

La mayor parte de la documentación sobre la reforma estructural de la Torre Campanario de Córdoba pertenece ya al siglo XVI. Hacia 1543, Hernán Ruiz “El Viejo”, también conocido como Hernán Ruiz I, acometió algunas obras de adaptación del alminar original a la torre cristiana posterior.

Pero, fue debido al temporal sufrido en 1589, así como a diversos seísmos, que se decidió proyectar una reforma más profunda desde el punto de vista estructural, ya que su estado empeoró notablemente; de hecho, el remate a modo de chapitel ochavado que coronaba la Torre Campanario de Córdoba estaba prácticamente destruido, por lo que era urgente actuar.

Estas reformas se hicieron efectivas hacia 1593. Para ello, no se dudó en contar con la colaboración de Hernán Ruiz III, quien ya había realizado distintas obras en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Su tarea no era fácil, pues se partía de una estructura islámica, modificada a inicios del medioevo, que amenazaba ruina. Además, estaba supervisado por la atenta mirada de una suerte de comité de expertos, compuesto por ilustres personalidades, como por ejemplo Asensio de Maeda, maestro mayor de la Catedral de Sevilla, Juan de Ochoa y Juan Coronado.

El alminar original construido por Abd al-Rahman III se conserva en el interior de la Torre Campanario, envuelto por una nueva estructura que le da un aspecto macizo. FOTO: SHUTTERSTOCK.

Hay que decir, además, que el arquitecto contaba con un modelo previo de actuación en torres alminares, pues su padre, Hernán Ruiz “el joven”, había participado en la renovación de la Giralda, minarete convertido también en torre campanario, años antes.

Para no dejar sin servicio la Torre Campanario de Córdoba, se construyó uno provisional sobre la Puerta del Perdón; no olvidemos que el toque sonoro que las campanas emitían servía para marcar el ritmo de vida en la urbe.

La acción realizada por Hernán Ruiz III consistió en crear una suerte de piel que envolviera el alminar islámico, cegando sus ventanas. Con ello, respetaba parte de la estructura inicial, reforzándola y dándole un aspecto sumamente macizo.

Para crear unidad con la reforma del espacio interior catedralicio, el remate de esta torre tuvo forma de serliana (arco entre dinteles). Esta estructura fue muy habitual en las construcciones españolas, en general, y andaluzas, en particular, desde mediados del siglo XVI, como síntoma de modernidad y de filoitalianismo.

Intervenciones en la Torre Campanario de Córdoba

Debido al gran dispendio económico que se estaba produciendo en la Seo cordobesa, por otro tipo de actuaciones en el edificio, las obras se dilataron en el tiempo; tanto que el propio arquitecto no pudo ver finalizada su obra, aunque todo parece indicar que Juan Sequero de Matilla, quien le sucedió, fue bastante fiel en la conclusión de las mismas, incluso en lo que a la decoración se refiere.

De ella, cabe destacar el uso de unos pináculos rematados por bolas, muy populares en la Castilla del momento, siendo difundidas, principalmente, por el éxito de las obras del Monasterio de El Escorial, paradigma de la arquitectura de finales del siglo XVI.

El fin de la intervención de Sequero en la Torre Campanario de Córdoba se remonta a 1617. A pesar de este trabajo prolongado de veinte años, el estado de la torre pronto fue, de nuevo, frágil, debido a diversas grietas en la parte baja, que sufría por soportar la ampliación y cuerpo de campanas iniciado por Hernán Ruiz III.

Todo ello supuso que el Cabildo se planteara volver a intervenirla. Los esfuerzos se centraron en cimentar y reforzar los costados sur y oeste, tabicando, además, la entrada original del alminar. También se intentó contrarrestar las fuerzas de empuje, creando muros de carga. Estos descansaron, principalmente, en el patio, así como en la Puerta del Perdón.

Escultura del arcángel Rafael en la Torre Campanario de Córdoba

El encargado de tal trabajo fue Gaspar de la Peña, maestro nacido en Burgos y que, por entonces, estaba realizando obras, tanto en la catedral de Burgos como en otros espacios públicos de la ciudad. El obispo que coordinó el trabajo fue Francisco de Alarcón y Covarrubias, hacia 1664. Como curiosidad, este prelado era sobrino de Sebastián de Covarrubias, conocido por escribir el primer diccionario de lengua española, titulado Tesoro de la lengua castellana y española (1611).

La escultura del arcángel Rafael que corona la linterna es obra de Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río. FOTO: ESY.

Para darle un aspecto menos macizo, no solo intervino el cuerpo inferior de la Torre Campanario de Córdoba, sino que también añadió una linterna al cuerpo de campanas, dándole un sentido más vertical a la construcción. Sobre ella se situó una escultura del arcángel Rafael, muy venerado en la zona, custodio de la ciudad, a quien se le dedicaron diversas procesiones en momentos de peste.

Dicha estatua corrió a cargo de Pedro de Paz y Bernabé Gómez del Río, quien ya había realizado una pieza similar para el puente romano que cruza el Guadalquivir y había participado también en la decoración de la fachada de la iglesia de Santa Ana, en la propia Córdoba. Para su realización, pudieron contar con los dibujos del ilustre pintor Antonio del Castillo, conservados actualmente en la Biblioteca Nacional de España (Madrid).

Impacto de los desastres naturales sobre la Torre Campanario de Córdoba

La historia de esta Torre Campanario cordobesa volvió a sufrir un nuevo revés en 1727, debido a otra tormenta que dañó, principalmente, el pedestal de la escultura que coronaba la construcción.

Pero mucho mayor fue el impacto del conocido seísmo de 1755 que tuvo lugar en Lisboa, cuyos coletazos llegaron hasta Córdoba. Este terremoto provocó el desprendimiento de varios elementos decorativos y, tras su impacto, surgieron nuevas grietas a lo largo de la estructura del edificio.

Aun así, la Torre Campanario de Córdoba corrió mejor suerte que la capital portuguesa, que quedó prácticamente destruida por este seísmo; las labores de reconstrucción de la torre se prolongaron durante ocho años.

Juan Sequero de Matilla completó la decoración de la torre con unos pináculos rematados por bolas, populares en Castilla a raíz de su uso en el Monasterio de El Escorial. FOTO: SHUTTERSTOCK.

Desde entonces, se han ejecutado diversos trabajos de consolidación y manutención de la Torre Campanario cordobesa, con un impacto menos sustancial que los hasta aquí citados.

Para concluir, en 2005 se instaló un nuevo sistema electrónico, con el fin de controlar el toque de las campanas, de distintas épocas, que allí se encuentran.

Desde 2014, tras unos trabajos de adecuación de seguridad y consolidación, se puede ascender hasta la cima de la Torre Campanario de Córdoba en grupos de hasta veinte personas.

Gracias a ello se consigue visualizar la “vida” de esta torre, algunos restos conservados del alminar califal, partes de las reformas aquí expuestas, el mecanismo del reloj y también las cubiertas de la Mezquita-Catedral de Córdoba, contribuyendo a ofrecer una visión de conjunto, a vista de pájaro, de este complejo edificio con tantos años de historia.

* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Interesante o Muy Historia.

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