17 C
Aguascalientes
martes, junio 24, 2025

Los orangutanes “hablan” de un modo que desconocíamos y su forma de hacerlo podría reescribir la historia del lenguaje humano

Compartir

Un nuevo estudio revela que los orangutanes silvestres producen estructuras vocales con recursividad jerárquica, una habilidad clave del lenguaje humano. El hallazgo sugiere que las raíces del lenguaje podrían estar en nuestros ancestros comunes y… ¡en la música!

Fuente: ChatGPT / E. F.

Eugenio Manuel Fernández Aguilar


Creado:


Actualizado:

En la selva de Borneo, entre lianas, humedad y cantos de aves, los orangutanes flanqueados (Pongo pygmaeus wurmbii) —machos adultos con mejillas prominentes de una inteligencia que asusta— emiten un llamado que se escucha a kilómetros de distancia. Para los investigadores que llevan años observándolos, ese sonido no es nuevo. Lo que sí lo es, en cambio, es la estructura interna que esos llamados esconden. Y es que tras analizar miles de grabaciones, un equipo de científicos ha encontrado que estos grandes simios no se limitan a gritar: lo hacen con patrones organizados que se anidan unos dentro de otros, con una precisión rítmica que nadie había documentado hasta ahora en la naturaleza.

Ese hallazgo, publicado en la revista eLife y complementado con estudios posteriores como el recogido en Annals of the New York Academy of Sciences, plantea una hipótesis tan provocadora como fascinante: la capacidad de organizar sonidos en estructuras jerárquicas —una propiedad central del lenguaje humano— podría no ser tan exclusivamente humana como creíamos. Los investigadores describen este fenómeno como recursividad vocal, y lo que han encontrado en los orangutanes silvestres podría ayudarnos a comprender cómo se sembraron las primeras semillas de la sintaxis.

La recursividad, esa habilidad que usamos sin saberlo

La mayoría de las personas no ha oído hablar de la recursividad, pero la utiliza constantemente. Cuando alguien dice “la casa del vecino de mi primo”, está usando una estructura que mete una información dentro de otra, y luego otra más. Lo mismo sucede con frases como “la niña que cantaba la canción que le enseñó su madre”. Esta habilidad de anidar información permite construir frases complejas con significados precisos y abiertos.

En lingüística, la recursividad ha sido considerada uno de los rasgos definitorios del lenguaje humano. Según autores como Noam Chomsky, esta capacidad forma parte de la “facultad del lenguaje en sentido estricto”. Durante años, se asumió que ningún otro animal —ni siquiera los grandes simios— era capaz de generar estructuras similares por sí mismo. En el mejor de los casos, podían aprender a reconocer patrones artificiales tras largos entrenamientos en laboratorio, como se ha observado en estorninos o monos rhesus.

Pero lo que muestra este nuevo estudio en orangutanes va mucho más allá. Por primera vez, se ha detectado un patrón recursivo espontáneo y organizado en animales no humanos, en un contexto natural, sin intervención humana. Y esto cambia por completo el enfoque.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Lo que dice el estudio: patrones dentro de patrones

El análisis se centró en 66 grabaciones de llamadas largas de orangutanes silvestres en la isla de Borneo, recogidas a lo largo de más de 2.500 horas de observación. Los investigadores identificaron dos niveles jerárquicos en estas vocalizaciones: un nivel superior compuesto por “pulsos completos” y un nivel inferior con subestructuras que se repetían de forma regular en su interior.

El hallazgo más significativo es que esas repeticiones no eran simples duplicaciones. Eran estructuras anidadas con ritmos diferentes, pero igualmente constantes. En palabras del estudio: “llamadas rítmicamente isócronas anidadas dentro de otras llamadas isócronas” . Es decir, ritmos dentro de ritmos, con tempos diferenciados pero estables.

Además, el análisis estadístico confirmó que esta estructura no era producto del azar ni de limitaciones anatómicas. “Tres patrones rítmicos distintos en el estrato inferior no estaban relacionados con el ritmo general del estrato superior mediante múltiplos bajos”, lo que descarta que se tratara de simples armónicos producidos por la vibración natural del cuerpo . En otras palabras: no era fisiología, era estructura.

Pongo pygmaeus wurmbii. Fuente: Wikipedia

No era un simple grito: era una organización vocal jerárquica

Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es que estos patrones se ajustaban a los criterios científicos establecidos para hablar de recursividad: un patrón dentro de otro de su mismo tipo, a distintos niveles temporales. Así lo definen los autores: “combinatorias vocales temporalmente recursivas en ausencia de sintaxis, semántica, fonología o música” .

