Se supone que Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover se separaron en 2009, fecha en la que se les dejó de ver juntos, pero nunca hubo un comunicado y tampoco se consumó el divorcio. Una circunstancia un tanto anómala en términos afectivos, pero no tan extraña en términos protocolarios. La mayor de los Grimaldi sigue firmando como princesa de Hannover, un rango mayor que Su Alteza Serenísima que le corresponde por su pertenencia familiar. Sea como fuere, la princesa se lleva muy bien con los hijos de su exmarido.
Ernesto de Hannover, en efecto, viene de un linaje con grandes títulos, pero no podemos pasar por alto que son históricos y honoríficos. Nada más. No tienen validez política. Son solo relevantes en el ámbito de la nobleza y la tradición, pero no vienen acompañados por una autoridad o por ejercer poder sobre un territorio determinado. Algo que sí ocurría en el pasado, por ejemplo, el ducado de Brunswick, un título que también ostenta.
La guerra judicial de Ernesto de Hannover
Hay que recordar que Ernesto es el hijo mayor del príncipe Ernesto Augusto de Hannover, fallecido en 1987 y su primera esposa, Ortrud de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, quien murió en 1980. Como descendiente mayor por línea masculina del rey Jorge III del Reino Unido es jefe de la Casa de Hannover de la que ahora es heredero su primogénito, Ernesto Augusto, con quien no tiene ningún trato. Tras una guerra judicial que perdió, el ex de Carolina de Mónaco se mantiene completamente alejado de él.
A propósito de los títulos que han ostentado sus antepasados tenemos que destacar que el de príncipe de Gran Bretaña e Irlanda fue reconocido ad personam (a título personal) para su padre y para los hermanos de su padre. Se trata de una prerrogativa concedida por Jorge V del Reino Unido, abuelo de la reina Isabel II, el 17 de junio de 2014. Es un reconocimiento del que sigue gozando Ernesto de Hannover.
El ex marido de Carolina de Mónaco es un príncipe muy controvertido.
GTRES
El título de príncipe de Gran Bretaña e Irlanda forma parte de su apellido familiar en su pasaporte alemán. Sin embargo, no aparece en su pasaporte inglés porque la legislación de este país no admite títulos extranjeros en el mismo. Asimismo, el padre de Alexandra de Hannover disfruta de las dos nacionalidades, la alemana y la inglesa.
Lo mismo ocurre con el ducado de Brunswick (en alemán Herzogtum Braunschweig). Tampoco figura en su pasaporte inglés. Se trata de un estado alemán histórico que desapareció en 1918. Su capital era la ciudad del mismo nombre y sucedió al principado de Brunswick-Wolfenbüttel en el Congreso de Viena de 1815. Fue parte de la Confederación Germánica, de la Confederación Alemana del Norte y del Imperio Alemán desde 1871. Tras la Primera Guerra Mundial se incorporó a la República de Weimar como el Estado Libre de Brunswick.
El parentesco de los Hannover con la reina Sofía
Hay que añadir también que el ducado hereditario de Cumberland y Teviotdale y el condado de Armagh, que ostentó hasta 1917 su bisabuelo paterno, fueron suspendidos cuando entró en vigor la Ley de Privación de Títulos de ese mismo año. Después de la Revolución Alemana de 1918 y 1919 se abolieron los privilegios de la nobleza y los títulos pasaron oficialmente a formar parte del apellido.
También conviene subrayar que Ernesto de Hannover es primo hermano de la reina Sofía de España y de sus hermanos, el depuesto rey Constantino de Grecia, e Irene de Grecia. Su padre era hermano de la reina Federica de Grecia. Más allá de su imagen controvertida Ernst August Albert Paul Otto Rupprecht Oskar Berthold Friedrich-Ferdinand Christian-Ludwig (su nombre completo) pertenece a un linaje simbólico que sigue gozando de gran predicamento en su país.
Ahora, a sus 71 años, vive sus momentos más delicados de salud y ha sido muy comentada la ausencia en Madrid de su hija Alexandra de Hannover, con quien no se deja ver en público desde hace años. La prensa alemana mantiene que suelen encontrarse con absoluta discreción, pero no hay testimonios gráficos que sustenten esta afirmación. También se ha comentado la indiferencia de Carolina de Mónaco.