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jueves, octubre 3, 2024

¿Es Kate Middleton la nueva Charlène de Mónaco? Por qué es tan sospechosa (y alarmante) la desaparición de la princesa de Gales

Kate Middleton no participa en un evento público desde Navidad. /getty images

Kate Middleton no participa en un evento público desde Navidad. /
getty images

De todas las
actualizaciones que la monarquía europea ha acometido en los últimos años, aún existe una que se le resiste: la de su comunicación. Hablamos de un salto cuántico
entre el modelo Isabel II (‘never complain, never explain’ o sea, ‘nunca quejarse, nunca dar explicaciones’) y el que hoy exige el panorama mediático global. Dicho de otra manera: la viralidad es una
fiera que hay que alimentar. Con lo que sea. La aversión al silencio es tal, que si no existe una narrativa oficial se producen
teorías infinitamente más locas. Las que atañen a Kate Middleton son, directamente, marcianas.

Mientras los medios de comunicación británicos hacen un silencio más o menos impuesto acerca del desastre de comunicación perpetrado desde Kensington Palace, la oficina de los príncipes de Gales, los estadounidenses, australianos y españoles festejan
el vacío informativo. Aquí pegamos fuerte en su momento con la teoría del
coma inducido de Kate Middleton, eventualidad desmentida desde Londres, y seguimos ahora con la teoría de que Guillermo seguirá los pasos del duque de Windsor y renunciará al trono. Pilar Eyre, experta en casas reales, así lo sostiene.

En Estados Unidos no se están tomando los avatares de los Windsor tan en serio y, de hecho, presentadores estrella de la televisión hacen bromas con el estado sentimental de Kate y Guillermo. A las consabidas alusiones a una supuesta
infidelidad del príncipe de Gales con la
vieja conocida lady Rose Hanbury, se unen sospechas al respecto de a paternidad del hijo de esta, compañero de clase de George, futuro rey. En un terreno más escabroso, se apunta a una relación amorosa entre Middleton y
Thomas Kingston, el esposo de Gabriella Windsor (prima segunda de Carlos III), que se suicidó hace unas semanas.

Las teorías acerca de la desaparición de Kate no ceden

Como suponemos, nada de esto se sustenta en certezas verificables. Sin embargo no conviene descartarlo sin más, sino
constatar la intolerancia absoluta a este vacío narrativo que afecta a la familia real británica (o a cualquier otra). Los monarcas y sus herederos se asoman una y otra vez a los medios, nos solicitan atención y afecto, y se convierten en
figuras familiares, gracias a la fabricación constante de noticias sobre ellos. Nadie pueden pretender que toda esa inversión emocional se disipe en el éter o se guarde en el armario cuando ya no convenga.

Kate Middleton anunció las pasadas Navidades que estaría de baja por enfermedad hasta abril, al menos.

Kate Middleton anunció las pasadas Navidades que estaría de baja por enfermedad hasta abril, al menos. /

gtres

Pese al silencio informativo al respecto de Kate Middleton, su estado de salud, esa cirugía fantasma y la
torpe fotografía junto a sus hijos con la que el príncipe Guillermo quiso contraprogramar a paparazzi y periodistas, Kensington Palace no puede ocultar lo evidente.
La princesa de Gales ha desaparecido del mapa. Si no completamente, casi completamente, pues de ella solo hemos visto alguna que otra
foto borrosa en un coche. No es la primera vez que una consorte se da de baja de sus obligaciones institucionales, justificante médico mediante.

La
renuncia de Kate Middleton a cumplir con sus obligaciones institucionales al servicio de la monarquía, ni con declaraciones ni con fotos ni con apariciones, es lo único cierto en toda esta tormenta de teorías y narrativas. Una desaparición que, como aprendimos con el caso de Charlène de Mónaco, supone la manifestación visible de un
pulso al poder. Charlène quiso quedarse en su Sudáfrica natal, incluso alejada de sus hijos, durante seis meses. Sufría una compleja infección, sí. Pero su alejamiento de Mónaco fue más estratégico que médico.

El caso de Kate y el de Charlène tienen coincidencias

Charlène de Mónaco pudo dar
un golpe sobre la mesa de Alberto de Mónaco con esta desaparición del mapa de los Grimaldi, una ausencia jamás completamente explicada desde palacio que, de hecho, provocó todo tipo de teorías de la conspiración. El pulso debió resolverse, pues la normalidad impera en la agenda oficial del Principado, con unas
Carolina y Estefanía de perfil bajo y una desaparición de las portadas de los hijos del jefe del Estado nacidos fuera del matrimonio.

¿Qué pulso está librando
Kate Middleton, con esta desaparición del ojo público? Esa es la incógnita que todo el mundo trata de responder. La cuestión médica continúa siendo importante y, de hecho, la
experta en protocolo Gloria Campos apuntó en ‘Y Ahora Sonsoles’ que la enfermedad de la princesa de Gales ha podido derivar en la
incómoda necesidad de algún tipo de elemento para realizar sus funciones corporales (una bolsa de colostomía, por ejemplo). Si esta teoría fuera cierta, resultaría comprensible que la futura reina no desee dar explicaciones acerca de un proceso tan difícil.

Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate MIddleton, en la pasada edición de los premios del cine británico, los Baftas.

Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate MIddleton, en la pasada edición de los premios del cine británico, los Baftas. /

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Aún así, sí parece existir un pulso con el poder, aunque tal poder no sea exactamente cortesano. Pilar Eyre es una de las periodistas que subraya
la retirada de la fotografía de Kate y sus hijos de la circulación como un hecho inédito, casi histórico. PA, Getty Images, Reuters, Associated Press y AFP adujeron como justificación que el documento tenía «inconsistencias», refiriéndose a la manipulación de la foro. Es una acusación grave contra Kensington Palace que visualizaría así la tensión subterránea, casi guerra, entre Guillermo y la prensa, a la que seguiría culpando del fallecimiento de su madre.

Si así fueran las cosas, Kate Middleton se encontraría en el medio de una batalla cruenta entre el futuro rey y la misma prensa que debe sustentar su popularidad. La misma batalla, por cierto, que libra su hermano Harry en los tribunales. Claro que el duque de Sussex ni vive ya en Reino Unido ni necesita el
apoyo de la prensa británica, que ya le detesta. Guillermo, sin embargo, depende completamente de los medios para llevar a término su reinado. Ese que aún no ha comenzado y ya hay quien pretende terminar.

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