Esto tiene implicaciones importantes. Por un lado, muestra que la recursividad no requiere palabras ni significado semántico para existir. Puede aparecer en forma de ritmo puro, de estructura abstracta. Por otro, sugiere que el sistema nervioso de estos animales es capaz de controlar varios niveles de organización sonora a la vez.

Y aquí es donde entramos en terreno evolutivo. Si los orangutanes son capaces de producir este tipo de estructuras, es plausible que un antecesor común con los humanos ya tuviera algún tipo de capacidad recursiva primitiva. Eso abriría la puerta a una evolución gradual del lenguaje, en lugar de un “salto milagroso” como han defendido algunos modelos teóricos.

Fuente: ChatGPT / E. F.

¿Lo hacen porque pueden o porque quieren?

El estudio no puede responder a todas las preguntas. Los autores son prudentes al interpretar sus resultados. No afirman que los orangutanes hablen, ni que comprendan frases complejas como las nuestras. De hecho, subrayan que “esperar equivalencia con el lenguaje sería injustificado, pues implicaría que no ha ocurrido evolución en 10 millones de años desde la separación entre orangutanes y humanos” .

Sin embargo, sí apuntan que la existencia de esta estructura rítmica organizada sugiere que el cerebro de estos primates puede generar, y posiblemente percibir, patrones jerárquicos complejos. Eso es lo que hace falta para que una estructura vocal se convierta, con el tiempo y la presión evolutiva adecuada, en un lenguaje.

También es interesante que estas llamadas varían según el contexto. Como señalan en los artículos de divulgación, los orangutanes modifican la velocidad de sus vocalizaciones según la amenaza percibida: si ven un depredador real, el ritmo se acelera; si el peligro es incierto, como un objeto artificial, el ritmo es más lento e irregular. Esto sugiere que los patrones no son solo rítmicos, sino también funcionales: portan información relevante para otros miembros del grupo.

¿Un antecedente de la música?

Una hipótesis especialmente sugerente es la que conecta estas estructuras vocales con los orígenes de la música. El ritmo isócrono —intervalos regulares entre sonidos— es uno de los pilares de la música humana. Y también lo es la repetición jerárquica, que permite construir temas, variaciones y estructuras de gran complejidad.

Los autores del estudio abren esta posibilidad: “la combinatoria vocal recursiva podría haber sido primero una característica de la expresión proto-musical en nuestros ancestros” . Es decir, tal vez antes de hablar, los homínidos cantaban. Y solo después ese sistema rítmico fue reutilizado por el cerebro para crear frases con sentido.

Esta teoría no es nueva, pero el descubrimiento en orangutanes ofrece, por primera vez, una base empírica para explorarla seriamente.

Recursividad como fórmula: de los orangutanes a las hojas de cálculo

La idea de que una estructura puede contener otra de su mismo tipo no es exclusiva del lenguaje ni de la biología. En el mundo digital, lo hacemos constantemente sin pensarlo demasiado. En una hoja de cálculo, por ejemplo, es habitual usar funciones que se incrustan unas dentro de otras: SI esto es verdad, entonces haz esto; si no, evalúa otro SI…”. Este encadenamiento lógico se basa en el mismo principio que las frases subordinadas del lenguaje humano, y sorprendentemente, también en el patrón vocal descubierto en los orangutanes.

La similitud es más que una coincidencia funcional: es estructural. Igual que una función recursiva en programación se ejecuta dentro de sí misma hasta completar una tarea, las llamadas de los orangutanes analizadas en el estudio siguen niveles jerárquicos de organización rítmica: un pulso contiene subpulsos, que a su vez contienen patrones internos. Este sistema, lejos de ser caótico, muestra una lógica interna de repetición escalonada. Es, en definitiva, una forma de procesar información por capas. Y si un orangután es capaz de organizar sonidos así, tal vez lo que llamamos “pensamiento estructurado” no sea tan exclusivo como creíamos.

Referencias

  • De Gregorio, C., Gamba, M., & Lameira, A. R. (2025). Third-order self-embedded vocal motifs in wild orangutans, and the selective evolution of recursion. Annals of the New York Academy of Sciences. https://doi.org/10.1111/nyas.15373.

Read More

Leer más

Mas noticias